CAP 19

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Al llegar al edificio, Hoseok guardó el auto en el estacionamiento perteneciente al lugar y ambos bajaron, sin olvidarse de nada dentro. Caminaron en silencio hasta la entrada, saludaron al portero, quien estaba fuera regando unas flores de un tono rosado. Se adentraron al edificio y se dirigieron al ascensor. Esperaron unos instantes y al abrirse las puertas, se metieron dentro. El mayor marcó el piso donde se encontraba su departamento y observaron como lentamente las puertas se cerraban. Jimin se acurrucó en el pecho de Hobi, quien lo abrazó con fuerza. Ninguno entendía muy bien que pasaba, pero ambos necesitaban algo de cariño en su vida. Y aquellos mimos no venían nada mal, principalmente para el menor. Jimin venía cargando con muchísimas emociones últimamente, el haber vuelto a terapia fue algo fundamental y estaba motivado, pero había noches donde tenía pesadillas que lo angustiaban muchísimo. Era muy complicado lidiar con ese secreto que solo conocían Jungkook, su nueva psicóloga y él. Había días donde sentía que ese dolor lo mataba por completo, le quitaba las fuerzas para seguir. En reiteradas ocasiones ese llanto silencioso no era suficiente para sacar su dolor, necesitaba pensar en algo mas, distraerse con otro dolor, y sus muñecas eran sus victimas favoritas. Tenía pequeñas cicatrices principalmente en el brazo izquierdo, la mayoría eran viejas lesiones. Pero hacía un par de días atrás, previo a la escena del auto, había tenido una crisis durante la noche y luego de meses de no hacerlo, volvió a lastimarse. Sangró poco, pero lo suficiente para sentirse mejor. Era un alivio enfermizo, una solución absurda, era jugar con la muerte en cada tajo. Sus padres le prestaban tan poca atención que jamás vieron nada. Al principio solía maquillarlo para ocultar las cicatrices y que no se enojaran con él. Pero se dio cuenta que era inútil, que aunque pusiera un cartel luminoso en su brazo, ninguno haría nada por él. O al menos es lo que siempre sintió. Sus padres le exigían demasiado desde muy pequeño, querían que él fuera perfecto. Pero Jimin estaba muy lejos de serlo, aunque lo intentaba. Pensar en estas cosas lo ponía sensible, lo angustiaba. Se sentía tan solo en su propia casa, a veces se sentía tan lejos de sus amigos. Solo deseaba estar tranquilo, que su mente conozca la paz. Pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos, no pudo contenerlas, el pensar tanto lo entristecía.

Al llegar al piso 17, el menor se despegó de Hobs y limpió su rostro. El mayor no supo que hacer en ese momento, no entendía por qué lloraba. Caminaron en silencio hasta el departamento, al llegar el mayor buscó sus llaves y abrió la puerta. Entraron y Jimin dejó sus cosas en un sillón, todo estaba tan ordenado que al menor le daba algo de pena apoyar su bolso allí. Un pequeño perrito los recibió dando saltitos por todos lados, dibujandole en el rostro una sonrisa al rubio. Se sentó en el piso para jugar con ese pequeño animalito, el cual le saltó encima para llenarlo de besos.

-¡Mickey no hagas eso! Perdón, no está acostumbrado a las visitas y se emociona.-pronunció el mayor.

Jimin simplemente rió mientras jugaba con el perrito, había dejado de llorar gracias a ese pequeño angelito.

-No te preocupes hyung, me gustan los perritos.-respondió.

Hobi tomó las cosas del rubio y las llevó a su cuarto, guardándolas en el armario. Se dirigió a la cocina y sirvió dos vasos de jugo de naranja. Volvió a la sala y vio que Mickey se había ido a su camita, dejando a Jimin solo en el piso. El menor estaba sentado, observando todo a su alrededor. El departamento era amplio, luminoso y bien decorado. Todo estaba muy prolijo, cada cosa tenía su lugar asignado. Se respiraba tranquilidad en el lugar.

-Bebé, ¿no querías dormir la siesta?-preguntó Hobi.

Jimin asintió y se levantó con ayuda del mayor. Se dirigieron a la habitación, la cual no era muy grande, pero tenía el espacio suficiente para una cama matrimonial, un armario y unos estantes. Tenía un gran ventanal que iluminaba el lugar y permitía apreciar la ciudad de Seoul en todo su esplendor. En la pared había colgadas algunas fotos, todas muy caseras, con familiares y amigos. Por suerte no había ninguna con Taemin, el mayor se había encargado de deshacerse de ellas hace tiempo.

-Que bonita casa Hyung...-acotó el rubio.

-Gracias...Una pregunta, ¿Queres un pijama o dormís sin ropa?

Jimin quedó boquiabierto un instante, no había pensado en eso.

-Emmm...¿Usas pijama hyung?-preguntó nervioso.

-No, solo los tengo por si vienen invitados-suspiró un momento y continuó-no me gusta andar en ropa interior frente a mi hermana.

El menor rió ante esa respuesta inesperada.

-Duermo en ropa interior bebe. ¿Vos?

-Yo igual-respondió el rubio con una sonrisa tímida.

Ambos comenzaron a desvestirse en silencio. De a ratos se miraban, dejando escapar alguna sonrisa tímida. Hoseok fue el primero en terminar de sacarse la ropa, dejando a un pequeño Jimin totalmente ruborizado ante esa imagen. El ex bailarín era delgado pero con un cuerpo trabajado y una piel morena increíble, realmente era un ser bellisimo. Jimin se mordió el labio inferior con timidez, observando como el mayor se acostaba, estaba embobado por su belleza. Terminó de sacarse el pantalón con torpeza y se subió a la cama, recostándose junto a él. Hoseok lo tomó de la cintura para acercarlo mas a su cuerpo, el contacto de sus pieles fue suave, se sentía muy bien. Jimin le sonrió y le dio un pequeño beso, el cual el mayor respondió con mas intensidad pero sin ir demasiado lejos. El menor se acurrucó contra el pecho de Hobi, quien lo abrazó con mas fuerza. Se sentía a salvo en sus brazos, nada malo podía pasarle si él estaba ahí. Las lágrimas brotaron una vez mas, se sentía desbordado, tenía mucho miedo. No quería arruinarlo, se moría si lo perdía. Tenía sentimientos en su corazón que nunca antes había experimentado. No, no era momento de pensar en ello. Se dejó llevar por la piel morena y el olor a vainilla del mayor, le dio pequeños besos en sus clavículas, por momentos lo miraba a los ojos y le sonreía. Hoseok simplemente lo observaba mientras acariciaba su cabello, no quería preguntar por qué lloraba, sentía que no tenía que presionarlo, que en algún momento se soltaría mas y le hablaría acerca de esas lágrimas, de las marcas en sus muñecas, de sus ojos vidriosos y tristes. Quería entender por qué ese pequeño ángel estaba tan roto, quien había sido capaz de lastimarlo así. Sabía en el fondo de su mente lo que le estaba ocurriendo, y no, no lo va a admitir, sigan leyendo que para que el muchacho confiese lo que le ocurre falta mucho. Hoseok es bastante mas complejo de lo que parece. Y esta humilde escritora avisó que va a ser una larga historia.

Jimin miró a Hoseok con ojos vidriosos, aguantando las lagrimas.

-Hyung, no me sueltes nunca.-pronunció con la voz quebrada.

-Nunca bebé, lo prometo.-respondió con un nudo en la garganta.

Ambos se abrazaron con fuerza y cayeron rendidos ante el sueño y el cansancio de una larga semana. Pero al menos se tenían el uno al otro, y nada mas importaba.



Just Dance [HOPEMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora