En 1780 la familia lo era todo, se necesitaba una para sobrevivir a la sociedad y llevarse comida a la boca. Los padres casaban a sus hijos con otros hijos de familia con más dinero... Pero y si eso cambiara y cada uno sellara su propio destino?
~ Will ~ Esa noche sintió melancolía por no estar ahí presente Rose. Ella habría disfrutado tanto de ver a sus hijos cuidando los unos de los otros. Se levantó y salió de la habitación sin hacer ruido. Observó las fotografías de su familia colgadas por la casa, sin dejar de tocarlas, como si pudiera acariciar su pasado. Se sentó enfrente del piano y cerró los ojos. << - Mis padres me obligaban a ir a clases de piano solo para que tocara en sus fiestas y sus amigos creyeran que yo era perfecta- Rose rió de forma que expresó lo estúpido que le parecía la idea- pero yo odiaba toda esa perfección y aparentar ser como los demás. Will acarició a su mujer la mejilla mirándola a los ojos. - Un día cansada de sus amigos y sus patéticas fiestas, empecé a improvisar- sonrió recordando ese momento de su infancia como si se hubiese tratado de una travesura- Mi madre se avergonzó por completo de mi y mi padre se puso como una furia, es curioso porque no lo hice mal- Rose miró las teclas aun preguntándose qué había hecho mal para que no la aceptaran jamás. Will cogió su mano y la besó. - Sabes donde está la perfección? En tus imperfecciones.- sonrió a su mujer tiernamente- Quiero escuchar esa obra de arte. Ha Rose le brillaron los ojos y empezó a tocar la canción que compuso de pequeña.>>
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Abrió los ojos y se dispuso a tocar las notas de su mujer tal y como le enseñó.