Los Secretos de Miriastir.- Intervención Divina

Capítulo 39.- Descanso

Amaris

Me sentía mal, fui a Daesrin a beber un poco, con la esperanza de olvidarme de mis problemas por unas horas.

Me sentía sola, pero pronto sentí que alguien se sentó al lado mío.

—¿Te sientes tan mal? —preguntó, yo no la miré.

—Supongo que ya sabes lo que hice —solté sin más—. Si me enterara que le hicieran algo así a alguna de mis hermanas, golpearía a la culpable hasta que necesitara ayuda para respirar.

—Si, me enteré de tu cobardía y pensé en hacerlo, pero eso sería complacerte, tu quieres ser castigada por tu cobardía, cual es el punto de complacerte —me respondió dándome palmadas en la espalda.

—¿No crees que tu pareja se impacientara si tardas demasiado? —pregunté, al ver que se tomaba un vaso de un solo trago.

—Si te soy sincera, vine sola hoy, desde lo que pasó se me a hecho más difícil conseguir chicas —suspiró.

—¿A ti? Pero si parecía que estuviste con la mitad de...

—No soy tan popular Amaris, si tuve más chicas que tú, es porque tuviste pocas, en parte te lo agradezco, no hubiera querido que le rompieran el corazón cada semestre a mi hermana.

De repente la música cambió, inició a tocar una canción llamada "el aura de la manada".

—Pero al final se lo terminé rompiendo de cualquier manera —expliqué, llevándome las manos al rostro.

La música llenaba mis oídos. Esa canción antigua me perforaba los oídos.

"Todos nos rechazaron cuándo quisimos a alguien más...
Pero mientras hablaban a nuestra espalda...
Tú y yo nos amábamos aún más"

—Si, supongo que a cualquiera le rompería el corazón que le mostraras sus collares de compromiso como si no valieran nada —me respondió mientras iniciaba a tararear la melodía. No esperaba que supiera de los collares pero no me sorprendía.

"Yo me sentía enamorada de aquella muchacha que desconocías...
Pero nunca de ti dejé de estar enamorada...
Creía que sentir algo por ella era traicionarte...
Y perderte por aquello temía."

—Los collares valen mucho para mí, pero... ¿Cómo puedo pedirles eso cuándo les hice tanto daño en un solo acto?

"Pero ya no podía negar mis sentimientos...
No podía negarlas más a ninguna de las dos...
Por eso mi miedo enfrenté y las presente...
Y me confesé..."

—Siempre existe una manera —me respondió mientras me jalaba de la mano y me obligaba a levantarme—. Por eso mi miedo enfrenté y las presente... —repitió una de las líneas de aquella canción a coro con quiénes la bailaban.

"Nunca sentí más temor de perderlas a las dos...
Me sentía culpable de no poder decidir...
De que mis sentimientos me llevarán en direcciones...
Tan distintas e iguales a la vez..."

—No estoy de ánimo para bailar Heidy... —me miró directamente a los ojos, sus ojos eran cafés, pero aún así eran muy parecidos a los ojos lilas de Kira.

"Yo temía, temía que se odiaran y que me odiaran a mi...
Eso temí pero no paso...
Ahí entendí nuestra verdadera conexión."

Ella siguió la letra de la canción con sus labios. Y tras concluir la estrofa me continuó jalando entre las chicas bailando.

La segunda cantante tomó su turno.

"Ella me presentó, a la chica de la que me enamoré...
A la chica que me hizo creer que la engañaba...
A la nueva chica de la que yo me enamoré."

"Nunca creí que nuestra conexión fuera tal...
Nunca creí que nuestro amor fuera tal...
Nos habíamos enamorado de la misma mujer."

La primera cantante volvió a continuar.

"Ellas se cayeron bien desde el primer momento...
Y no solo me aceptaron a mi si no entre si...
A partir de entonces fuimos tres."

Las dos cantantes corearon en conjunto la última pieza de la canción junto a la tercera que no había cantado hasta el momento.

"Las tres nos amamos sin temer...
Las tres juntas supimos sernos fieles...
Las tres juntas confiamos las unas en las otras...
Las tres juntas no temimos jamás."

La canción terminaba y finalmente salimos de entre las que bailaban.

—Siempre existe una manera, esta es tu manera —me dijo al llegar a una mesa.

Ahí estaba Kira sentada frente a mi. No esperaba verla y mucho menos a Lucía y Dana sentadas a su derecha e izquierda respectivamente.

Heidy me forzó a sentarme, en la cuarta silla que había alrededor de esa mesa circular.

—Ya hice mi parte, ahora me retiro —se despidió y luego me susurro al oído—. Buena suerte cuñada. —alargó la última palabra.

Yo trague saliva nerviosa y sin mirar a las chicas.