Capítulo 21.- Dolor 2da parte

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Kira

Desperté temprano, pues me faltaba el sonido de alguien en mi habitación, observé la cama de Amaris, vacía no me podía acostumbrar a esto.

Me vestí y salí de la habitación, no había razón para quedarme, caminé hacia el desayuno y las primeras clases, pues no había más que hacer, me la pasé con Dana y Lucía, quién apenas si habló en todo el día.

Finalmente pudimos ir a la zona de detención, pero tras hacer la fila para llegar y decir a quién veníamos a ver la encargada nos dijo que había sido transferida al área de aislamiento, por lo que solo una de nosotras podríamos verla a la vez.

Lo hablé con las chicas y Lucía fue primero, luego Dana, me indicaron que había algo que ella quería que viera.

Caminé finalmente hacia ahí, una guardia abrió la habitación y ahí estaba ella, sentada con las piernas fueran de los barrotes, pues las tenía pasadas a través de los espacios entre estos. Las tenía cruzadas.

—¿Cómo éstas? —pregunté sentándome frente a ella, cruzando mis piernas para estar lo más cerca posible de ella.

—Te extrañe, pero creo que no podré estar contigo pronto.

—¿A qué te refieres? —pregunté.

—Dame tu mano —me pidió, yo acerque mi mano derecha hacia ella.

Ella, la tomó con cuidado, respiro hondo y bajo mi mano, hacia esa parte de ella, pero al tocarla incluso a través de la tela de su falda note algo extraño, algo diferente.

—¿Lo entiendes verdad? —tragué saliva antes de asentir.

—Esto… ¿Qué significa? —ella me miro antes hablar, note que sus ojos que apenas ayer eran totalmente azules ahora tenían el borde del iris color verde.

El verde lo tenía Dana en la totalidad de sus ojos, como todas las ghamas, han igual que varias alfas que no les estaba pasando esto.

—Tranquila tal vez sea temporal, tus ojos ya no están tan azules…

—¿No lo entiendes Kira?, estoy dejando de ser una chica, yo… No puedo con esto, no más —¿Qué rayos dice?—. Yo quiero acabar con esto…

La abracé con fuerza contra los barrotes.

—No lo harás.

—Tu cabello, extrañaba ese olor —entonces inicié a entender, ella estaba sumamente excitable, y si… ¿Eso era lo que había que darle para que volviera a la normalidad?

—Encontraré la manera de que esto acabe —le di un beso en la frente como ella en alguna ocasión lo hacía—. Te prometo que esto acabará, y que volvéremos a estar juntas.

Me levanté para retirarme, dispuesta a presentarle una idea a la directora, pero Amaris no soltó mi mano.

—No te vayas todav…

—Volveré y esto acabará tan rápido como pueda —le dije—. Ambas sabemos qué no te gustan las cadenas.

Me soltó lentamente, era obvio que algo la tenía descontrolada, algo la tenía enferma.

Los Secretos de Miriastir.- Intervención Divina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora