El día de ayer salio un artículo contando un par de cosas mías, mucha gente empezó a hablar y señalar sin saber la verdad acerca de la situación.
Ocho años atrás tome una decisión que podía perjudicar o favorecer tanto mi vida como la de terceras personas.
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Conocí a una mujer que en poco tiempo se volvió importante en mi vida y un año después, en 2011, decidimos contraer matrimonio.
Alessandra conocía mi vida y el ritmo que llevaba y decidió arriesgarse, le conté que prefería mantener mi vida marital en privado ella acepto sabiendo a lo que teníamos que enfrentarnos.
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Un año después de habernos casado nació nuestro primer hijo, Valentín. Después Romeo, y cuando menos lo pensamos ya teníamos a Maximus y un gran secreto que afectaba nuestra vida diario.
Yo, por mi parte, vivía con esa pesadez de no poder estar con mis hijos y poder presumirlos al mundo, mostrarles lo encantadores y perfectos que son.
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Tanto Alessandra como yo tomamos decisiones erróneas que afectaron a nuestros hijos. Les obligamos a no decir la verdad y a vivir con un padre ausente de lo cual me arrepiento tanto.
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Cuando conocí a Alessandra no pensé que una mujer podía alterar mi universo con una sola sonrisa.
Es sin duda, una mujer hermosa e inteligente. Es divertida, amorosa, espontánea, amable, alegre, encantadora y todos los adjetivos calificativos positivos que existan.
Y les juro que da los mejores abrazos del mundo.
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