VIDA REAL | HOGAR

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Chris despertó a las nueve de la mañana buscando a su esposa, pero no la encontró a su lado

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Chris despertó a las nueve de la mañana buscando a su esposa, pero no la encontró a su lado.

— ¿Ale? —la llamó.

Bajo al primer piso encontrándose a su hijo pequeño en su silla esperando ser alimentado por su madre.

—Buenos días —beso la frente de su esposa.

—Buenos días —se sentó frente al bebé y empezó a darle de comer.

— ¿Y los niños? —buscó con la mirada a sus dos hijos mayores.

—Es viernes —comentó—. Están en la escuela.

—Cierto —rascó su nuca aún observando a su esposa.

— ¿Quieres que te prepare de desayunar? —lo miró.

—No te preocupes, yo lo haré —sonrío.

El pequeño Maximus aplaudió al ver a su padre a unos metros de el.

—Mejor tu dale de comer —le dio el plato—. Te extraña mucho cuando tu no estás.

Chris ocupó el asiento que anteriormente era de su esposa y se dedicó a darle de comer a su hijo.

—Por cierto, llegó la invitación a la boda de Vanessa —señalo el papel dorado—. Quiere que Valentín sea el que lleve las arras y a Romeo para que avise la llegada de la novia.

La castaña picaba fruta mientras esperaba la respuesta de su esposo.

— ¿Y que dijiste? —la miro.

—Que sí —sonrío—. Y no te preocupes, podemos ir por separado.

—Ale —el niño golpeo la mesa esperando que su padre le diera más comida—. Por favor.

—No estoy diciendo nada malo, amor —la mujer saco una caja de leche de almendras—. Es la realidad, digo, no es algo que no hayamos hecho antes.

—Me siento como el malo —sinceró.

—Chris, tu no eres el malo... y tampoco esta mal que quieras protegernos —se encogió de hombros—. Simplemente siento que esto paso a otro nivel, cuando era yo sola no importaba pero ahora tienes tres maravillosos hijos que no pueden disfrutarte por el constante miedo a la prensa.

Bajo el rostro recordando las veces que había faltado a los festivales de sus hijos, los partidos de futbol de Valentín, las obras de teatro de Romeo. Odiaba no poder llevar a sus hijos al parque como un padre normal o acompañar a su esposa al centro comercial. Solo podían ser ellos mismos dentro de su hogar o con su familia, inclusive las veces que había viajado a Florencia con la familia de su esposa iban en vuelos diferentes.

—Prometo solucionar esto —asintió—. Pero de que iremos juntos a la boda de Vanessa es un hecho.

𝙳𝙾𝚄𝙱𝙻𝙴 𝙻𝙸𝙵𝙴 | 𝙲𝙴𝚅𝙰𝙽𝚂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora