Capítulo 26.- Inesperado 1ra parte

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No sabía por qué había despertado, pero sentirme mal sentada en una celda individual no me sorprendía, era obvio que no volvería a sentirme libre tan fácil, no entendía cuál habría sido la razón de esto, pero tal vez valió la pena.

Ya estaba cansada, sabía que si no me querían liberar no lo harían, pues en el primer año fui ayudante de las celdas, aunque claro, en esa época no había prisioneros en este lugar.

Pero el punto es que no lo harían ni aunque quisieran, pues las llaves de las celdas individuales se guardaban en la dirección, para que así no se libere a nadie sin autorización. Solo nos sacaban tres veces al día para hacer nuestras necesidades.

Pero aún así no lo soportaba, cuándo la excitación por lo que había hecho pasó, el impulso de intentar romper los barrotes me domino.

Desde que esto me había iniciado a pasar me sentía más de fuerte, tanto como en momentos de impulso dominacional, aunque no estaba segura de si realmente era más fuerte o solo me sentía así.

Los siguientes días sin embargo, inicié a estabilizarme poco a poco sentía mi cuerpo cambiar, volviendo a ser como era aquel día, aquel día en que los dioses intervinieron.

Kira

Ya habían pasado tres semanas, tres semanas desde que estuvimos con Amaris, la visitábamos todos los días, ella ya había vuelto a la forma que los cinco dioses nos habían dado aquel día, pero aún así no la dejaban salir, según la directora estaban pensando en realizar el mismo tratamiento con las que fuera posible pero indicaron que al estarnos dando té de silfio a todas las que habíamos realizado la prueba, durante una semana, no tenían suficientes para todas.

Si una semana, nos habían dado suficiente silfio a cada una, para inmunizar del embarazo a toda la dilinsta, pero parecía que ellas lo consideraban poco, la verdad temía que eso nos terminara dejando estériles a todas.

—Kira, tengo que hablar contigo —me dijo Lucía durante el receso de media mañana, se veía nerviosa y Dana a su lado me hizo una señal indicando que no entendía la razón.

—Bien, vamos a mi habitación, supongo que nos queda tiempo antes de la siguiente clase —la tres fuimos a mi habitación y cerré la puerta por si era algo que fuera secreto.

—¿Ahora si nos dirás porque estás tan nerviosa? —preguntó Dana, era sin duda muy impaciente.

—Tuve un retraso explicó Lucía.

—No era necesario tanto escándalo por algo así Lucía, es normal un retraso de uno o dos días —se quejó Dana.

—Voy una semana, nunca tuve un retraso tan grande —explicó Lucía se veía muy nerviosa.

—Lucía, tal vez es solo un efecto secundario de tomar tanto silfio —le respondí arrodillándome frente a ella—. Recuerda que tomamos suficiente para hacer inmunes al embarazo a cien personas, tranquilízate —añadí tomando sus manos con delicadeza.

No era posible que ninguna de nosotras estuviera embarazada, después de todo, un té de silfio suave era suficiente para evitar embarazos siempre.

—¿Y si algo no funcionó?, ¿qué tal si los cinco dioses decidieron anular los efectos del silfio en mi? —preguntó iniciando a lagrimear, se notaba un gran miedo en ella.

—Si es así, seremos madres y cuidaremos a nuestra hija como se debe, no estás sola Lucía, y no te dejaremos sola —le respondió Dana pasando su mano por el rostro de Lucía para limpiar una de sus lágrimas.

Verla llorar de miedo me asustaba pero era imposible que estuviera embarazada, no podía haber tan mala suerte.

Los Secretos de Miriastir.- Intervención Divina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora