En 1780 la familia lo era todo, se necesitaba una para sobrevivir a la sociedad y llevarse comida a la boca. Los padres casaban a sus hijos con otros hijos de familia con más dinero... Pero y si eso cambiara y cada uno sellara su propio destino?
Mientras trabajaba duro herrando las armas afiladas, pensaba en la noche anterior. Se sentía bien al saber que su padre había vuelto a casa, ya no podría salir nada mal. También pensó en Beverly, se la veía tan feliz con ese tal Travis, y no había nada más que alegrase a James que ver a su familia feliz. La campanita de la puerta sonó, señal de que algún cliente entró. Se quitó los guantes que protegían sus manos y asomó la cabeza. -En que puedo ayudarle? - al ver al chico con más claridad, reconoció al hijo del oficial- Robert, eres tú. -Buenos días Travis, tienes listas las armas para mi padre? Robert le caía bien, era su cliente más fiel y jamás recibió una queja sobre su trabajo. Pero eso no quitaba que fuera un mujeriego y se creyera superior a los demás por ser atractivo y hijo del oficial.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Todas listas y bien afiladas- mientras lo decía iba recogiendo las espadas y enrollándolas en telas. -Y el jefe? Estas muy solo. -Últimamente está muy ocupado, no lo veo - Acabó de proteger las espadas y se las entregó con cuidado que no cayeran- Mery viene cada día para abrir la herrería. -Su hija?- Robert se mordió el labio- Has visto que pechos esconde esa muchacha? - James solo sonrió y siguió con lo suyo. -James estás muy solo, sabes cuantas doncellas ahí fuera se fijarían en ti?- empezó a imitar el trabajo de un herrero, haciéndose el duro y poniendo una voz más grave - Soy James, el tío solitario con manos fuertes... Triunfarías. -No tengo tiempo para mujeres Robert- puso los ojos en blanco sonriendo. -Ven conmigo esta noche- miró con picardía como si realmente le estuviera retando- Hoy iremos todos ha hacer una visita " a las chicas del pueblo ". -No gracias, no me gustan esos rollos. -Vamos James. Todo hombre de este pueblo a ido allí, será divertido. Estaba claro que no iba a parar de insistir y a James no le hacían muchas ganas llevarse mal con el hijo del oficial, prefería pasar desapercibido en el pueblo. -Esta bien, iré- pero James le puso el dedo en la cara modo advertencia- pero no pienso tocar a ninguna de esas chicas. -Como quieras, siempre puedes beber y observar las bellezas del lugar- volvió a mirar con picardía. - Beberé, con eso me basta. -Nos vemos esta noche- Robert guiño el ojo y salió de la herrería riendo.