En 1780 la familia lo era todo, se necesitaba una para sobrevivir a la sociedad y llevarse comida a la boca. Los padres casaban a sus hijos con otros hijos de familia con más dinero... Pero y si eso cambiara y cada uno sellara su propio destino?
~ James ~ El día en el trabajo fue duro como de costumbre, pero esa tarde estaba más cansado y como su jefe no iba a pasar decidió cerrar antes. Al recordar las cervezas que iba a tomar esa noche se animó y recobró fuerzas para caminar hasta la famosa casa de "las chicas del pueblo". El dueño era el viejo Jeff, uno de los hombres más ricos de aquel pueblo y de la mayoría de los cercanos. Ha James le intrigaba cuál habría sido su primera famosa "chica" o como dirían en otro lugar, fulana. Jamás revelaba sus secretos de negocios, pero estaba muy claro que aquel viejo recurría a pobres huérfanas sin hogar aprovechándose de ellas desde el principio de aquel negocio. La puerta estaba llena de hombres jóvenes, viejos y de mediana edad, todos con mujeres. Si se quedaban fuera era porque no tenían suficiente dinero para entrar y se conformaban solo con besar pagando menos, aunque no todos cumplían las normas. Por dentro todo estaba iluminado por velas, lleno de mujeres con telas transparentes atendiendo a sus clientes. Se acercó a la barra y pidió a una mujer con pechos enormes una cerveza. -Clientes como tú dan gusto guapetón.- Ha James se le hacía muy difícil no bajar la mirada a sus pechos, y no porque le agradaran, sino por ser tan llamativos. Justo cuando dio un trago entró Robert con su banda de amigos y se dirigió hacia James. -Hey James- le dio toques en el hombro animado- ya has empezado la fiesta sin mi? -Hola Robert- tenia una sonrisa puesta, pero no le agradaba nada estar ahí. -Mmm Maria tan atractiva como siempre- pero no se dignaba a mirar su rostro, solo observaba sus voluminosos pechos. -Que te pongo mi amor? -Ponme lo de siempre- mientras la mujer llenaba la jarra, Robert empezó a hablar con James- Te has fijado? Los mejores pechos que habré tocado jamás. -Prefiero mirar su cara. -Para que? Que se quite la cara bonita donde haya unas buenas tetas. -No es la cara bonita- James hablaba mirando a la mujer, sujetando su jarra- es lo que dice su rostro, lo que ves en su mirada, su tristeza y rabia de estar donde no desea. Al mirar a Robert se dio cuenta que no le estaba prestando atención y que estaba saludando a amigos. -Que hace un chico tan atractivo aquí? -la muchacha cogió su mano y la colocó encima de su pecho- Quieres jugar? Quitó la mano sin ser brusco para que la chica no se sintiera ofendida y la miró a los ojos como pocos hombres en su vida lo habrían hecho. -Sal de aquí y busca un trabajo como doncella, eres joven. La chica borró su sonrisa fingida y los ojos le brillaron y sin decir nada se fue sin dirigirse a ningún hombre. -Que le has dicho? Admito que esa no tiene tetas pero tenía un pelo tan suave- se mordió el labio recordando. -Otra jarra porfavor. Observó como Robert iba y venía hablando con sus amigos y parándose a observar a alguna que otra mujer. No aguantaba ver como todos aquellos idiotas se creían dueños de aquellas mujeres, podían manosearlas sin importarles lo que sentían. Se tomó jarra tras jarra hasta que la vista fue nublada y dejó de importar todo lo que sucedía ahí dentro. Se acercó Robert después de media hora, se tambaleaba y iba colgando de dos mujeres. Al soltarse de ellas se apoyó a la barra. -Tengo un regalito para ti, ven conmigo. James rió imaginándose cualquier tontería mientras le seguía. Veía como la gente se juntaba por todos lados, como todos se movían borrosamente. Subieron unas escaleras y todo estaba lleno de habitaciones tapadas por cortinas blancas casi transparentes, donde se podía ver como las parejas yacían y escuchar los gemidos por toda la planta. Robert lo empujó a una habitación y James no pensaba forcejear, estaba demasiado bien como para discutir o darle importancia. -Esta todo pagado amigo- de nuevo le dio palmaditas en la espalda- pásatelo bien, esta es de las buenas. Se quedó de espaldas mirando como se iba tras la cortina. Unas manos subieron por su espalda suavemente acabando en su pecho, la joven colocó los labios en su oreja. -Que le gusta a mi chico? Sonó tan dulce y atractiva que no pudo evitar dejarse llevar. La joven besó su cuello haciendo que el pelo se le erizara, acercándose a sus labios y colocándose de frente.
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Veía borroso, pero pudo ver con claridad su belleza. Al ver sus labios carnosos pudo entender esos besos tan llenos de pasión. A diferencia de las demás ella no escondía su verdadera expresión y eso a James le llamó la atención. Ella le empujó suavemente hacia la cama, desabrochando la camisa de James y besando su cuello lentamente. Se colocó encima suyo observándolo mientras se bajaba su camisón por los hombros. -No, para- se dio cuenta que la chica le estaba excitando mucho y no quería seguir dejándose llevar y acabar como los demás. -Tranquilo no pasa nada si no sabes. -Tu no quieres, para. -Yo quiero todo lo que quieras tú- la chica bajo en las partes de James y no es que no le hubiera gustado que esa preciosidad lo tocara, pero se alejó de ella y se sentó al borde. -Eres jodidamente hermosa, pero estoy borracho. -No soy suficiente para ti? - se sintió indignada por haberla rechazado. -No, eres demasiado, deberías salir de este calabozo. -Largo- la chica señalaba la puerta sin mirar a la cara- Aquí o follas y pagas o te largas, no necesito reflexiones bonitas. James sacó dinero y se lo dejó en la cama, pensó que así almenos se ahorraría un cliente. -Nadie merece esto.- Y salió de aquel lugar. Mientras caminaba por el pasillo tambaleante no se sacaba de la cabeza los labios de esa chica, ni su mirada de gata. Se preguntaba una y otra vez cómo habría acabado ahí alguien tan joven y hermosa. Sin pensárselo dos veces y aprovechando la falta de vergüenza por el alcohol dio media vuelta y entró a la habitación. -Te has arrepentido novato? - la chica sonrió y se bajo el camisón acabando lo que no había empezado- me gustan los nuevos. -Vístete -Bueno si me prefieres vestida -No voy a tocarte -Otra vez con lo mismo? Entonces fuera, no puedo perder tiempo. -Quiero conversar -Eres imbécil o tullido de mente? - la chica empezó a reírse sorprendida, como si James le hubiera propuesto lo más estúpido del mundo. -Te pagaré -la chica se mordió el labio acercándose a él y volviéndole a poner la mano en el pecho- con dinero, créeme eres una tentación en la que no voy a caer. -Bien, de que quieres hablar? -Aquí? Entre gemidos? Ni hablar -Querido, esto para mi ya es como música en mis oídos- decía vacilante- entonces dónde puedo complacer a mi cliente? -Ven conmigo James la sacó de allí y la llevó a un sitio oscuro del pueblo, completamente vacío. -Que quieres exactamente? -Bailar -Que? No pienso bailar- la chica da media vuelta pero antes de que se vaya James la coge del brazo. -Debes satisfacerme no? -Eres un borracho asqueroso- James rió ante el insulto. -Pero si solo quiero bailar Antes de que volviera a rechazarlo se colocó detrás de ella y le tapó los ojos. -Si lo que querías es por detrás solo tenías que pedírmelo- el rió por el comentario. -Ahora quiero que te relajes- A James realmente le atrajo la muchacha y usó su misma técnica de susurrarle al oído- Olvídate de todos tus problemas por un momento- notó cómo se le erizaban la piel a ella. -Que pretendes? -Shh, tú solo escucha y mantén los ojos cerrados- quitó las manos de sus ojos y ella los mantuvo cerrados, se colocó enfrente suya, pero siguió hablando bajo- Quiero que imagines que eres libre, sientes la brisa? Te acaricia suavemente recordándotelo- los cabellos de la chica volaron hacia su cara y James los apartó-Ahora imagínate que llevas un vestido, un vestido largo y voluminoso, con una corona pequeña sobre tu cabeza, pero puedes notar su pequeño peso.- James colocó la mano de ella mirando hacia el- Ahora llega tu príncipe, mirándote a los ojos como nadie jamás lo a hecho- le acaricia con la yema de los dedos su mano, provocándole un cosquilleo - y te pide para bailar. La joven abrió los ojos y sonrió aguantando la risa. -Me concede este baile? - James le ofreció su mano y ella se agachó ante el cogiéndole la mano. Bailaron sin perderse de vista en la oscuridad.
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Al acabar de bailar ella borró su sonrisa y miró a James con extrañeza. -Quien eres? -Soy James -No, no puedes aparecer una noche y hacer soñar a una fulana y después decirle solo tú nombre, quien eres? - vio como James no sabía que responder, estaba claro que su encanto era natural- No respondas, no tiene respuesta, tengo que irme - caminó rápido para olvidarse de ese ratito de gloria. -Te olvidas tu dinero. -No joder, no lo quiero- seguía alucinando por cómo la había echo sentir- Loco borracho. James rió y le chilló. -Almenos puedo saber tu nombre? -Ada, ese es mi nombre. -Precioso -Adiós novato La chica se alejó y James quedó pensativo sentado en el suelo, aún con el efecto del alcohol.