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Los siguientes ocho días no fueron mejores, Liam pasó cada uno de ellos entre sollozos involuntarios, llantos inconsolables por las noches y una seriedad sepulcral durante el día. La falta de sueño y de comida estaba causando estragos; tenía unas enormes bolsas bajo los ojos, que siempre se encontraban rojosq, los labios partidos y en un tono blanquecino, su cabello desordenado e incluso su piel se notaba opaca.

Todo lo que hacía durante el día era salir al jardín y sentarse en el césped con su nuevo cachorro en brazos. Tobby, al igual que él, no tenía ganas de nada. Con la férula en una de sus patitas delanteras no le apetecía moverse siquiera, por lo que ambos pasaban horas en silencio e inmovilidad.

Zayn estaba muy preocupado y triste por verlo así. Le costaba mucho hacer que su esposo probara bocado, pero no se daba por vencido hasta que Liam hubiese tenido las tres comidas.
Trataba de hablar con él, pero lo máximo que obtenía era un asentimiento o negación por parte de la castaña cabeza.

3:15 p.m.

—Hay otras opciones, amor —dijo el moreno a su esposo, antes de llevar una nueva cucharada de sopa a la boca de este mismo.

Todos los días tenía que recordarle a Liam que los niños podían llegar a su familia aunque el fuese infertil, pero eso parecía no importarle al rizado, ya que parecía ignorar todo lo que su esposo le decía.

Payne entreabrió los labios permitiéndole el acceso al alimento y tragó con lentitud sin dejar de acariciarle el lomo al pequeño Beagle que yacía recostado a su lado.

Como psicólogo, Liam sabía que si él no ponía de su parte para querer sentirse mejor, jamás lo haría, pero eso sinceramente no le importaba. ¿Qué caso tenía alejar la tristeza de tu cuerpo cuando de todas formas no ibas a poder encontrar la alegría? No necesitaba consuelo, solo necesitaba llorar hasta el cansancio... Aunque de tanto hacerlo ya se estaba quedando sin fuerzas incluso para derramar lágrimas.

Mientras volvía a llevar el cubierto hacia la sopa, Malik y continuó hablando:
—Podríamos ir a algún orfanato y-

—Pero no es lo mismo —habló Liam, por fin después de eternos días en silencio absoluto. Con la punta de su lengua humedeció sus resecos labios, al igual que las lágrimas hicieron con sus ojos, y prosiguió—: Sí planeaba que adoptaramos, pero para nuestro siguiente hijo. Yo quería que el primero fuese nuestro... Realmente nuestro, no solo frente al estado. Me hacía muchísima ilusión que fuéramos a convertirnos en padres pasando por todo y el embarazo —sollozó—. Quería ver el estómago de la chica abultandose por el crecimiento de nuestro bebé, cumplir sus antojos e incluso comprarle ropa adecuada.

Malik dejó escapar un pesado suspiro, y haciendo el plato a un lado con su mano, se acercó a su marido para rodearle los hombros con un brazo y besarle la cien.

—Quería presenciar todas las etapas —continuó Liam, con un sollozó lastimero—. Guardar las imagenes de todos los ultrasonidos y después su cordón umbilical —Sorbió su nariz—. Quería todo eso, Zayn, pero no podré tenerlo porque salí defectuoso... No sirvo —Dicho esto, se dejó llevar por un desconosolable llanto.

—No digas eso, amor —pidió, acariciandole el muslo con su mano libre y tratando inútilmente de encontrar su mirada—. Estás perfecto, eres perfecto. Es solo que —suspiró—... No tienes que atormentarte por algo que está fuera de tus manos. Las cosas siempre pasan por algo.

—No me pidas que no sufra por algo que era tan importante para mí —dijo difícilmente entre hipídos.

—No digo que no sientas, pero tampoco tienes porque azotarte. La depresión es terrible y esta durará lo que tú dejes que dure. Así que, por favor, has un intento por levantarte de esta caída, amor, yo sé que puedes.

Mi salvación || ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora