O13

21.9K 2.9K 647
                                    

     —La maldita Universidad de nuevo —se quejó JiMin. Y les causó gracia al beta mayor y al alfa, porque el pelirrojo casi nunca maldecía.

     NamJoon dio un suave, muy suave golpe con su índice a los rellenos labios de su ya novio, para luego besarlo castamente.

     En ese mes de distancia, se habían dado cuenta de que se hacían falta y de lo mucho que se gustaban, así que NamJoon había viajado una semana antes a Busán para estar con él y pedirle oficialmente que sea su novio. O esa es la historia desde la perspectiva de NamJoon, JiMin fue más práctico al momento de narrar su historia de amor.

     —Me alegro por ustedes, lo digo en serio. —JungKook felicitó a sus dos amigos, contento de verlos juntos al fin.

     La pareja lo miró un poco confundida, pero no preguntó. El castaño alfa estaba más tranquilo de lo usual y eso era algo escalofriante. 

     No pasó mucho hasta que TaeHyung hizo su grandiosa aparición, como siempre. El chico tenía mucha presencia, nadie podía ser capaz de no notarlo. JungKook lo siguió con la mirada, despectivo, con el desdén de siempre. El azabache ni lo miró y pasó de largo, como acostumbraba, pero lo extraño fue que el alfa lo siguió.

     —Kook...

     —Déjalo, Minnie. Quiero ver qué trama —dijo NamJoon, deteniendo a su novio.

     Ambos observaron cómo JungKook alcanzó al azabache y le bloqueó el paso. Sus amigos no entendían nada de la situación, y eso significaba que el resto de espectadores mucho menos. Pero el más confundido era TaeHyung, quien no lograba descifrar lo que pasaba por la cabeza de JungKook desde ese extraño encuentro en Daegu.

     —¿Tú de nuevo? ¿Qué quieres? —le preguntó TaeHyung, claramente irritado.

     —Que desaparezcas, imbécil.

     Ni el omega ni nadie esperó esa respuesta. ¿Qué pasaba con él? El azabache comenzaba a creer que ese alfa en frente suyo estaba desarrollando un problema mental. Bipolaridad, tal vez. Quién sabía, JungKook no era precisamente predecible, pero últimamente su comportamiento era más extraño de lo habitual. 

     —¿Cuál es tu maldito problema? —reclamó TaeHyung, pero JungKook no dijo nada—. En ese caso, desaparece tú, solo estorbas. Ahora, quítate. 

     El omega, harto de aquella escena, quiso irse, pero el castaño no lo dejó.

     TaeHyung realmente no entendía ni una mierda; probablemente estaba más desorientado que Adán y Eva en el día de madres. Eran el centro de atención de todos los estudiantes. Unos, por su cercanía, gritaban «beso»; pero los que los conocían y sabían lo mal que se llevaban, temían que terminase en pelea. ¿Un alfa contra un omega? Si bien ya no existía la diferencia de fuerza entre ambas jerarquías, seguía siendo un tema controversial para muchas personas un enfrentamiento de ese tipo.

     JiMin comenzaba a preocuparse, al igual que su novio.

     —Mira que eres horrible, TaeTae —prosiguió JungKook, mirando fijamente los ojos sorprendidos del azabache al escuchar ese apodo. Aquello revivió momentos en la mente de TaeHyung muy poco gratos—. Y encima eres omega. BoGum te va a dejar con el tiempo —culminó el castaño, sonriendo con sorna.

     El omega recordó su último encuentro de cuando eran niños, la última vez que TaeHyung intentó ser amable con él: JungKook le dijo algo similar. Si pudo defenderse en ese entonces, ¿por qué en esos momentos le temblaban las piernas y tenía un nudo en la garganta? Simple: JungKook ya no era solo un niño fastidioso y pesado. Con el tiempo, sus rasgos se habían vuelto más finos. Cuando niño, su nariz resaltaba en su rostro, pero, con el tiempo, se había vuelto un apuesto joven. Y sentir a alguien así, que era un alfa y que haya usado su voz de mando en él, era demasiado para TaeHyung. Pero no se doblegaría ante Jeon, no caería tan bajo solo por lo que le decían sus hormonas. Podría tener apariencia de modelo, pero era un horrible ser humano, el más deplorable que haya tenido la desdicha de conocer.

     —Como te dije en ese entonces, JoonKyo —habló TaeHyung una vez salió de su trance—, yo no te conozco, y tú tampoco a mí. Gracias por tu opinión, aunque hubiera sido bueno que te la hubiera pedido. Permiso. —Con su maleta empujó al alfa y se abrió paso entre todos los chismosos que habían hecho un círculo alrededor de ellos.

     JungKook no le dijo nada y sonrió con malicia. Aparentemente, era un «TaeHyung uno, JungKook cero», pero ese azabache no sabía lo que le esperaba.

[╰⊰⊹✿ ○ ✿⊹⊱╮]

     —¡Es un...! ¡Agh! ¡Que se vaya a la puta mierda! ¡Lo odio! —renegaba entre dientes el omega de camino a su aula.

     SeokJin y HoSeok todavía no llegaban, así que estaba solo contra el mundo y sin nadie con quién desahogarse. Escena por escena recordaba el desagradable encuentro de hacía unos minutos. JungKook derrochaba una confianza que nunca antes había visto en él y eso lo molestaba en demasía. Tal vez se había acostumbrado a ser el que llevaba las riendas de la situación o quizás la sola cercanía lo había contrariado —el hombre no tenía una apariencia especialmente mala—. No había cómo saberlo, aunque, muy posiblemente, era un poco de ambas cosas, lo cual empeoraba su humor.

     De repente, uno de sus compañeros pasó por detrás suyo y le susurró:

     —Tú dirás, hermoso. ¿Cuándo y dónde? —Luego de eso, le dio una ligera nalgada. Una maldita nalgada.

     TaeHyung se desconoció. Se giró con rabia y, sin pensarlo demasiado, le impactó un puñetazo en el estómago a ese descarado que se había atrevido a molestarlo.

     —¡¿Y a ti qué mierda te pasa, idiota?! —gritó TaeHyung, viendo desde su altura a su compañero tirado en el suelo.

     El muchacho lo miraba con desconcierto y tratando de recuperar el aire. Sus amigos fueron en su ayuda y lo ayudaron a ponerse de pie. El omega por poco y echaba fuego por los ojos: mantenía fija su mirada en el pobre chico que se quejaba de dolor.

     —Solo seguía el juego... —dijo como pudo ese beta—. Alguien te gastó una broma diciendo que eres una puta barata.

     —¿Qué...? 

     El enojo de TaeHyung se transformó en confusión. Su postura defensiva se esfumó como polvo.

     —Lo llevas en tu espalda. Vaya que eres despistado. —Con una última sonrisa burlona, el muchacho se fue a su sitio.

     El azabache tanteó su espalda y despegó el papel que llevaba pegado. Cuando lo leyó, no pudo sino arrugarlo entre sus manos y tirarlo a la basura.

     —Qué original, pedazo de mierda. Espera y verás —dijo entre dientes con ira.

     Lo que decía el papel era: Soy una puta barata y Park BoGum lo sabe. Era como una mala broma de un niño de primaria. ¿JungKook tenía la edad mental de un pequeño? Con aquella notable falta de creatividad, TaeHyung deducía que sí. Era una broma tan pasada de moda, que el hecho de que viniera de un hombre adulto y futuro médico le daba ganas de reír y llorar. 

     TaeHyung uno, JungKook uno.

✿ⓕⓐⓤⓖⓗⓣⓨ✿

Verán que acá el tiempo pasa rápido, más rápido que en la rosa de Guadalupe jansjajs.

Bye.

Roze Blume 🌹

‹edited›

Extinción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora