CAP 32

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El mayor quedó helado un instante al oír las palabras del rubio. Se le vinieron mil ideas a la cabeza, pero prefería oír al pequeño.

-Uhm...¿Y a que queres jugar?-preguntó.

El menor quedó pensativo unos minutos, el simplemente había dicho eso sin pensarlo demasiado. Y ahora no tenía idea que responder.

-Eh bueno...en realidad no se jugar a nada...podrías enseñarme...ya sabes...-tartamudeó.

-¿Estamos hablando en los mismos términos verdad?-cuestionó el mayor, confundido.

Jimin tomó el rostro de su hyung y lo besó con fuerza. El mayor le correspondió con la misma intensidad, tomando al joven por la cintura, apretándolo contra él y provocando un leve jadeo en él. El menor sonrió contra la boca del morocho cuando sintió el fuerte agarre de sus manos en su cuerpo, presionándolo contra él. El escalofrío que sintió Jimin al sentir la lengua del mayor abrirse paso entre sus labios era inexplicablemente delicioso. El beso se volvía cada vez mas intenso, sus lenguas se enredaban con locura. El menor podía sentir un tirón fuerte en su entrepierna, no era difícil excitarlo, bastaban un par de caricias en los lugares correctos para subirle la temperatura a su cuerpo. Y a Hobi le encantaba descubrir esos lugares. Pero no era el momento aun.

-Jimin...ya va a estar la comida.-pronunció Hoseok, separándose un poco.

-Está bien, entendí.-respondió el menor haciendo una mueca tierna.

Se puso de pie y se acomodó la ropa, sin quitar esa expresión tierna de su rostro. Hoseok se levantó, le dio un beso en la frente y se dirigió a la cocina. Sacó la tarta del horno, y mientras esta se enfriaba, buscó los platos y cubiertos. Jimin lo ayudó buscando los vasos y el jugo, entre los dos prepararon la mesa en silencio. El mayor cortó la tarta en ocho porciones y la llevó a la mesa. El pequeño ya se había sentado y había servido jugo para ambos. Hobi le sirvió una porción e hizo lo mismo con su plato. Se sentó y le dedicó una sonrisa de lado al rubio. Ambos comenzaron a comer, tenían mucha hambre luego de un día tan largo.

-¡Hyung, cocinas muy rico!-exclamó Jimin.

-Gracias bebe.-respondió el mayor sonriente.

La cena continuó con charlas banales sobre temas sin demasiada importancia, como el transito en Seoul y el porqué Yugyeom era tan alto. Al finalizar, el dueño de casa lavó los platos y el pequeño invitado limpió la mesa. Al terminar con su tarea, Jimin se acercó al mayor, quien estaba terminando de guardar los cubiertos, y se colocó detrás de él. Lo rodeó con sus brazos por  la cintura y apoyó la cabeza en su espalda. A veces el menor podía ser muy cariñoso. Bueno, en realidad, siempre lo era, pero nadie le correspondía a su necesidad de mimos como a él le gustaría.

-¿Que sucede Jimi?-preguntó el mayor mientras cerraba el cajón donde guardaba los cubiertos.

-Nada, simplemente quería abrazarte. Como a un osito.-respondió con un tono dulce en su voz.

-Nunca deja de sorprenderme la dualidad que tenes.-comentó entre risas el moreno.

-Viste, soy una cajita de sorpresas.

Ambos rieron y el menor lo soltó para que Hoseok pueda terminar de ordenar. Jimin se dirigió al living y se sentó en uno de los sillones. Revisó sus mensajes, por suerte no tenía ninguno de sus padres. Últimamente se sentía cada vez más distanciado de ellos, no compartía ciertas opiniones y le dolía no poder ser totalmente sincero sobre su sexualidad. Durante el último mes, recibió algunos comentarios un tanto homofóbicos por parte de su padre, en relación a su personalidad tan dulce y risueña. Le sugirió que comenzara a adoptar una actitud mas "masculina", sino la gente lo pasaría por encima. Jimin fingió ignorarlo pero en el fondo de su corazón le dolía oír a su propio padre decir semejantes barbaridades. Lo lastimaba porque lo quería y no podía evitarlo, al fin y al cabo era su papá. Anhelaba la libertad de mostrarse sin filtros, sin fingir, siendo sincero con él mismo y con el mundo entero. Había pocos lugares, o mejor dicho, personas con las cuales se sentía totalmente en paz, sin necesidad de mentir sobre quien era. Sus amigos le daban esa confianza de poder mostrarse como él era, sin sentirse juzgado. Y sentía que en el departamento de Hoseok también podía experimentar esa sensación de paz y libertad sin que nadie le diga que debía hacer. A veces solo deseaba con todas sus fuerzas ser libre en su propio hogar como lo era con la gente que amaba. 

Hobi se sentó junto a él y acarició su pierna, para sacarlo de esa nube en la cual se había sumergido el menor.

-¿Ocurre algo?-preguntó.

-No...simplemente pienso demasiado.-respondió el menor, largando un suspiro.

-Deberías dejar de pensar tanto y dejarte llevar por lo que sientas, sin analizarlo tanto.-sugirió el moreno.

-Si, supongo que tenes razón.-contestó el rubio, cabizbajo.

-Vamos a la habitación a ver una peli, ¿Te parece?

El menor asintió y ambos se levantaron del sillón. Se dirigieron al cuarto y al llegar, Jimin se tiró boca arriba en la cama. Hoseok lo observó un instante, e inmediatamente se acostó encima de él. El menor rió ante la situación y el mayor comenzó a darle pequeños besitos en el rostro, logrando sonrojar al rubio. Esos pequeños besos bajaron por el cuello de Jimin, convirtiendo sus risitas en leves jadeos. Hoseok daba entre beso y beso, pequeñas mordidas que dejaban marcas rojas en la piel blanca del menor. El calor comenzó a invadir la habitación y el primero en tomar cartas en el asunto fue Hobi, quien se paró un momento y se deshizo de sus prendas superiores, quedando con el torso desnudo. Jimin quedó boquiabierto al verlo, no era la primera vez que lo veía así, sin embargo se ponía tonto como el primer día. Hoseok le dedicó una sonrisa y lo ayudó a levantarse un instante, para poder quitarle las prendas que cubrían su torso. Una vez que ambos estuvieron en igualdad de condiciones, el mayor lo empujó nuevamente contra la cama y se volvió a acostar encima de él. Lo besó en los labios con fuerza, mordiendo el labio inferior del rubio. Volvió a bajar los besos por el cuello, dejando nuevas marcas rojizas en su piel. Siguió bajando las caricias hasta llegar a su pecho, donde depositó  besos húmedos, principalmente en sus pezones, acelerando el pulso del menor. Los jadeos de Jimin se intensificaban cada vez mas, su piel se erizaba, sentía como su miembro comenzaba a endurecer. Hoseok bajó sus manos hasta el pantalón del rubio, desabrochó el botón y bajó el cierre. Metió una mano dentro y acarició el miembro del menor, provocando que este jadeara sumamente excitado. Siguió lamiendo sus pezones mientras lo masturbaba, la respiración de Jimin se aceleraba en ese vaivén de placer. Suaves gotas de sudor recorrían el abdomen del menor, su piel hervía por el frenesí del momento. Se sentía en el paraíso, quería que esa sensación de placer fuera eterna. El mayor sacó su mano y se levantó un momento. Tomó al menor de las caderas y se las levantó un poco. Jimin entendió lo que su Hyung quería y prosiguió a deshacerse de su pantalón y ropa interior, quedando completamente desnudo. Hoseok lo observó con lujo de detalle y se percató del tatuaje que el rubio tenía en sus costillas, el cual nunca había visto. Decidió que en otro momento le preguntaría por el, ahora tenía algo mas importante del cual ocuparse. Volvió a besarlo en los labios y una vez mas realizó el recorrido de caricias por el cuerpo de Jimin, esta vez bajando hasta su miembro. Lo tomó nuevamente con sus manos, provocando un leve gemido en el menor. El mayor siguió masturbandolo, subía y bajaba su mano con rapidez por momentos, para luego realizar el movimiento con mas lentitud. Jimin aumentaba sus gemidos en cada movimiento, su piel pedía a gritos mas y mas.

-H-hyung...-gimió.

-¿Si bebe?

-Yo también quiero tocarte.

Just Dance [HOPEMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora