10: Planes no especificados.

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Aburrido.

Aburrido.

Extremadamente aburrido.

Hasta el punto de que olvidaba el significado de tal palabra; Aburrido.

Allen cabeceó, golpeando su cabeza contra la de su compañero de asiento y escuchando la maldición que el chico murmuró antes de mirarle mal con aquellos bonitos ojos color caca.

Lo ignoró.

Bostezó.

Miró hacia el frente.

Sonrió enamorado.

Mamá Lulu daba la conferencia.

Y nuevamente se aburrió.

Un manual no era suficiente, por lo menos eso parecía ser, aquella tarde la conferencia se trataba sobre el proceder de alumnos y maestros en los próximos años. Las funciones de diversas áreas que jamás visitaría (como el baño común o los vestuarios de chicas), así como mil reglas más.

Nada de tintes.

Nada de perforaciones.

Nada de alzar la voz.

Nada de correr por los pasillos.

Nada de fumar, ni beber, ni tener sexo.

Nada de existir.

Jodida vida asquerosa.

Pero Lulu seguía tan linda como la recordaba.

Allen cabeceó.

Esta vez el golpe se lo llevó la persona frente a él.

El pelirrojo se giró para mirarle mal, Allen lo esperaba, sin embargo, ambos se levantaron de golpe, reconociéndose y atrayendo la atención de medio cuerpo estudiantil.

Bookman y Lulu suspiraron al unísono.

—El idiota de la familia ha llegado...

—¡¡¡¡Eres tú!!!!

—¡¡¡Mr. Rabbit!!!

—¡¡¡Shion!!!

Espera.

Un.

Maldito.

Momento.

Escucharon un carraspeo, miraron hacia el frente y recibieron una mala mirada.

Se sentaron.

Después discutirían.

El resto de la tarde pasó con rapidez, el dúo llamativo recibió una citación para su primer día, es por ello que, una vez acabada la conferencia, ambos se vieron arrastrados por sus nuevos docentes hasta la oficina del director.

Sheryl Kamelot suspiró nada más verlos, Lulu se mantenía detrás de ellos y a su lado, Bookman se negaba a reconocer a Mr. Rabbit como su nieto.

Walker sonrió levantando la mano con aire casual.

—Hola, corazón —saludó alegremente—. ¿Me extrañaste?

—Me estás dando asco, mejor no me hables hasta que te lo pida —bufó entrelazando sus dedos y mirando mal a ambos jóvenes—. Escucha, Allen, cuando te dejé venir supe que nos encontraríamos mucho por aquí. Sin embargo, jamás esperé que sería nada más llegar...

—Siempre supero tus expectativas.

—Cállate —ordenó relajándose, centró su atención en el pelirrojo—. En cuanto a ti...

Drama familiar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora