61; Nea D. Campbell.

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Mirando la señal de salida, un sentimiento extraño lo invadió.

Nea Walker camino hacia la salida mientras encendía distraídamente su celular, había decidido apagarlo antes de subir al avión y se dedicó a descansar durante todo el viaje de regreso. Mirando el número de llamadas perdidas y mensajes en el grupo, supuso que su mensaje asustó a quienes debería asustar.

Sintiéndose satisfecho, el joven marcó el número de un fiel lacayo y luego de comunicarse con el otro, buscó un lugar donde descansar mientras esperaba a que el chófer lo recogiera.

Sentado en una cafetería cercana, Nea observó el mundo fuera de la ventana y no pudo evitar pensar un poco en eso; el día que conoció a Allen Walker, o Red, dejó una impresión bastante profunda en su memoria. Mana siempre ha sido un conocido genio, tiene una peculiar atmósfera suave a su alrededor y parece tener un poder curativo en aquellos que lo ven. Es una constitución que ni siquiera Marian ha podido entender y Mana ha basado su personaje en eso para poder engañar a más personas.

Y Allen Walker fue uno de ellos, por lo menos al inicio.

Recordando ese día, Nea tomó un sorbo de su té y miró a los niños pequeños que reían alegres fuera de la ventana. Una pequeña envidia nació en su corazón cuando el más joven llegó a ellos, especialmente cuando notó que al rarito de Mana parecía gustarle realmente el nuevo hermano.

Los D. Campbell son peculiares, la razón por la que la madre tuvo que dejar de ser responsable de ellos fue culpa de un hombre. Según Cyrus, el hermano de la mujer, ella se vio envuelta en un amor fatídico del que nacieron dos hijos, Mana y Nea. Todo estuvo bien hasta que el hombre murió dejando atrás sólo la noticia de que existía un tercer hijo.

Mana no lo sabe, pero Nea siempre sospechó que la locura de su madre era culpa de Allen. ¿No era él alguien tan peculiar como los D. Campbell? La anomalía en su sangre viene desde el padre así que no era raro sospechar que el mocoso podría ser su medio hermano. Siendo sinceros, no podía juzgarlo del todo, porque cada uno de ellos era un bastardo nacido fuera del matrimonio y sus madres eran todas amantes.

Así que Nea jugó un poco con todos y calmó su propia locura al seducir a quien creía su medio hermano, era una venganza y se volvió algo adicto. Todo hubiera seguido un espiral decadente si tan solo no se hubiera cruzado con el bastardo real.

Fue una jugada del destino, durante un viaje de campo, a los dieciocho, Nea se cruzó con un pequeño bastardo en un día lluvioso.

En medio de un callejón, rodeado del hedor a basura y sangre, un joven se sentó junto al contenedor mientras su cabeza sangraba y una sonrisa espeluznante adoraba sus labios, el cabello castaño estaba desordenado sobre sus hombros y el flequillo casi cubría las gruesas gafas en su rostro. Nea no recordaba lo que lo llevó allí, solo echa la culpa al destino porque ese día se rindió ante unos ojos iguales a los de Allen Walker.

Es curioso que dos personas pudieran tener un rasgo en común y el mismo nombre. Nea lo considero demasiado extraño cuando recordó las razones de su conjetura original y es que su razón para asumir que su hermano menor era realmente su hermano, se debía a la carta del maldito padre; tengo un hijo más joven, cuyo nombre es Allen.

Ahora piensa en eso, Allen fue Red hasta que lo renombraron, simplemente buscó una víctima para desahogar su ira y la vida le dio una bofetada para castigar sus malas acciones.

Recordando al amor en su corazón, Nea sólo pudo suspirar por la ironía mientras lamentaba un poco el no haber disfrutado de la frivolidad mientras los secretos seguían ocultos. Era una verdadera lástima, ahora esos ojos nunca más lo miraran con frialdad.

Drama familiar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora