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—Por Dios, Zayn, eso fue muy peligroso —dijo un notablemente preocupado Liam.

—Ahora lo sé, pero en ese entonces solo quería huir. Desaparecer y no volver a nadie de los que se suponen son mi familia.

—Y... ¿a dónde fuiste?

Suspiró.
—Caminé por horas, quería asegurarme de llegar lejos y que así no pudieran encontrarme. Fui de una calle en otra, posiblemente solo estaba dando vueltas —rió bajo—, pero al final llegué ahí, a mi lugar especial, a mi lugar feliz.

Elevó su rostro para verlo.
—¿A la montaña?

Lo miró, sonrió y asintió.
—Justo ahí. Me pareció hermosa la vista, y lo mejor era que mientras miraba el mejor ángulo de la ciudad, el dolor desaparecía. Era realmente pacífico, ver todo sin ver nada, oír sin escuchar, sentir todo sin sentir nada.

—¿Cuánto tiempo estuviste ahí?

—Estuve únicamente dos días, ya que uno de los sesenta hombres que contrató mi tío para buscarme, me encontró.

—¿Y qué pasó con tus tíos después de eso? Quiero decir, respecto a su relación.

—Nunca mejoró, yo no quise que lo hiciera. Sabía que era pura hipocresía su amor, siempre hice una travesura tras otra, en casa y en la escuela, por eso mismo mi tío me ofreció desde los catorce años meterme al internado.

—Ya veo...

—Sí. Su amor comenzó a parecerme genuino a partir de que cumplí los trece, cuando ya llevaba dos años viviendo ahí. Pero por mi parte no había nada aún para ellos.

Suspiró triste por su amado. Así que decidió retroceder un poco el tema.
—Entonces... ¿Seguiste llendo a la montaña?

—Sí, todos los días. Siempre  que volvía de la escuela me quedaba ahí, o incluso había veces  en las que en lugar de ir a la escuela iba allí. Y debo decir que eran los mejores momentos de mi vida en ese entonces. Desde aquel día se convirtió en mi lugar favorito... Bueno, hasta que te conocí a ti. En ese caso mi lugar favorito es estando justo a tu lado.

—Owww —se levantó un poco y besó su mejilla—. ¿Sabes? Ahora entiendo lo que me dijiste aquella noche en la montaña, cuando te dije que te "envidiaba" por ser un tonto.

Lo miró con el entrecejo levemente fruncido.
—¿Qué te dije?

—Solo me dijiste que no lo entendería. Y es cierto, no lo hago. No me cabe en la cabeza que un pobre niño, que podrían creer que lo tiene todo, no tuviera nada.

—Pues sí. Nunca tuve nada de lo verdaderamente importante hasta que llegaste tú; con tu pureza, tu amor y tu nobleza. Tengo tanto que agradecerte, Liam. Llegaste y, sin conocerme prácticamente, estuviste dispuesto a arrancar partes de ti para reemplazar las que me habían falta. Hiciste eso sin esperar ni resivir nada a cambio... —respiró profundo para alejar el llanto—. Fuiste, eres y siempre serás mi salvación.

Liam no era como él, él no podía contenerse sus lágrimas. Así que ahí estaba, derramando una tras otra. Se reincorporó alejándose del abrazo, y se sentó sobre sus talones frente a Zayn. Lo tomó por las mejillas y le dijo:
—Pues ahora ya estamos a mano.

Una sonrisa se curvó en los labios de Zayn, pero no entendió eso del todo.
—¿A mano? ¿A qué te refieres? Yo fui todo lo contrario. Yo más bien fui tu perdición.

También sonrió, y asintió.
—Sí, lo fuiste. Pero ahora, me salvaste, Zayn. Mi vida, apesar de que tenía todo lo que siempre pensé querer, estaba apagada. Yo era infeliz, estaba haciendo daño mientras me lo hacía a mí. Pero tú —le acarició la mejilla derecha con el pulgar—... Tú llegaste y me hiciste darme cuenta de todo. Me devolviste los sentidos, la razón, mi alma y corazón... Me devolviste la vida, Zayn. Me salvaste.

Mi salvación || ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora