Capítulo 27.- Inesperado 2da parte

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Desperté agotada, ni siquiera recordaba cuándo me había dormido, pero lo que vi era lo más importante, era la directora Magni.

Me levanté con dificultad en señal de respeto, ella me observó de pies a cabeza.

—Bien, supongo que tienen razón, pareces recuperada por ahora —explicó con un tono de voz serio, era evidente que no esperaba una respuesta de mi parte.

—Entonces ¿las liberaremos? —preguntó la guardia encargada de mi celda y el resto de las celdas independientes.

—No hay razón para que sigan aquí, pero deberán ser vigiladas.

Tome la celda con mis manos en un impulso.

—Relájate, te liberarán al atardecer —habló el guardia y luego ambos se retiraron.

Tal y como dijo, al atardecer Kira, Dana y Lucía vinieron a recogerme, una suerte pues realmente a penas lograba caminar, al salir del área de celdas quisieron llevarme a mi habitación, pero yo me negué.

Tras todas éstas semanas encerrada solo había una cosa que yo deseaba hacer, además de abrazar a mis chicas, darme un baño, ¿qué?, había estado por varias semanas ahí saliendo de mi celda solo para hacer mis “necesidades”, las celdas no tenían un baño propio.

Finalmente me ayudaron a llegar allá y desvestirme, el baño en la dilinsta consistía en múltiples baños comunes, donde podían entrar hasta una veintena de chicas a la vez.

Kira, Dana y Lucía tuvieron que ayudarme a desvestirme, y a limpiarme en general, pues además de que estaba bastante débil, me encontraba bastante sucia, todo lo que había pasado había sido demasiado.

Esa noche me vi obligada a pedirle a Kira que dejara encendida una de las velas que servían para iluminar nuestra habitación, pues temía que la oscuridad me devolviera a esa celda.

Me tomó mucho dormirme, pues cada que cerraba mis ojos el miedo iniciaba a apoderarse de mi.

Finalmente, mucho más allá de la media noche me rendí y decidí caminar hasta la cama de Kira y me acosté a su lado con cuidado de no despertarla, esperando que sentir su calor me ayudara a sentirme más tranquila.

Funcionó, pero es más que obvio mencionar que cuándo Kira despertó y me vio, gritó, totalmente sorprendida y algo asustada, para luego tirarme de su cama.

Supongo que me lo merecía, aunque siendo sincera dolió bastante.

Me tomó casi tres días que mi cuerpo se fortaleciera nuevamente, para poder iniciar a reacostumbrarme a nuestra rutina diaria en la dilinsta.

Varias de las chicas habían vuelto a la vez que yo, o en los días cercanos, pero no todas.

Cuándo me enteré de que Kira, Dana y Lucía, le habían pedido permiso a las directoras tener sexo conmigo, para ver si eso me curaba me sentí totalmente avergonzada, no sabía como afrontar saber algo como eso.

Los Secretos de Miriastir.- Intervención Divina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora