Extinción ©

O26

     —Lo siento mucho, cariño —dijo su madre después de escuchar lo que había pasado con BoGum.

     —No hay por qué, mamá. Además, nos veremos dentro de unas horas, no puedo estar más emocionado. Tendré la mente ocupada y estaré bien. —El omega intentó animarse hablando con su madre en lo que acomodaba sus cosas en la rejilla del autobús.

     Vería a su familia de nuevo, después de un año trágico que fácilmente podría compararse con una novel de Shakespeare, porque no había otro modo de describirlo. 

     —Vas a tener mucho en qué ocupar la mente, hijo... —susurró su madre.

     TaeHyung frunció su ceño y acomodó el teléfono entre su oreja y su hombro. Ese tono de su madre no era un buen presagio; la conocía lo suficiente para saberlo incluso a través de una llamada.

     —¿Qué? ¿Por qué?

     —Es mejor que lo sepas cuando ya estés aquí —concluyó EunHwa para no hablar de más.

     Pensativo, el omega intentaba descifrar qué podría ser lo que preocupaba a su madre, pero no se le ocurría nada. Prefirió no pensar más por su propia paz mental; suficiente tenía con su reciente ruptura.

     —Uh... habrá otra cena, ¿verdad? Supe que JungKook terminó su relación también.

     No tuvo que darle muchas vueltas al asunto para saber que sus familias se reunirían de nuevo. Además, no se habían visto en un buen tiempo, así que sus padres no iban a desaprovechar esa oportunidad de tener una cena todos juntos. Sus hijos tenían el corazón roto y, ¿qué mejor que una velada para olvidar las penas?

     —Sí, hijo. —El sonido del motor dio a entender a EunHwa que pronto el viaje de su TaeHyung emprendería—. Bueno, cuídate y nos vemos luego. Te amo, cielo.

     —Tú también, mamá. Te amo más.

     —Yo te amé primero, así que gano.

     Sonriente, TaeHyung soltó un suspiro y colgó la llamada luego de despedirse de su madre. Cerró sus ojos y buscó su ansiado sueño que no tardó en llegar. Sería un día largo y una noche complicada, pero no tenía idea de la situación en la que estaba y de lo que se iba a enterar llegando a casa.

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     Luego de la cálida bienvenida en su hogar y unas horas de descanso, JungKook se alistaba para recibir a los Kim en su casa. La última vez la cena fue en casa de EunHwa, así que YonSook había querido devolverle el favor a los Kim.

     —JungKookie. Hijo, ayúdame a centrar esto.

     El alfa acudió al llamado de su padre y fue donde él para apoyarlo.

     —¿Qué hago? —preguntó JungKook.

     —Según tu madre, la mesa debe ir más cerca de ese mueble.

     Riendo, el menor tomó un extremo de la mesa y la movió con ayuda de su padre. Una vez perfecto a los ojos de la mujer de la casa, JungKook fue a su habitación, no listo para verle la cara a TaeHyung de nuevo.

     Tantos años de rencor no se habían borrado de la noche a la mañana, pero al menos podían intentar no lanzarse la comida entre sí o algo peor. Sabían y tenían conocimiento de lo insoportables que podían ser, así que con cruzarse lo menos posible se evitarían muchos problemas.

     El timbre se escuchó por toda la casa. JungKook bajó con algo de incomodidad y sentía que el cuello abierto de su camisa lo asfixiaba. TaeHyung iba bastante casual, haciendo sentir ridículo al castaño con su camisa, pantalones de vestir y zapatos de charol. Tal vez había exagerado con la formalidad. Menos mal no hubo gestos ni miradas burlonas. Tenían una tregua, ¿no era así? Sí, y así debían mantenerlo.