O32

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     —Amor, ¿no será eso muy raro? —preguntó NamJoon—. No los conocemos mucho. Bueno, tú sí, pero sigue siendo raro. 

     —Vamos, Nam hyung. Lo hacemos por JungKook, ¿recuerda?

     El mayor suspiró y siguió a su pequeño y travieso novio. ¿Cómo decirle que no?

     —Vale, Minnie. Pero, ¿no podemos ir y hablarles como personas normales? ¡¿Tenemos que secuestrarlos?!

     —Hyung, no grite. —JiMin calló al mayor colocando su dedo índice sobre los labios contrarios—. A ellos les gusta la adrenalina. Una vez Jin hyung secuestró a Hobi hyung y lo llevó a su habitación. Él nunca se quejó.

     NamJoon miró al pelirrojo con duda. Estaba bromeando, ¿cierto? Con JiMin nunca se sabía. Le gustaba jugar al inocente, pero puede que hubiera cosas que realmente desconocía. Ese pequeño beta era muy impredecible, y eso lo hacía encantador.

     —JiMin... Primero, no sé qué hacías en esa circunstancia, pero si hicieron lo que creo que hicieron, entonces HoSeok no tenía de qué quejarse. No es lo mismo, ¿entiendes mi punto?

     JiMin se giró hacia NamJoon, echando su cabeza ligeramente hacia atrás, pues le llevaba bastantes centímetros de altura y era algo difícil verlo a los ojos.

     —Luego de esto podría secuestrarte también, ¿qué dices? —El menor enarcó una ceja con diversión y se relamió los labios.

     NamJoon, avergonzado, se agachó a su altura y escondió su rostro en el cuello de su novio, dejándole un beso ahí y estremeciendo al beta menor.

     —Y pensar que te ves tan inocente, JiMinnie. Vamos por esos dos, pero quedas en deuda conmigo, ¿eh?

     Con una sonrisa y un ligero roce de su mano con la entrepierna del mayor, JiMin le indicó que le siguiera hasta el salón de SeokJin y HoSeok.

     Ese pequeño era un pervertido.

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     —¿Qué me comprarás, Jinnie?

     —Lo que quieras, bebé.

     HoSeok sonrió y se apegó a su novio, quien lo rodeó con sus brazos. Iban tranquilos hacia el cafetín, pero comenzaron a sentir que alguien los seguía de lejos. De pronto, sintieron manos cubrir sus bocas y fueron arrastrados hasta un aula vacía del campus.

     —¿TaeHyung los seguía? —preguntó una voz familiar, pero que no lograban reconocer.

     HoSeok negó agitando su cabeza de un lado a otro. La pareja tenía el corazón a mil. ¿Los habían secuestrado? ¿A plena luz del día y con miles de estudiantes alrededor? SeokJin quería voltear para ver a su agresor, pero no se le hacía posible. Las manos tapaban fuertemente su boca y... Alto, esas manos las conocía.

     Lamió la mano que le impedía el habla y el chico la retiró asqueado.

     —¡¿JiMin?! —Al voltearse, confirmó sus sospechas—. Puedes cambiar tu voz, pero no tus manos. ¿Qué crees que haces?

     El pelirrojo le hizo señas a NamJoon para que soltara a HoSeok, quien estaba a nada de un paro cardíaco. Al verse libre, corrió a los brazos de SeokJin, siendo acunado al instante por éste, al mismo tiempo que SeokJin asesinaba al más alto con la mirada por el simple hecho de atreverse a tocar a su novio.

     —No le doy un buen golpe a ese de ahí solo porque es tuyo, JiMin —dijo SeokJin entre dientes—. Ahora, ¿me explicas qué fue todo eso?

Extinción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora