Ella Fue Mi Crush Primero(#2) [Completo]

33. Ubícate Calvin.

Actualización 1/2

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Abrí la boca sorprendida y di un paso atrás sin poder creer como me había llamado.

Esto era el colmo.

— ¿Cómo me llamaste? —susurré alzando una ceja.

Calvin sonrió forzadamente dando un paso hacia mí.

—Estoy muy seguro que lo escuchaste.

Claro que lo había escuchado.

Este era el peor momento para discutir, Calvin se estaba desquitando conmigo, pero yo nunca fui bolsa de boxeo, ni lo sería.

—No seas tan hijo de...

El sonido de su teléfono ahogó mi insulto y atendió sin dejar de fruncir el ceño, su expresión cambiaba a una más vulnerable y negó con la cabeza pareciendo que el enojo se había ido, ¿Quién era? ¿Qué le decía?

—Voy para allá, solo cálmate —dijo Calvin por fin y colgó la llamada.

Quería ser indiferente, pero parecía algo grave, y mi curiosidad me ganaba.

— ¿Qué pasó? —me crucé de brazos, Calvin tragó pesadamente y apenas me miró.

—Acompáñame —quiso tomar mi brazo pero me eché hacia atrás fuera de su agarre.

—No iré a ningún lado hasta que me digas qué pasó.

Calvin rodó los ojos y apretó la quijada.

—Mi madre me llamó —dijo preocupado—, al parecer recibió una llamada de mi papá, chocó en su auto cuando salió de la casa y al parecer lo tienen el hospital.

😱†😱

Al ir al hospital, el padre de Calvin tenía una enorme herida en la frente, dijo que no era de gravedad, pero de igual forma nos quedamos y esperamos a que suturaran la herida. Él mencionó que tendrían una pequeña reunión en la casa de la mamá de Calvin esa noche donde discutirían unos documentos de Habacuc, pero no mencionó por qué golpeó a la señora Camila ni tampoco nos atrevimos a preguntar.

Aunque lo admitía, tenía mucha curiosidad.

Tremenda familia eran los Craft.

Tomamos un taxi luego de dejar al señor Craft en su casa, y nos dirigimos a la casa de la señora Camila, yo no hablé y Calvin tampoco mencionó nada.

Geníal, apenas teníamos casi un día y ya estábamos peleados.

Al entrar no sabía si Calvin querría estar solo en su habitación, y sinceramente no quería hablarle, estaba muy enojada, así que antes de que volviera a gritarme, caminé a los muebles de la sala y tomé asiento.

Vi a Calvin dar leves pasos hacia mí y se detuvo a mi lado, no me atreví a verlo.

—Voy a subir a la habitación —dijo casi en un susurro.

Ah, ¿Ahora no vas a gritarme?

No le contesté, solo me crucé de brazos y me eché hacia atrás.

Recuerda que su familia es un desastre, Claus.

Igual no tiene por qué tratarme así.

Calvin estiró su brazo y tomó mi mano, su gesto me tomó desprevenida, sinceramente, no creí que insistiría.

—Acompáñame —dijo.

Quise resistirme, pero creo que teníamos que hablar, así que lo seguí escaleras arriba hacia su habitación, mi espalda me dolía, o creo que todo mi cuerpo me pedía a gritos descansar pero antes fumarme un cigarro.

Casi imaginaba el humo llenar mis pulmones y el olor cuando lo expulsaba.

Dijiste que ibas a dejar el vicio.

Aguante la respiración debía enfocarme, cuando llegamos a la habitación de Calvin, me solté de su agarre y fui hacia la ventana, noté que en la otra casa -donde alguna vez viví- solo había una cortina. 

— ¿No vas a hablarme?

Vaya señor inteligente, me leíste la mente.

No quería, pero creo que era hora de hablar seriamente.

—Calvin, me llamaste puta, y prácticamente no confías en mí —dije— ¿por qué querría hablarte?

Me voltee, Calvin estaba de espaldas a la puerta de su habitación observándome con una expresión completamente miserable en el rostro.

¿Por qué tienes que ser tan complicado mi demonio hermoso?

—Lo siento —dijo—, joder Claus, es que soy un imbécil tengo tantas cosas en la mente que quiero gritar o golpear algo...

Sí, todo un imbécil.

—Eres libre de hacerlo —dije—, pero no conmigo, no puedes insultarme y creer que simplemente voy a olvidarlo y actuar como si nada pasó, soy humana, tengo sentimientos también.

Respire profundo evitando que las lágrimas salieran de mis ojos.

No vas a llorar.

—Puedo entenderte, he intentado ser muy comprensiva Calvin —continué—, pero estás haciendo que sea muy difícil.

Solo quería salir corriendo y fingir que esto fue solo un mal error.

Y ahí estaba el dilema, no sabía si él era el amor o el error de mi vida.

— ¿Piensas dejarme? —murmuró con voz frágil comenzando a acercarse lentamente, pareciendo consiente de la situación peligrosa en la que se encontraba nuestra relación.

—Ni siquiera hemos empezado —dije—, tal vez deberíamos calmarnos, tomarlo despacio y cuando regresemos darnos un tiempo.

Así tal vez todo tomaría su lugar por sí solo.

—No puedes terminar conmigo —dijo perplejo.

Él parecía demasiado conmocionado, tal vez por fin reaccionaria y se daría cuenta que no podía tratarme así de mal. Se detuvo a unos centímetros de mí y yo lo miré fijamente cruzándome de brazos para decir:

—No podemos terminar algo que no ha empezado.

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