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《A seis meses del edicto, pruebas han demostrado que, en los omegas que ya concebían desde antes, los bebés recién nacidos son betas. ¿Cómo lo sabemos? Lee Laboratories ha desarrollado un análisis para saber el lugar en la jerarquía de los nuevos cachorros mucho antes de los tres años. Todavía no hay resultados de las nuevas parejas casadas, pero se sabe que algunos de ellos ya esperan niños. Aun así, hay un gran número de alfas y omegas en todo Corea del Sur que están en capacidad, pero se mantienen indiferentes al nuevo edicto. ¿Cuál será el siguiente paso?

Los dejamos con el Dr. Lee...》

     —¡Apague eso, hyung! —pidió TaeHyung.

     —Tae, sabes que tienes que estar informado, más cuando eres omega —explicó HoSeok.

     TaeHyung se mantenía reacio a todo lo que dijeran en los noticieros. Ya habían pasado seis meses y todo apuntaba a que, tarde o temprano, el gobierno comenzaría a emparejar a alfas y omegas como si fuesen animales. Pero, según el azabache, no tenía que preocuparse, ya que aún estaba estudiando y no tenía una edad apropiada para formar una familia, cosa que era cierta.

     —Suficiente tengo con mi madre, ella es peor que los noticieros, créeme. —Una melodía se escuchó en toda la sala—. Oh, adivinen quién acaba de llamarme —ironizó.

     La pareja lo vio irse a su habitación y se encogieron de hombros antes de comenzar un beso dulce.

     TaeHyung sabía que JungKook era la mejor y casi única opción. Al menos de él sabía que era un completo idiota y una persona terriblemente molesta. Podría decirse que lo conocía bien, sobre todo su peor lado. Eso era algo con lo que la mayoría de personas tenía problemas al momento de casarse, ¿no? Salían a flote todos los defectos y las peleas iniciaban. Entre JungKook y él eso jamás sería sorpresa, sorpresa sería que algún día se trataran bien. En cambio, no sabría qué esperar de algún desconocido, cómo sería o cómo lo trataría. Además, ¿y si no le gustaba? ¿Y si era un sujeto velludo con mal olor en los pies? A JungKook no le olían los pies. Lo sabía porque estudiaron juntos toda la vida y nunca percibió un mal olor cuando se quitaba los zapatos.

     «Pero, ¿en qué demonios estás pensando justo ahora, TaeHyung?», se reprochó a sí mismo.

     —¿Mamá? —preguntó cuando contestó el celular.

     —Tae. Soy papá, cielo

     —¡Papá! Hola, ¿cómo están en casa?

     —Algo preocupados, hijo. ¿Y tú?

     El omega sabía lo que venía, así que suspiró un tanto frustrado.

     —Déjame adivinar, por lo de las noticias. —Talló su mejilla para no exaltarse más de la cuenta—. Fuera de eso, estoy bien.

     —Sí, es por eso. Pero no quiero abrumarte, sé que todavía hay tiempo. ¿Cómo vas con las clases?

     TaeHyung agradeció que su padre comprendiera al fin.

     —Pues muy bien. En serio quise regresar por vacaciones, pero no fueron muy largas y tenía que hacer algunas cosas aquí. Iré para fin de año, lo prometo.

     —Descuida, hijo. ¿Alguna otra novedad? —preguntó su padre, sugerente.

     —No, ninguna. Si te refieres a lo sentimental, mucho menos.

     —Oh, vamos, amor. ¿Por qué no le das una oportunidad a JungKook? Ha cambiado mucho desde la última vez que hablaron, esa discordia de cuando eran niños ya no debe estar ahí.

Extinción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora