Su cabeza no paraba de dar vueltas a lo que había dicho ese pirata << mis amigos pagarían bien por ti>> ¿ Por que?. Ben tenía razón no debía pensar tanto, posiblemente sólo sería una broma sin sentido.
Pensó en ir a ver a Rumus y darle un par de zanahorias, pero al segundo se arrepintió y no tubo ganas. También pensó en buscar setas , pero recordó que no llevaba encima su libro de hongos y que ni siquiera le apetecía comerlas esa noche. Todo le parecía absurdo y aburrido. Hizo un suspiro largo.
-Pero que me pasa?
Recordó que la bruja vendría a visitarlos, pero no dijo cuándo y eso le pareció muy lejano. De nuevo un suspiro.
-Todo es culpa de ese pirata- dio una patada a una piedra.
Arta de preguntarse que quería decir lo que le dijo el pirata se armó de valor y ando hacia la caseta de madera. Abrió de un portazo mal humorada y le gritó.
-Porque pagarían por mi?
Edgar no respondió, Alissa pensó que estaría durmiendo cuando en realidad estaba inconsciente. Se acercó despacio y lo observó, sintió lástima por sus heridas. Acercó poquito a poco su pequeño dedo y le dio un toquecito flojo, al ver que no despertaba volvió a hacerlo. Cansada de que durmiera cogió un vaso de agua y se lo tiro encima, Edgar abrió los ojos poco a poco.
-Agua- Alissa le miró pensando que era tonto al describir lo que le había tirado encima- agua niña, dámela.
Se sintió estúpida y corrió a rellenarle su vaso, parecía que ese chico no había bebido en su vida y sintió asco al ver como se le caía el agua por la barbilla.
-Que quisiste decir antes?
-Como?
-Por que iban a pagar tus amigos por mi?
-Has venido por eso? - Edgar rió- Te lo he dicho, eres guapa.
-Los piratas compran niñas guapas?
-Demasiadas.
-Pues yo no soy guapa- Alissa se sentó en el suelo.
-Si lo eres, pero deberías peinarte un poco.
-No quiero-Edgar se rió de ella.
-Esta bien, pero si coges piojos no te quejes.
-Piojos?
-Si , los piratas tenemos a miles -Alissa puso cara asco y se arrastró unos centímetros más atrás- Aveces en los barcos se les puede oír parlotear con sus vocecitas agudas- le guiñó un ojo.
-Mentiroso, los bichos no hablan.
-Tu estás hablando.
Intentó no reírse, pero fue imposible al imaginarse a ella misma con antenas en su cabeza intentando absorber su sangre.
-Porque compráis niñas guapas?
-Para nada bueno, jamas te acerques a un pirata, siempre debes huir.
-Tu no das miedo.
-Puedo darlo- Edgar empezó a toser sangre a retortijones.
-Ya lo veo.
-Hey niñita porque no me desatas he?
-Ni hablar, si Travis y mi hermana te tienen ahí tendrán alguna razón.
-Si créeme que la tienen, pero me necesitan vivo y si no me ayudas moriré y tú hermana se va a enfadar mucho, no crees?
-Beverly tampoco me da miedo.
-Pero la decepcionarías -de nuevo empezó a toser y a rechistar por cada movimiento- Ayúdame porfavor.
Alissa lo miro atentamente, ese pirata sufría y Alissa no quería ser responsable de ello y tampoco decepcionar a Beverly.
-No te soltare pero te curaré las heridas y te aflojaré las cuerdas.
-Si bien, vamos ayúdame.
Alissa aflojó las cuerdas que tanto apretaban y fue a la cocina en busca de un trapo y lo humedeció. Cada toquecito en una herida era una queja, pero no soltaba ni una lágrima, era fuerte... hasta su hermano habría soltado lagrimas.
-Serás una buena mujer.
-Jamas me casare- Edgar rió -Ya estas limpio.
-Gracias niña, ahora deberías irte, Travis no tardará.
-Eres un pirata bueno lo sé.
-Largo de aquí niña.
-Estúpido.
-Largo.
Alissa salió y corrió por si aparecía Travis y se chivaba a su hermana.

ESTÁS LEYENDO
Tu tesoro
RomanceEn 1780 la familia lo era todo, se necesitaba una para sobrevivir a la sociedad y llevarse comida a la boca. Los padres casaban a sus hijos con otros hijos de familia con más dinero... Pero y si eso cambiara y cada uno sellara su propio destino?