Era temprano por la mañana de sábado, Jimin caminaba lento por las calles de Seoul en dirección a la academia de danza. Dos horas y media no habían sido suficientes para recuperarse de la noche anterior, llena de alcohol y risas baratas. Le dolía el cuerpo, le pesaban las piernas, se sentía algo mareado. Había desayunado media taza de té, su estomago no aguantaba mas que eso. No creía tener resaca, tampoco tenía nauseas, lo que le cerraba su estómago eran los absurdos mensajes que había mandado un par de horas atrás. Estaba muerto de vergüenza, jamás había mandado esa clase de fotos, se sentía muy inseguro con su cuerpo. Con solo algunas cervezas se había desinhibido por completo, no podía creerlo. Pero lo que más le causaba curiosidad era las respuestas de Hoseok. Le había respondido con soltura, divertido, como si disfrutara de verlo de esa forma. Se imaginaba a su profesor acostado en la cama, solo con un bóxer puesto, viendo sus fotos. Si, quizás la imaginación de Jimin iba demasiado lejos pero de solo pensarlo se sonrojaba. Se preguntaba que pensaría el mayor de él, si se habría sorprendido de aquellos mensajes, si le gustó que se los mandara, si quería más. Mientras caminaba, iba releyendo los mensajes una vez más. Había algunos que le sonaban divertidos, jamás pensó que podía llegar a ser gracioso. "Labios de fresa como Tini, ¿En qué diablos pensaba?" se decía para sus adentros mientras reía. Porque al fin y al cabo no podía hacer otra cosa que reírse de lo que hizo. En el fondo no se arrepentía, y hasta consideraba hacerlo más seguido. Pero no creía animarse a mandar fotos más atrevidas que eso. Le costaba mucho aceptarse, no estaba conforme con su cuerpo, lloraba mucho por no verse como le gustaría. Recordaba la noche en el auto, cuando se había quedado con el torso desnudo. Se sorprendía de haberse mostrado así, tan puro, tan frágil, con la piel desnuda. Pero en el fondo sabía por qué había podido. Era de noche, no se veía bien por la oscuridad, y eso lo ayudó a desinhibirse. Quizás la Soledad de la noche le daba la confianza que de día ante la luz no tenía. Al llegar a la academia, fue directo al vestuario. Se cambió con lentitud, un tanto nervioso. Se puso un pantalón negro deportivo ajustado y una remera ancha del mismo tono. Se ató los cordones de los borregos y dejó escapar un gran suspiro. Guardó sus cosas en su casillero y se dirigió a la sala. Al entrar, se percató de que Hoseok aún no había llegado. Miró su celular y rió, eran 6.45, había llegado demasiado temprano. Aprovechó a realizar el precalentamiento, así su cuerpo se activaba de una buena vez. Necesitaba estar en movimiento lo antes posible, así se despejaba y no se quedaba dormido en plena clase. Aunque sonara imposible, por el cansancio que manejaba sería capaz de quedarse dormido en medio de la coreografía. Realizó cada ejercicio con calma, nadie lo apuraba y el silencio era su mejor compañía en ese momento. Al terminar se tomó una foto en el espejo y se quedó ahí sentado esperando. Sus nervios habían bajado bastante, aunque su mareo no. En cualquier momento llegaría el hombre que le había devuelto las ganas de vivir.
Esa mañana para Hoseok había arrancado un tanto complicada. El transito estaba complicado debido a un accidente que hubo no muy lejos de su departamento, lo que demoró su viaje por completo. Si bien no llegaría tarde, lo ponía de muy mal humor ese tipo de percances. Por suerte había conseguido estacionar su auto a media cuadra, entre tantos males, algo bueno. Durante el viaje fue recordando los mensajes de Jimin, lo había tomado tan de sorpresa. Jamas se imaginó que el rubio sería la clase de chico que mandara ese tipo de fotos. Suponía que era la primera vez que lo hacía, pero aun así no dejaba de sorprenderlo. Para que mentir, las fotos lo habían vuelto loco, mostraban una faceta del rubio que al mayor le encantaba haber descubierto. Deseaba llegar y verlo, sabía que el pequeño estaría inquieto, nervioso por verlo. Pero al llegar a la sala se encontró con una imagen que no esperaba.
-¿Pero que carajo?
Jimin estaba acurrucado en el piso, totalmente dormido. Se lo podía notar cansado, estaba algo pálido. Hoseok se acercó con cuidado, procurando hacer el menor ruido posible para no despertarlo. Se agachó con cuidado y acarició su cabello. Se sentía suave y podía oler el shampoo de coco que el pequeño usaba. En cada oportunidad que tenía de estar cerca, prestaba atención a cada detalle, cada fragancia. Hobi sabía mejor que nadie lo que le estaba pasando, pero estaba negado a aceptarlo. Solo debía divertirse, nada mas. El menor lo volvía loco, moría de ganas de hacerlo suyo, de que grite su nombre al llegar a un orgasmo. Solo eso, un simple disfrute sexual que no daña a nadie...¿Por que arruinarlo con sentimientos estúpidos e infantiles? ¿Por que confundir todo tan fácil? Para el moreno era difícil ser tan frío, detrás de esa coraza fuerte y distante, se ocultaba un joven lleno de sentimientos, desbordado de miedos. No estaba dispuesto a enamorarse. Y sabía que eso significaría correr el riesgo de lastimar a Jimin.
Siguió acariciando su cabello con cuidado, le daba ternura verlo dormido. Estuvo así unos minutos, acompañado del silencio y la calma del lugar. Notó que el menor ni siquiera hacía un gesto de querer despertarse, realmente estaba muy dormido. Empezó a sacudirlo con suavidad, quería despertarlo, no darle un infarto. Lentamente, el menor comenzó a abrir sus ojos. Se lo veía confundido, algo atontado. Se sentó con torpeza y se agarró la cabeza, en señal de que le dolía. Miró a su alrededor y se percató de que tenía a Hoseok sentado al lado, mirándolo. El mayor tenía la mirada tranquila, no se lo notaba enojado, para alivio del menor. El rubio sintió sus mejillas arder de vergüenza, no solo por haberse dormido, sino también por los mensajes subidos de tono que le había mandado horas antes. Impulsivamente, Jimin se tiró encima del mayor y se acurrucó contra él, escondiéndose contra su pecho. Hobi rió, lo rodeó con sus brazos y lo apretó contra él. Lo llenó de pequeños besos en su cabeza, el olor a coco se impregnaba en su nariz, se sentía tan bien.
-Pequeño borrachin, ¿Estas cansado?-preguntó el mayor.
Jimin gruñó y se hundió mas en su pecho.
-Hyung, perdón. No debería haber salido anoche. Es que hacía tiempo no salía con mis amigos y se me olvidó por completo el ensayo de hoy. Soy un irresponsable.
La voz del menor sonaba algo triste, lo cual preocupó un poco a Hobs. Acarició su espalda con dulzura, dándole el cariño que Jimin necesitaba. Sabía que algo pasaba, mas allá de una estúpida borrachera. No quería verlo mal, era un buen chico que se exigía demasiado a si mismo, poniendo en riesgo su salud física y mental. El hecho de haber salido a Hoseok no le molestó, al contrario, se alegró de que se permita disfrutar un poco, algo que el mayor nunca hizo en sus años de bailarín.
-Bebe no pasa nada, no te preocupes-respondió Hobs.
Jimin levantó su cabeza para mirarlo y le dedicó una tierna sonrisa con sus mejillas algo rosadas. El mayor devolvió el gesto de la misma forma y agachó su cabeza, pensativo. El pequeño tomó el rostro del moreno y lo levantó, obligando a que lo mirase. Acercó su rostro al del mayor y rozó su nariz con la de él, provocandole cosquillas. Hobi rió con suavidad, le daba tanta paz ese chico con rostro angelical.
Ambos se miraron unos instantes, en ese momento eran ellos solos, el mundo no importaba, solo podían mirarse el uno al otro. Hoseok se perdía en sus ojos transparentes y puros, llenos de luz e inocencia, mientras que Jimin se metía mar adentro en los ojos oscuros del mayor, adentrandose en las profundidades de su alma. El moreno sonrió un instante y acercó sus labios a los del menor, para plantarle un pequeño beso. El rubio sonrió al separarse y le devolvió el beso, mas profundo, mas dulce. Se besaron con intensidad, pero sin perder la inocencia de aquel beso. Ninguno tenía intenciones de ir mas allá en ese momento, solo querían disfrutar el aquí y ahora.
-¿Y si suspendemos la clase y dormimos una siesta?- preguntó Jimin sin separar demasiado sus labios de los del mayor.
Hoseok rió ante la ocurrencia del menor y asintió.
-Me parece una buena idea, yo tampoco dormí mucho que digamos. ¿Vamos a mi casa?-preguntó el moreno.
-Vamos hyung.-respondió Jimin mientras daba un pequeño saltito para ponerse de pie.
El mayor rió y se levantó para tomar sus cosas. El rubio fue corriendo al vestuario en busca de su bolso y se encontró con el moreno en la puerta. Lo tomó del brazo y acurrucó contra él, despertando en Hobi una sensación de dulzura poco usual en él. Caminaron de esta forma, totalmente abrazados, hasta el auto del mayor. Metieron sus cosas en el baúl y subieron. Abrocharon sus cinturones y el mayor puso en marcha el vehículo. Jimin por su parte encendió la radio, sonaba una de sus canciones preferidas y no pudo evitar cantarla. Hobi lo miró sorprendido, el pequeño cantaba muy bien. Su voz era dulce y afinada, sus oídos se deleitaban al oirlo. El mayor lo miró y sonrió, totalmente embobado por él. Comprendió que sería mas dificil de lo que creía no enamorarse de Park Jimin.
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Just Dance [HOPEMIN]
FanfictionJung Hoseok es un ex bailarín retirado que da clases en una de las academias mas prestigiosas de Seoul. Park Jimin es uno de sus alumnos mas talentosos y con una mirada demasiado dulce...hasta que su profesor decida terminar con toda su inocencia.