Era lunes temprano, el movimiento en la gran ciudad era notorio, la gente corría para llegar a tiempo a sus responsabilidades, las calles tenían un aspecto caótico a las 8 de la mañana. Jimin veía esta situación desde la ventanilla del auto, pensando por qué la gente vivía alterada. Iba escuchando música con su celular, para tranquilizarse un poco, los nervios lo consumían. Después de tres meses retomaría terapia y no era algo que lo divirtiese en lo mas mínimo. Había dejado bajo el argumento de no tener tiempo, lo cual era una mentira, simplemente no quería hablar. Dos años y medio de su vida dedicados a intentar hablar, a solucionar su psiquis en ruinas, a poner orden en su vida. Pero fue en vano, no logró arreglar su vida, simplemente lo cerró mas y mas. No se sentía cómodo hablando con el terapeuta, le daba terror. Tenía un miedo irracional a ciertas personas, esencialmente a todas las que le recordaran a aquel hombre que había arruinado su vida. Iba mas allá de lo físico, era la vibra que emanaban ciertas personas, como el psicólogo, había algo que le revolvía el estomago solo con verlo. Quizás era la barba similar, o lo excesivamente simpático que se mostraba. Quien sabe, quizás solo eran excusas para no ir, para no hablar, para no volver a recordar. Aunque el pequeño sabía mejor que nadie que jamás se iba a olvidar lo que vivió, lo mal que la pasó, los años que lo ocultó. Las horas que pasó encerrado en su cuarto llorando, intentando no culparse, repitiéndose una y otra vez que algún día lograría decirlo. Años viendo como su padre lo invitaba a la casa, compartiendo momentos con ese monstruo, forzando una relación cariñosa, haciéndolo parte de la familia. Una confianza ciega depositada en alguien que no lo merecía. Los padres del menor solían dejarlo en la casa de este hombre cuando tenían planes, obligaban al pequeño a tratarlo como "tío". Nadie pensaría que el mejor amigo de su padre tenía como diversión jugar con un pequeño Jimin de 8 años. El hombre le prometía que si guardaba el secreto le compraría todos los juguetes que quisiera, a cambio debía dejar tocarse por ese bastardo. Como todo niño, era inocente, no entendía muy bien lo que sucedía, pero algo en su interior le decía que eso estaba mal, que no debía dejar que tocara sus partes intimas. Pero tardó dos años en decir no. Lo enfrentó y le dijo que no quería jugar mas, que no le gustaba y que le iba a decir a su mamá. El hombre al oír esas palabras perdió la cabeza, lo amenazó con lastimar a su padre si hablaba. Y no solo se encargó de asustarlo, sino de cerrar esa etapa de abuso de la peor forma. Jimin vivió un calvario durante 35 minutos, el tiempo que duró aquella experiencia tan traumatica donde sintió que el dolor lo mataría. Al terminar, el hombre volvió a amenazar al menor, diciéndole que si hablaba la próxima vez sería peor. Solo tenía 10 años... ¿Acaso podría haber una violación aun peor? El niño no quería saberlo, así que decidió callarse, sin saber que sería la última vez que vería a ese monstruoso hombre. Semanas después, Jimin se enteró que el sujeto que le arruinó la vida se había mudado a Japón por trabajo. No lo vería nunca más, el infierno había terminado. Pero las pesadillas lo perseguían hasta el día de hoy. Jamás pudo decirle a sus padres lo sucedido, ellos no le creerían, lo tratarían de mentiroso. Vivía con su angustia y dolor sin poder sacarlo afuera.
Entre los 12 y los 16 años fue la peor época. Sufría ataques de pánico, se lastimaba las muñecas, lloraba muchísimo. Todo a escondidas de sus padres, quienes jamás le prestaron demasiada atención. Sumado a su inminente trauma, la adolescencia en si no era fácil. Tenía claro que era gay, y eso le generaba pánico. No confiaba en los hombres, le tenía terror. Su primer beso lo dio a los 13 con una chica, cuando aun no había salido del closet. Y le había quedado claro, la heterosexualidad no era lo suyo. Pasó mucho tiempo hasta que a los 15 se besó con un chico, el cual lo trató con dulzura y le transmitió confianza. Porque Jungkook era el único que sabía la verdad, conocía todo sobre Jimin. Eran mejores amigos desde los 4 años, sabían todo sobre el otro, eran inseparables. Y Jimin necesitaba dejar de tener miedo a los chicos, aunque sea por un momento. Y fue así como una tarde en la casa de Jungkook, ambos se besaron. Fue inocente, puro, dulce, corto. Pero fue suficiente para que Jimin se sintiera bien una vez en su vida. Luego de eso, dejaron en claro que los sentimientos seguían siendo iguales, se veían solo como amigos. Ambos guardaron el secreto del beso, se prometieron no contárselo a nadie. Esto marcó un antes y después, su amistad se volvió mas fuerte que nunca, eran el soporte del otro. Y nada los separaría.
Los siguientes besos fueron en fiestas con desconocidos y mucho alcohol en el medio, no lograba que pasara mas que eso, un beso. En reiteradas oportunidades algunos chicos le habían insinuado de ir a alguna habitación, o aunque sea intercambiar números. Pero Jimin siempre los rechazaba, aun no se sentía preparado para avanzar, el sexo no era algo que le llamara la atención. Pero todo eso cambió al conocer a Hoseok. Le costó admitirlo, se lo negaba constantemente, pero tuvo que aceptarlo: le gustaba mucho. Era la primera vez que tenía tantas ganas de estar con alguien, nadie había logrado ponerlo así antes. Necesitaba saber que se sentía que lo toquen de la forma correcta, que le ericen la piel, que lo hagan llegar a un orgasmo. Quería vivir todo eso con Hobi, en sus fantasías estaba solo él. Luego de aquel sábado donde cumplió su primer deseo de besarlo, lo tuvo en claro, quería mas. Y pese al miedo irracional que solía acompañarlo en su día a día, sabía que Hoseok no lo lastimaría, se daba cuenta que era un buen chico. Pero el mayor miedo de Jimin era otro, tenía pánico a enamorarse de él y no ser correspondido, aunque aun era muy pronto para pensar en ello.
Al llegar al consultorio de la nueva terapeuta, Jimin y su madre esperaron a ser llamados. Al cabo de unos minutos, la mujer llamó al pequeño a que pasara. El menor se sentó frente a ella, nervioso. La mujer tomó una libreta con una lapicera, para tomar nota, y pronunció:
-Muy bien Jimin, contame...¿Que te trae por acá?
El menor suspiró un instante, estaba decidido.
Por primera vez en mucho tiempo, iba a hablar.

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Just Dance [HOPEMIN]
FanfictionJung Hoseok es un ex bailarín retirado que da clases en una de las academias mas prestigiosas de Seoul. Park Jimin es uno de sus alumnos mas talentosos y con una mirada demasiado dulce...hasta que su profesor decida terminar con toda su inocencia.