Drama familiar.

45; Los chismes de Allen.

Un domingo por la mañana, mientras todos dormían profundamente, una importante reunión se llevaba a cabo en uno de los salones abandonados del internado.

Cuatro de diez miembros, el Club de Manga del internado Orden Oscura, dio la bienvenida al cuarto de los participantes con una sonrisa inquieta.

Devit suspiró profundamente, dejándose caer en el asiento que había reclamado nada más unirse, asintiendo con ligereza hacia sus compañeros mientras dejaba sobre la mesa frente a él una bolsa de papel con contenido peligroso.

Miranda Lotto arqueo una ceja, intrigada por la actitud poco entusiasta de Jasdevi, mientras Tokusa intercambiaba miradas con su presidente, Arystar Krory III, para decidir quién vería el deshecho radioactivo que había sido arrojado en su sala de Club.

Rodando los ojos, Devit apoyó el mentón en su palma, mirando a todos sin mucho interés.

—El club de cocina está ocupado con los preparativos para el festival, mi hermano menor por alguna razón es el encargado de los bizcochos —hizo una pausa, encogiéndose de hombros ante la mirada astuta de Tokusa—. Alguien debería probar sus creaciones, así que los sacrificaré a ustedes. No lo siento, era mi vida o la de alguien más, saben que me amo más de lo que creen.

—No, esto entra en la categoría de mil cosas que puedo verte hacer sin ningún problema —Tokusa rodó los ojos, cediendo a la mirada del Presi, para abrir la bolsa, miró durante un rato el contenido antes de entregárselo a Krory—. Lo siento, no soy una persona amable por naturaleza, esta vez dependerá de ti.

Arystar frunció el ceño, inquieto, mientras vacilaba entre tirar aquello sin mirar a la basura o ceder a ser una buena persona.

Miranda suspiró.

—Dejando eso de lado, nosotros también tenemos que comenzar los preparativos para nuestro club —inició, tomando el mando en la sala—. Las reuniones oficiales no están dando resultado, la mayoría de nuestros miembros se inclinan hacia los pechos grandes y la poca ropa. No es conveniente teniendo en cuenta la moral educativa del internado.

—Sí, la verdad tampoco me gusta la idea —Devit suspiró, haciendo un gesto desdeñoso con su mano—. Demasiado típico y aburrido, tengo una reputación, ¿saben? Incluso en mi familia, yo...

—¿Por qué no hacemos algo sobre un miembro del Clan de Noé? —opinó Arystar, haciendo a un lado la bolsa peligrosa y participando en la reunión— Quiero decir, este festival es para entretener y todos siempre han estado interesados en los miembros de Clan. Parece haber una disparidad entre realidad e imaginación.

—Bueno, eso podría ser interesante —Miranda miró hacia Devit, quien le restó importancia y cedió a ellos—. Los miembros del Clan son personajes de los que se conoce su cara pública. Tenemos uno aquí y es lo contrario a lo que se muestra en público. ¿En serio estará bien exponerlos?

—Podemos cambiar los nombres, nadie dijo que tiene que ser enteramente de ese grupo en específico —Tokusa se cruzó de brazos, subiendo los pies a la mesa entre él y Devit—. Podemos poner el «basado en» y el resto puede ser nuestro derecho creativo, de todos modos. ¿Qué harán? ¿Demandarnos? Podemos excusarnos y obtener un permiso firmado por Jasdevi. Tiene diecinueve, es un adulto autorizado para este tipo de cosas.

—Puedo conseguir la firma de Mariano, si insisten en sentirse inseguros sobre eso —bostezó—. Habiendo llegado a esto, solo queda decidir de quién nos burl... Basaremos.

Arystar y Miranda intercambiaron una mirada, sintiendo que esto quizá no era una buena idea.

Lo confirmaron cuando Tokusa sonrió, elevando su barbilla con egocentrismo marcado.