En 1780 la familia lo era todo, se necesitaba una para sobrevivir a la sociedad y llevarse comida a la boca. Los padres casaban a sus hijos con otros hijos de familia con más dinero... Pero y si eso cambiara y cada uno sellara su propio destino?
~ Ben ~ Su hermana mayor seguía despierta y no pudo salir por la puerta, pero eso no le impidió escaparse. Abrió la ventana y salió sin hacer ruido para que Sam y Alissa no lo escucharan. Volvió a adentrarse por el mismo camino de esa mañana, hasta llegar a la casa escondida. No podía entrar como perro por su casa, y menos estando ese hombre loco por ahí. Observó y escuchó en todas las ventanas hasta volver a escuchar la voz angelical. Dio golpecitos en la ventana y la niña se asustó, se dirigió a abrir la ventana miedosa.
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-Hola Emma- Ben la saludó feliz, después de haber esperado todo el día, aguantando a su padre y esa cena aburrida. -Tu otra vez? -ella siguió con cara susto. -He venido a salvarte del monstruo. -Que ? Salvarme? - estaba confundida por lo que decía Ben. -De tú padre, lo vi todo esta mañana- Ben se sentía muy seguro de sus palabras, creía que esa noche podría llevarse a Emma y salvarla. -Idiota mi padre no es un monstruo, no necesito tu ayuda- Emma quedó indignada, su padre le daba miedo pero nunca pensó que fuera malo. -Que ? Idiota? - miró a la niña con las cejas fruncidas- Creo que la idiota aquí eres tú. -Eres malo, mi padre tiene razón, solo me protege- cerró la ventana enfadada y le dio la espalda. Estaba claro que Emma estaba confundida y no se daba cuenta de la realidad y eso Ben lo tenía muy claro. Nadie merecía ser tratado de esa forma, era todo lo contrario de lo que le había estado enseñando su familia. Observó todo alrededor y vio unas margaritas pegadas a la fachada de la casa. Ben volvió a tocar en la ventana. Emma se giró con la misma cara enfadada, pero al ver al niño alzando flores se rió de él y abrió la ventana. -No vas a convencerme con unas flores, sigues siendo malo. -Vale, pero almenos cógelas. Las cogió y las puso sobre su mesita de noche. -Sabes que Emma? - ella le miró atenta- eres muy guapa, pero eres muy tonta. Emma se puso roja de furia y cerró la ventana mientras Ben se reía fastidioso. -Volveré mañana- le chilló para que pudiera oírlo y Emma le sacó la lengua desde el interior de la casa.
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