34; Según Alma.

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Alma sentía que estaba siendo utilizado por diversión. A pesar de estar acostumbrado a esas alturas, seguía pareciendo un poco molesto cuando veía el rostro conforme de su mejor amigo.

Hacia muchos años había olvidado la razón por la que Kanda siempre se negó en aclarar el malentendido que los envolvía, sabía bien que todos pensaban que, o bien estaban en una relación, o Kanda Yuu estaba enamorado de él.

Lo tenía más que claro, incluso su conocimiento iba un poco más allá. Escuchaba los rumores que se extendían por el internado, sobre supuestas salidas nocturnas, citas fallidas y triángulos amorosos.

Actualmente, había un rumor que gobernaba sobre los demás. Yuu no iba a admitirlo, pero Alma solo tenía que ver su estúpida cara para saber lo que pensaba del dichoso chisme.

¿Moyashi sabe que estamos en un triángulo amoroso donde él me ama y yo paso de él?

Incluso Alma se quedó un poco boquiabierto cuando Kanda uso todos sus esfuerzos por suprimir esa estupidez, su excusa para esa acción irracional fue; «No es divertido si sólo él sabe una mierda de mí, mantendré esto por un tiempo antes de estamparle en la cara su estupidez».

Alma tenía la impresión de que, sólo por ese chico, Kanda aclararía el malentendido por primera vez en años. ¡Ni siquiera Lavi o Lenalee sabían la verdad! ¡Ni siquiera el hermano de Yuu lo hacía!

¡¿Qué tanto le gustaba Allen como para confesar?! Tenía que admitir que, el día en que Yuu habló del chico por primera vez, tuvo alguna clase epifanía. Sentía que estaba cerca de una iluminación definitiva, como si fuera a descubrir uno de los secretos mejor guardados en los últimos diez siglos.

Y la cosa sólo mejoró cuando notó la manera en que su mejor amigo miraba al británico. Estaba seguro de que Yuu mismo no se había percatado (porque no había tenido visitas molestas a mitad de la noche, ni se había visto arrastrado a una sesión de pros y contras de ser un imbécil), pero Alma Karma presumía ser el más cercano y quien mejor conocía a Kanda Yuu.

Es por eso que, aquella mañana, con su amigo envuelto en sonrisas, sus ojos dirigiendo miradas burlonas al molesto albino (de nuevo, y gracias al cielo), Alma no necesitaba explicaciones para saber más o menos qué sucedería entre ellos.

No era estúpido, ¿bien? Allen Walker quería sangre, de preferencia de Kanda, mientras que su objetivo lo quería a él.

Golpeando su dedo en su barbilla, sumido en análisis y otras cuestiones, Karma se preguntó a sí mismo cuánto tardarían todos en ver lo que realmente estaba sucediendo. Esperaba que, por el bien de una apuesta vigente con Wisely, no fuera demasiado.

Oh, sobre Kamelot era otro asunto. Debía admitir que verse envuelto en los romances de quienes lo rodeaban era un poco molesto. Es decir, ¿no quería él estar con su propia persona especial? Sumido en malentendido tras malentendido, se preguntó qué tanto sabría Lavi cómo para no caer en las realidades del universo.

Sólo estaba esperando.

Él momento preciso, cuando Yuu diera el paso a decirle adiós a la soltería, para confesar todos sus pecados al pelirrojo. Porque, nuevamente, Alma no era tonto. Podía parecerlo, podía hacerse el estúpido, pero definitivamente no lo era.

Mucho menos, teniendo un amigo como Kanda Yuu. El puesto no era tan sencillo de conseguir como los demás creían, no era una cuestión de antigüedad (porque Lavi, ese pobre desafortunado, no entraba en categoría a pesar de que ambos tenían la misma cantidad de tiempo como amigos de Kanda), tampoco era cosa de atractivo (usaremos a Lavi como otro ejemplo).

Lo que definía su posición y le permitía mantenerlo en un acuerdo tácito con Yuu, no era otra cosa que la perspicacia, la astucia y la mala leche.

Hay que tener corazón negro, ¿vale? Ese era requisito primordial. Y Alma Karma, tan tranquilo como era, cumplía con todo.

Entonces, retomando la línea argumental desde el inicio. Alma se sintió un poco molesto de verse siendo usado por una tontería.

Pero colaborará, sobre decir que Kanda Yuu se las pagaría llegado el momento, por ahora, se limitaría a esperar pacientemente su tiempo dorado. Si algo tenía de sobra, era paciencia.

Sintiendo la premonición de un futuro oscuro, el protagonista de los pensamientos de Alma, miró al chico en cuestión, captando la oscuridad de su expresión pensativa.

Frunció el ceño, tal y como Allen Walker le hacía.

—¿Qué te sucede ahora, Alma? —indagó, disfrazando su desconfianza con preocupación— ¿Algo te molesta?

El chino parpadeo, expresando toda la inocencia que su persona podía reunir mientras observaba a Allen mirarlos de reojo mientras ayudaba a Marie con el pedido irracional de Kanda, una sonrisa tranquila se dibujo en sus labios.

Kanda Yuu conocía esa maldita expresión.

—No me molesta, es solo... —estrechó los ojos, mirando de Walker a su amigo— Sigo pensando que castigar a Allen es muy malo de tu parte. ¿Qué hizo para molestarte? ¡Pensé que habíamos quedado en que se llevarían bien!

El doble significado que sólo ellos entenderían, fue algo que hizo oscurecer la expresión del Presi del Consejo. Alma... ¿Tanto quería morir? ¿Qué edad tenían la última vez que Yuu intentó matarlo? ¿Acaso había olvidado el sentimiento y quería revivir esos maravillosos recuerdos?

Él correspondería. Totalmente lo haría.

Walker frunció el ceño, captando indicios de una amistad poco convencional como la que guardaba con Narein. Era un presentimiento, la clase de presentimiento que usualmente seguiría, pero...

Detuvo sus acciones y miró ligeramente desconfiado de un asiático a otro, había sobrevivido muchos años en un grupo donde las señales confusas se daban con naturalidad. Más de una vez tuvo que interpretar las acciones de sus hermanos, primos y tíos, estaba un poco orgulloso.

Si él podía entender al menos un 40% de la mierda en la cabeza de alguien como Jasdero Jasdevi, entonces el resto del mundo no debería ser un problema. Por eso estaba seguro de que Kanda sentía algo por Alma, pero ahora...

Su mirada se oscureció, si había algo que odiaba era que jugarán con él. Si sus planes se derrumbaban debido a una mala interpretación... ¿Cómo debería seguir viviendo?

Por ahora, no pensaría en eso. Su castigo duraría un mes. ¿No era ese tiempo suficiente para captar completamente las señales que emanaban de ese par? Si los tenía juntos, había más probabilidades de que llegara a una comprensión mayor de la que tendría con sólo Kanda.

Y sobre Yuu...

—¿Quién dice que no nos llevamos bien? —rodó los ojos, sin poder contener el desdén en su voz— Nos llevamos de maravilla, somos inseparables, por eso lo he arrastrado al Consejo.

—Si estabas tan enamorado de mí, sólo debiste decirlo —Walker suspiró, uniéndose al drama nada más para empeorar el ánimo de su compañero—. Te rechazaré con amabilidad, tal y como haces conmigo en tus tratos del día a día.

Alma pudo imaginar la situación y, por la expresión oscurecida y disgustada de Yuu, supuso que su mejor amigo también. ¡Era asombroso! No había manera de no sorprenderse al notar lo lejos que habían llegado las emociones de Kanda como para siquiera considerar concebible una confesión de su parte dirigida a, nada más y nada menos que Allen Walker.

Nuevamente, ¿Yuu sabía que le gustaba el chico? No podía estar seguro, pero algo le decía que no...

Kanda ignoró al Moyashi, centrando su entera atención en su, repentinamente molesto, amigo.

—Alma...

—¿Sí, Yuu?

—¿Estás libre hoy? —entrecerró los ojos, pareciendo más que amenazaba al otro que otra cosa— Tú y yo tenemos que hablar de algo importante.

—¿En serio?

—¿Estás libre o no?

Con la sensación de que aquella reunión no era una buena idea, Alma Karma asintió.

Uh, no se sentía tan amenazado desde los nueve años, cuando Yuu intentó hacer puré con sus huesos por haber roto la espada de práctica que el abuelo Zhu le había regalado en su cumpleaños.

Drama familiar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora