La primera aparición de Cross Marian en su vida, fue un evento que jamás podría olvidar. Fue tan aterrador que definitivamente Allen quería hacerlo, olvidar ese día oscuro en su historia, pero simplemente no podía.
Cada vez que sus ojos se encontraban con los brillantes ojos de ese hombre o un cabello tan rojo como el suyo aparecía en su camino, los únicos pensamientos de Walker giraban hacia los acontecimientos de aquel año.
Cross Marian es diecisiete años mayor que él. Debido al ambiente en que crecieron, tuvo que madurar primero y bien podría decirse que era un hombre joven más que un adolescente.
La diferencia entre aquel Cross y el actual Allen era demasiado obvia.
El británico sabía que vivía en una etapa forzada de rebelión, la mayoría de edad era algo a lo que era reticente y su entorno de crecimiento (aunque torcido) fue bastante bueno. Era de la generación más mimada en el Clan, sus dificultades no eran muchas y sus preocupaciones contaban como tonterías.
Eran de tiempos diferentes.
Siendo así, Allen meditaba sobre su discrepancia y entendía un poco del Cross de esos años. Aunque rebelde y desinhibido, todavía era responsable y relativamente normal a comparación con Maná.
Eso estaba bien... Pero no cambiaba el hecho de que era un hombre aterrador desde el principio.
Mirando al hombre que sonreía felizmente mientras se despedía de Mana, Allen recordó aquella noche lluviosa en su primera semana en el orfanato.
Contrario a lo esperado, la primera persona del Clan que conoció no fue Mana. En su llegada al orfanato, su querido hermano no estaba en el país. Fue casi un mes después del acontecimiento cuando por fin lo conoció.
La persona que los presentó fue aquel al que le tiene más terror.
Como un pequeño infante lindo, adorable y un poco violento, Allen Walker llegó a la casa-hogar sin un nombre o una identidad clara. No recordaba demasiado del asunto, era demasiado joven y sus recuerdos más vívidos estaban guardados en una caja negra en su memoria y había decidido cerrar ese baúl para siempre, porque todo lo que allí había era sangre, muerte y Marian.
Y entre la claridad innecesaria de esos recuerdos, estaba aquella noche lluviosa.
Fue poco antes de Navidad, los niños corrían por el jardín mientras Allen tarareaba una canción y recortaba muñecos de papel con la tarea de su compañero de habitación (un tal Baba). Estaba particularmente alegre mientras dedicaba miradas fugaces al mundo blanco detrás de la ventana.
Red, como era conocido entonces, no parecía haber tenido un día tan tranquilo como aquel en sus tres años de vida. Hubiera sido bueno si el día siguiera de esa manera...
Luego de un día de ocio absurdo y juegos infantiles, todos los niños regresaron a sus habitaciones para descansar mientras esperaban la hora de la cena. Luego de comer fue el tiempo de dormir.
A medida que pasaba el tiempo, Allen miraba por la ventana de su habitación compartida y notaba como, poco a poco, el tiempo cambiaba de un hermoso día de nieve, a una aterradora noche de tormenta.
No estaba claro qué sucedía en su mente entonces, lo único claro es que no podía dormir y la inquietud lo hizo dar vueltas en la cama hasta muy tarde.
Finalmente, cuando no pudo seguir así, decidió resignarse y buscar a alguien para que pudiera acompañarlo. Había visto antes, cuando su compañero y otros niños no podían dormir, entonces vendría alguien para hacerles compañía, cantar canciones y darles un vaso de leche tibia.
Jamás admitiría que estaba un poco envidioso, pero se complicaba la vida siendo engreído.
Entonces, con un pensamiento desconocido en su mente, Allen Walker de ese año se levantó valiente de la cama y salió de su habitación para cruzar los oscuros pasillos en busca de alguien.
Desafortunadamente, lo encontró demasiado rápido.
Al final del pasillo, bajo la tenue iluminación del exterior y mirando la tormenta mientras fumaba un cigarrillo, había una figura alta y esbelta. Estaba vestido con un traje elegante que parecía antiguo, con el cabello rojo y rizado atado en una coleta y apoyado casualmente contra la pared.
Allen de tres, casi cuatro, años se petrifico cuando lo vio. Especialmente, cuando el desconocido escuchó sus pasos y giró para mirarlo.
Ojos verdes carentes de emoción, media máscara y algún tipo de sustancia roja en la esquina del labio que estaba en la mitad de su rostro no cubierto. Era como un fantasma del siglo XVIII que había aparecido frente a él en una noche tormentosa, como las viejas historias para asustar a los niños.
Sin dudarlo, Red se desmayó luego de verlo.
Pará cuando despertó al día siguiente lo primero que vio fue el rostro limpio y completo de ese maldito fantasma. Una sonrisa engreída y ojos burlones lo saludaron antes de que pudiera reaccionar. Para cuando los encargados llegaron luego de escuchar su grito asustado, simplemente encontraron a los dos luchando.
Según Marian, en ese entonces el niño estaba decidido a ser un exorcista y deshacerme de él. Como sea, luego de que todo se calmó, alguien explicó lo que pasó.
Cross Marian, de veinte o veintiún años, regresaba de participar en una obra de teatro producida por Sheryl. Trataba de un fantasma de la época victoriana o algo así, el protagonista fue Tyki y el villano pues... No había nadie mejor que Cross Marian, quien representó al hombre que murió asesinado al final de la obra.
De allí la sangre falsa.
Cerrando el baúl de los recuerdos, Allen miró inexpresivamente al alegre pelirrojo que se acercaba a él para despedirlo antes de partir. Con el recuerdo revivido, el británico no pasó por alto la expresión ligeramente anormal en el rostro de Marian.
Era un rastro de lástima. Como si sintiera pena por el chico que conoció hace ya trece años atrás y a quien casi asesino del susto.
Walker tuvo un mal presentimiento con respecto a estas vacaciones.
-Mocoso apestoso, será duro para ti -Cross sonrió mientras palmeaba sus hombros-. Si pasa algo demasiado serio, no olvides que soy el contacto de emergencia en el teléfono de Mana. Si algo le sucede a su teléfono, entonces busca el de Road. Si ella no lo da, entonces llama desde la villa.
La opción de su propio teléfono no era admitida, Marian había encontrado la manera de desviar todas sus llamadas, sólo permitiendo los mensajes en el grupo del Clan. Todo se debe a un asunto sucedido hace dos años, cuando tenía quince años y era el momento más salvaje de su vida.
Es mejor no recordar.
-¿No deberías decirle eso a Road...? -arqueó una ceja, mirando al pelirrojo con sospecha- Ella es la encargada de nuestra supervivencia. ¿Cuándo podrá venir Narein?
-Oh, Norio. Tu Norio estará ocupado un tiempo por aquí -Marian miró al adolescente frente a él antes de suspirar-. Mocoso, es realmente difícil entregarte después de tantos años viéndote crecer...
-¿De qué...?
-Nada, buen viaje e intenta no morir mientras no te veo.
Walker se quedó allí, desconcertado por la extraña actuación de Marian por un momento. Al final, simplemente se encogió de hombros y subió al auto donde Mana lo esperaba junto a Road.
Esperaba no morir antes de que llegara Narein...
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Drama familiar.
FanficCuando Allen Walker dice que su familia está llena de demonios casi todos lo toman por bromista y exagerado, pero el chico habla en serio. Si bien no entran aún en la categoría de demoníaco-satánico, poco falta para que lleguen. Es por ello que no d...