El vecino

143 8 0
                                    

~ Beverly ~
Los días de cada vez eran más largos y cansados. Su padre desde la muerte de su esposa solo había empeorado. De cada día era más frío y distante, ni siquiera hablaba en todo el día y siempre trabajaba demasiadas horas, se estaba matando poco a poco. Beverly tenía que hacer el papel de madre para sus hermanos, excepto para James que él hacía más o menos también el papel de padre.
-Beverly! - Alissa buscaba la atención de su hermana mayor mientras ésta estaba acunando a Cassie y gritando a Sam que no se acercara al fuego- Beverly, Beverly, Beverly.
-Que, Alissa, que? -Beverly se sentía histérica - Sam te he dicho que no te acerques al fuego.
-Ben no quiere bañarse, dice que quiere ser un gran puerco como los del vecino nuevo.
-Alissa, dile a Ben que como no se desvista y se meta en la bañera se convertirá en comida para esos puercos.
Se escuchaba chillar y discutir a Ben y Alissa y de cada vez se acercaban más a ella correteando.
-No quiero bañarme, quiero ser un puerco gordo y grande y superar a todo el corral.
-No digas tonterías Ben y métete en la bañera ya.
Cassie empezaba a despertarse del alboroto y a llorar. Beverly estaba tan agotada de ser responsable, no tenia tiempo ni de pensar en ella ni en su futuro.
-Basta ya! Yo no soy mamá, así que comportaros de una maldita vez - empezaron a salir lágrimas de toda la rabia que sentía.
Todos se quedaron callados al oír las palabras de su hermana mayor. Al momento se escuchó la puerta abrirse, era James.
-Hey campeones, que estáis haciendo?
Ben fue corriendo a tirarse al cuello de su hermano.
-James te echaba demenos- se colgaba del cuello de su hermano como si fuera un mono.- Beverly dice que tengo que bañarme pero yo quiero ser todo un puerco.
James empezó a reírse fuertemente y a incorporarse a su hermano en un lado de la cintura.
-Sabes que Ben ? Para ser todo un hombre y ser el mejor granjero de este pueblucho solo tienes que bañarte.
-Y seré el mejor? -Ben observó como su hermano mayor asintió, bajó de un salto y se fue corriendo hacia la bañera mientras dejaba prendas de ropa por el camino. Alissa fue tras el gritándole para que le esperase.
James se acercó a Sam, lo cogió en brazos y le dio un fuerte abrazo.
-Cassie no para de llorar y Beverly no me deja cogerla.
-Creo que eres muy pequeño aún Sammy, que tal si pruebo yo?
James cogió a Cassie. Se dio cuenta de que su hermana Beverly no estaba bien, no le gustaba verla así, ella siempre era el alma de la familia. Acunó a la pequeña y se calmó.
-Que tal si vas a tomar un poco el aire ? Yo me ocupo tranquila.
-No, acabas de llegar del trabajo y estás cansado- había tristeza en su mirada.
James le cogió de la barbilla y puso la mirada enfrente de la suya.
-Has tenido un largo día, descansa- le sonrió y le dio un dulce beso en la frente a su hermana.
Beverly cerró la puerta tras ella y sintió el frescor de la noche en el campo, miró hacia el cielo estrellado y sin darse cuenta empezó a llorar sin poder parar. Empezó  a sentir que el mundo se le caía encima y sin pensarlo corrió, corrió sin parar, sin saber dónde acabaría. Mientras corría  pensaba en cómo su vida había cambiado, pensó en lo felices que eran antes, pensó en recuerdos bonitos que para ella ahora eran tristes. Lloró sin parar y corrió sin parar, empezó a costarle respirar pero siguió corriendo. Sin ver por dónde pisaba tropezó con algo del suelo y acabó embarrada, llorando y sin saber dónde estaba por no ver las luces de su hogar. Se tapó los ojos y siguió llorando, solo pensaba en su madre, en lo mucho que se querían. Una mano le tocó el hombro y se giró asustada.
-Aquí fuera cogerás frío. Ven conmigo.
-Yo ya me voy- No pudo ver su rostro y no podía fiarse de un extraño.
-Eres hija de Will verdad? Soy nuevo en el pueblo, tú vecino, puedes llamarme Travis.
-Conoces a mi padre?
-Trabajo con él cortando árboles, te será difícil volver a estas horas a casa, tu familia ya ha apagado las luces y hoy no hay luna.- Travis le extendió su mano y ella aceptó y se levantó secándose las lágrimas.
-Porfavor no seas un loco- dijo como si en realidad ya le diera igual.
Travis se empezó a reír, se quitó su chaqueta y se la puso en sus hombros. Llegaron a una caseta de madera iluminada, era pequeña pero muy acogedora.

Tu tesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora