VIDA REAL | DESPEDIDA

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Chris miro el nombre de su representante en su celular y bufó

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Chris miro el nombre de su representante en su celular y bufó.

—Amor, deberías contestar —le dijo la castaña vistiendo a Maximus.

—Ellos saben que estoy en Italia, cuando vengo a Italia no contesto a menos que sea familia o amigos —le volvió a explicar.

—Bueno, deberías apagar tu celular —lo miro—. Si no, jamás van a dejar de molestarte. Tu familia o amigos pueden llamar a mi celular.

El actor asintió apagándolo.

—Me iré a duchar —beso la mejilla de su esposa y se adentro al baño.

Era treinta y uno de diciembre y tanto Nick, representante, Alexandra y Charlie, agentes, como Megan habían estado en busca de Chris. El les había pedido amablemente que lo dejaran en paz por unos días y apenas llegará a Boston se comunicaba con ellos, pero parecían no entenderlo.

—Mamá, mira quien llegó —a la habitación entro Romeo seguido de Lorenza, hija pequeña de Allegra—. Loren.

La rubiecita se sonrojo cuando Romeo la abrazo. Ambos eran buenos amigos pues tenían la misma edad.

—Loren, que guapa estás —sonrió la castaña abrazándola.

Valentín entró a la habitación emocionado—. Mamá llegó Mariella y Nicoletta también.

Allegra era un año menor que Alessandra pero se habían casado el mismo año y tenido hijos al mismo tiempo. Eran mejores amigas desde que se conocieron y Francesca y Piero podían asegurar que se habían puesto de acuerdo para su boda e inclusive los hijos. Lo único diferente era que el matrimonio de Allegra no había funcionado y tres meses atrás se había divorciado.

—Hola, tía Ale —Nicoletta entro a la habitación.

Tanto Nico como Loren llevaban el mismo vestido color dorado.

—Nico, mira nada más —sonrío ampliamente abrazándola.

Sus hijos adoraban a las Fiore tanto como ellas a los Evans.

— ¿Podemos ir con la nana Fran a la pastelería? —preguntó Romeo.

—Abuelo Piero nos va a comprar un pastel de crema de avellanas por favor, tía Ale —pidió Nicoletta.

—Nosotros cuidaremos de ellos —asintió Lorenza.

— ¿Quién más irá con ustedes? —preguntó, sabía que estarían bien tanto con Piero como con su madre pero era Año Nuevo y la pastelería estaría a reventar.

—Tío Marco, tía Ester y también tía Anto —mencionó Valentín.

—Entonces sí —sonrió.

Los cuatro sonrieron ampliamente.

—Pero no se vayan a separar de sus tíos y no ensucien su traje —ordenó acompañándonos a la sala de estar.

Ahí se encontraba Marco con un traje de dos piezas color azul marino, junto a el estaba Ester con un bonito vestido del color del traje de Marco y Antonella con uno color plateado.

—Cuiden bien de los niños —pidió  mirando a los tres jóvenes.

— ¿Quieres que nos llevemos a Maxi también? —preguntó Antonella—. Para que puedas arreglarte.

—No es necesario, Chris puede cuidarlo —explicó sonriente.

Antes de subir las escaleras le entregó dinero a Marco—. ¿Para qué?

—Mis hijos son muy pediches, así si quieren algo o las niñas quieren algo puedes comprárselo —explicó.

—Muy bien —sonrío besando la mejilla de su sobrino bebé.

Francesca bajo las escaleras con un vestido dorado que hacía juego con sus zapatillas, detrás de ella bajo Piero.

—Volvemos enseguida, debo ir a cerrar la pastelería.

—Cuídense.

La castaña subió a su habitación, su celular sonó, era número desconocido .

— ¿Quién es? —le paso su celular a su esposo.

—Ni idea.

El actor bufó—. Megan, no entiendo como consiguieron tu número de celular.

Se encogió de hombros.

— ¿Qué es lo que quieres Megan? —contestó frustrado—. Ya te dije a ti y a todos que apenas llegue a Boston iré a la oficina... No, ni siquiera sé como conseguiste el número de mi esposa... Me importa un carajo lo que pienses, no voy a ocultarlo nunca más... ¿Así? Entonces lo hablamos con mi abogado... Jódete.

Colgó la llamada llevando sus manos a sus sienes frustrado.

— ¿Chris? —poso su mano en el hombro del hombre.

—Creo que la despedí —se encogió de hombros—. También creo que necesito hablar con mi abogado. Necesito fumar.

Chris se levanto de la cama caminando al balcón. Alessandra frunció el ceño, Chris no fumaba desde hace años.

—Chris... —le llamó dejando a su hijo en la cama, colocó almohadas a los lados para que no pudiera bajarse de la cama.

—Necesito pensar un poco, Alessandra —pidió besando la frente de su esposa—. Solo unos minutos, lo prometo.

—Te amo, ¿lo sabes?

Chris sonrió—. Lo sé.

𝙳𝙾𝚄𝙱𝙻𝙴 𝙻𝙸𝙵𝙴 | 𝙲𝙴𝚅𝙰𝙽𝚂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora