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Alessandra aplaudió emocionada cuando Valentín abrió otro regalo que había recibido.
—Este lo envió el tío Robert —saltó emocionado.
Robert le había regalado el casco que había usuado en Iron Man 2, película favorita del Evans mayor.
— ¡Que cool esta! —exclamó.
Ale fijo su vista en el reloj, once cincuenta y tres de la noche.
—Debo ir al baño, Romeo ¿ya escogiste la película? —preguntó levantándose de la cama.
—Podemos ver Coraline y la puerta secreta, el Cadáver de la novia, Frankenweenie, El extraño mundo de Jack o los hermanos Willoughbys —mencionó.
—Creo que no hemos visto la última —Ale negó—. Entonces veremos esa.
Al ver a su esposo adentrarse al baño le hablo a sus hijos.
—Vamos por palomitas y golosinas —cargó al pequeño Maxi, quien estaba demasiado activo para ser tan tarde—. Su padre cumple en unos minutos y necesito su ayuda.
— ¿Tan rápido? —preguntó el mediano sorprendido.
—Así es —dejo al pequeño Maxi en su silla y se encaminó al refrigerador.
De este saco un pastel decorado con chispas de chocolate y un feliz cumpleaños papá en el centro.
— ¿Podemos comer gomitas de pandas? —preguntó Valentín mirando a su mamá.
—Es demasiado tarde para comer golosinas, Val —el niño hizo una mueca—. Esta bien, pero no agarren muchas.
Los niños colocaron gomitas y chocolates en un pequeño tazón, Romeo tomo un paquete de palomitas acarameladas.
—Ay por dios, son igualitos a su padre —rió.
Con su brazo libre cargó a Maxi.
—Suban ustedes primero —ambos niños caminaron rápidamente comiendo las golosinas—. Faltan dos minutos.
Los niños rieron emocionados—. Mamá, ¿vamos a cantarle feliz cumpleaños?
—Sip —Romeo sonrió ampliamente, adoraba las sorpresas.
Al dar las doce en punto, Valentín abrió la puerta encontrándose a su padre acostado en la gran cama.
— ¡Feliz cumpleaños a ti! —ambos niños se lanzaron a la cama para abrazar a su papá—. ¡Feliz cumpleaños, papá, feliz cumpleaños a ti!
Maxi balbuceo llamando la atención de su papá, Chris lo cargó abrazando a sus tres hijos.
— ¿Y para mi no hay abrazo? —Alessandra hizo un puchero.
Chris rió dejando a Maxi junto a sus dos hermanos mayores, le dio un abrazo a su esposa.
—Feliz cumpleaños, querido señor esposo —Chris carcajeó al oír el apodo que su esposa solía usar tiempo atrás.
—Hace años que no me decías así —beso sus labios.
Ale sonrió.
— ¡Papá debes pedir un deseo! —exclamó Romeo cuando vio a su madre encender la velita.
—Creo que no tengo nada que pedir —miro a sus hijos—. Lo tengo todo con ustedes.
—Me vas a hacer llorar —mencionó Ale sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas.
—Amor —beso su mejilla—. Lo que quiero decir es que ya tengo todo lo que alguna vez deseé, tengo tres hijos maravillosos y otra que viene en camino, una esposa perfecta, un perro amoroso.
Dodger ladró.
— ¿Qué más puedo pedir?
Valentín miro a su papá—. ¿Jellybeans?
Alessandra y Chris estallaron en risas.
—Puedo sobrevivir sin las gomitas, Val —sonrió—. Pero sin ustedes... eso sería difícil.
—Que bueno que nos tenemos los unos con los otros —Ale dejo el pastel en el pequeño mueble alado de la cama—. Y así será siempre.
