Capítulo 29.- Síntomas

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Como siempre había llegado la hora de las prácticas de lucha, pero note algo raro Lucía se veía más cansada de lo normal.

—Lucía, Anyi, su turno —ordenó la entrenadora, Lucía asintió y se levantó para la lucha.

Pero se veía agotada tanto como durante el último castigo que habíamos tenido, ¿Qué le estaba pasando?

Ellas dos atacaron y como era costumbre ambas atacaron con movimientos rápidos he intensos, la menor fuerza física de dheltas y ghamas significaba que el estilo de combate que usaban era más rápido.

Mientras Kira y yo acostumbrabamos pelear con movimientos fuertes, intentando mantener posición, Lucía movía sus piernas incluso más que sus manos, ella con el tiempo había dominado el estilo de lucha ligera, moverse de manera constante para esquivar los golpes más que intentar bloquearlos, ese era el estilo que se le enseñaba a ellas.

Pero ahora se veía lenta en comparación a lo normal, se notaba que estaba sobre esforzándose, un golpe bajo que ella no tuvo posibilidad de esquivar, de un salto, la hizo caer de espalda, solto un leve grito de dolor, no fuimos solo nosotras las que corrimos hacia ella, la entrenadora también, y Anyi se agacho para ayudarla, algo estaba mal.

—¿Estás bien Lucía? —preguntó la entrenadora.

—No —susurró Lucía nuestras miradas se cruzaron y una mezcla de dolor con miedo se vislumbro en sus ojos.

Nos habían entrenado para soportar el dolor y los castigos nos ayudaban a soportar el cansancio, esto no era normal.

—Amaris, Kira, llevenla a la enfermería, que la revisen, luego vuelven —ambas asentimos ayudamos a levantarse a Lucía.

Apoyamos sus brazos en nosotras para ayudarla, aunque ella insistió todo el camino en que podía caminar sola.

—El entrenador quiere que le realicen una revisión completa —pedí a una de las enfermeras cuándo entramos.

Solo asintió y señaló una camilla, ayudamos a Lucía a acostarse en esta.

—Ya realice mis peleas de hoy, vuelve yo me quedaré con Lucy un rato —le dije a Kira.

—Pero la entrenadora dijo...

—Ya me disculparé yo con ella Kira, lo entenderá —nos miramos a los ojos.

—Bien, supongo que tienes razón y yo todavía tengo una pelea más, quiero que cuándo te den el diagnostico vayas a decirnos que pasó —asentí y ella se retiro, no sin antes susurrarle algo a Lucía en el oído y por como movió sus labios era algún tipo de mensaje de aliento.

—¿Como te llamas? —preguntó la enfermera.

—Lucía Ilunga Ilanez —respondió.

—¿Qué es exactamente lo que sientes? —volvió a preguntar mientras tocaba varias partes de su cuerpo con sus manos, asiendo suaves masajes en cada punto antes retirarla.

—Muy cansada, y con dolor en la espalda y bajo la altura del estómago...

—La espalda debe ser por al caída de hace rato —añadí la enfermera asintió.

Movió sus manos a la parte del vientre, y realizó otra pregunta.

—¿Has tenido alguna irregularidad con tu sangrado? —preguntó nuevamente.

—Tengo dos semanas de retraso, Kira y Dana creen que es consecuencia de la gran cantidad silfio que nos dieron a beber estás semanas —la enfermera se mostró algo dudosa.

—¿Habías tenido retrasos largos anteriormente?

—Nunca de más de tres días —respondió

—Esto es extraño..., el silfio a veces produce un retraso pero incluso en cantidad nunca de más de cinco días —explicó, y se apartó en busca de algo.

—Toma esto...

—¿Qué es? —preguntó Lucía con cierto nerviosismo.

—Miel, toma un poco antes de dormir esta noche y al despertar, te ayudará con el agotamiento y si es lo que pienso ... Bueno, vendrás a verme nuevamente.

—¿Qué es lo que cree?

—Prefiero no decirlo hasta que este segura, pero si es eso, significa que no es nada grave, ahora les daré una nota para que la lleves a descansar lo que falta del día, y que le permitan venir si algo sucede.

Dijo mientras en un papel escribía, lo corto en dos y me dio un pedazo.

—Para su entrenadora —asentí y le dio el otro a Lucía—. Por si necesitas venir...

Llevé la nota al entrenador luego de acompañar a Lucía a su habitación, aunque esta vez estuvo mucho más reacia a que la ayudara, por lo cuál solo la acompañe. Luego fui con la entrenadora y use como escusa que la enfermera me pidió que me quedara.

Los Secretos de Miriastir.- Intervención Divina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora