Bruja

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~ Beverly ~
Aprovechó que toda la familia estaba ocupada para bajar al pueblo a comprar telas al mercado. Sus hermanos estaban creciendo y la ropa les quedaba pequeña y su madre ya no estaba para encargarse de ello.
Disfrutó de ir caminando mientras el sol brillaba y daba calor a su piel, olía a primavera. Al llegar al pueblo estaba lleno de gente comprando en los tenderetes, todo olía tan bien a verduras. Se acercó al puesto de telas y observó las más bonitas.
-Son de alta costura, todas las doncellas lo llevan. - el señor guiñó un ojo a Beverly.
-No gracias, me llevaré las más baratas.
Eran de un color apagado y triste pero eso no le preocupaba, con un par de hilos y aguja los dejaría preciosos, como hacia su madre.
Cuando estaba pagando las telas escucho algo que le llamó la atención.
-Bruja, largo de nuestro pueblo- el hombre gritaba con el puño alzado.
-Deberían quemarte en la hoguera- decía la mujer.
Observó como una chica corría por un callejón huyendo de las palabras y Beverly sintió que debía seguirla.
-Ten cuidado señorita, dicen que come humanos- el hombre le advirtió.
Beverly siguió por donde la chica se dirigió, pero la perdió de vista como si se hubiera esfumado. Se dio un susto al darse cuenta que la tenía detrás.
-Que haces siguiéndome?
-No lo sé- Beverly estaba siendo sincera, no sabía porque seguía a una extraña, supuso que era curiosidad- Porque te insultaba esa gente?
-Y tú qué eres la cotilla del pueblo?
-No quiero ofenderte, si te molesto me iré.
-Sabes quien soy?
-No
-Me llaman la bruja solo por ser más lista que todos ellos- la chica puso los ojos en blanco -Sabes de curas y ya eres bruja, sabes de libros y ya eres bruja...
-No creo que seas una bruja.
-Pues te equivocas- Beverly la miro extrañamente sin entender nada- No me gusta como suena bruja, pero si es verdad que veo o presiento cosas que los demás no.
-Pero comes...- se arrepintió de lo que iba a preguntar.
-Humanos? - empezó a reírse-Esos dos  están casados y su mujer yace con su hermano, intente avisar al hombre pero prefirió contárselo a su mujer y llamarme bruja.
-Soy Beverly- extendió su mano y la chica la aceptó.
-Yo Zarina -ella sonrió - Bueno Beverly espero que nos volvamos a ver.
Volvió a meterse por un callejón y de nuevo se esfumó. Beverly sintió aún más curiosidad por esa chica, pero lo dejó pasar y volvió hacia su casa para preparar la comida.

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