Extinción ©

O23

     —¡Sí! ¡Mierda, sí! ¡SooBin, YeonJun, tenemos que decirle al rector!

     La pareja, eufórica, se abrazó, uniendo a JungKook a su acogedor y pequeño círculo.

     —¡Felicidades, JungKookie! ¡Será el descubrimiento de tu vida! —YeonJun felicitó al alfa por su logro.

     —Ay, tonto. Jamás lo hubiera logrado sin ustedes, el crédito es de los tres. Vamos, SooBin, tenemos una monografía que presentar —dijo JungKook con una sonrisa pintada en su rostro.

     Acostumbrarse a su soledad después de haber alejado a la mejor compañía que pudo haberle regalado la vida, fue duro. Pero mente ocupada, corazón que no extraña, así que le fue muy fácil entregarse de lleno a su investigación. Por fin había hallado una posible solución para frenar la muerte de inocentes almas lobunas, solo esperaba que lo tomen en cuenta.

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     —¡Te digo que lo lleves a la enfermería! Maldita sea, BoGum, no tengo tiempo para verte llorar. Hazte a un lado. —SeokJin, con ayuda de HoSeok, cargó a TaeHyung y lo sacó de su aula en brazos.

     Pensar que el castaño tomaba siestas seguidas fue una tontería. Si se le veía bien, se podían apreciar sus ojeras y el tono blanquecino para nada normal en su acanelada piel. Esa mañana habían intentado despertarlo, pero no respondió: estaba inconsciente. Eso fue el detonante, TaeHyung no estaba bien para nada.

     —No pueden hacer nada en la enfermería, créeme. —Un demacrado muchacho en la entrada los sorprendió, sobre todo con la forma tan contundente en la que les habló.

     —Eso no lo sabes —dijo HoSeok.

     —¿Que no lo sé? —El chico soltó una risa seca—. Tengo a mi novia en el hospital desde hace meses, no me digas que no sé de lo que hablo. Son los supresores, que no los ingiera y, rogando que sea no esté avanzado, tiene que hacerse una desintoxicación lo más pronto posible. Solo pierden su tiempo yendo a enfermería.

     Dicho eso, el joven se fue, preocupando a los tres jóvenes.

     —Tae, cariño. Por favor, despierta. —BoGum estaba al borde de las lágrimas, por no decir que ya estaba hecho un mar de ellas.

     SeokJin y HoSeok entendían la preocupación del alfa, pero llorar no iba a salvar a TaeHyung, y menos pedirle que despierte cuando obviamente no iba a funcionar.

     Los tres jóvenes salieron rápidamente del aula y con TaeHyung en brazos. A medida que avanzaban, poco a poco, los párpados del omega fueron separándose y miró a sus amigos con la vista desenfocada. El dolor y el cansancio no le permitieron hacer ningún movimiento brusco, por lo que ninguno de los tres notó que ya estaba consciente.

     Pasaron cerca de cierto laboratorio, y así el azabache pudo ver y escuchar la celebración de otros tres hombres, diferenciando a JungKook. Quiso odiarlo, pero sentía como si todo su sistema de hubiese reiniciado, sintiéndose el indefenso niño del jardín, que no entendía por qué alguien que él apreciaba lo trataba tan mal. De pronto tuvo unas ganas irremediables de llorar, y lo dejó salir como cuando era pequeño, así sin más.

     BoGum, SeokJin y HoSeok lo asociaban al dolor, pero no era así, era la sangrante herida que nunca cicatrizó dentro de él. Tenía una brecha en el alma que no bastaba con cubrirla con un manto lúgubre para estar bien, sino curarla de raíz. Pero, ¿cómo obtener sanidad de la misma persona que le causó el daño? TaeHyung prefería seguir sangrando.

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     —Unos minutos es todo lo que le pedimos, profesor —pidió JungKook a su duro rector.

     Una cosa era que haya financiado su investigación —muy a regañadientes y solo porque JungKook era un buen estudiante, para aclarar—, otra diferente que creyera en lo fantasioso que sonaba el que un alumno haya encontrado la causa de tanta muerte a nivel mundial; incluso laboratorios famosos tenían problemas con eso.

     Sin embargo, el rector no podría escapar de ese trío, así que cedió para que terminaran lo más pronto posible. 

     —Bueno. Proceda, joven Jeon y compañía.

     Contento, el alfa alistó el portátil y el proyector, iniciando así su presentación.

     —Señor, como le dijimos hace rato, hemos estado trabajando en una muy posible causa de los descensos de los últimos años.

     —Para eso tenemos a los Laboratorios Lee, Jeon. Son especialistas, le llevan mucha experiencia —dijo el hombre mayor con un deje de ironía y burla en su tono. 

     JungKook no dejó que eso lo hiciera tambalear. Estaba confiado de los frutos de su investigación.

     —Sí, profesor, pero son betas. Yo soy un alfa, y nadie puede conocer mejor a mi lobo aparte de mí y de personas de mi raza, también los omegas. —Con eso, su profesor guardó silencio, cosa que los tres jóvenes agradecieron—. Como le decía, sabemos por los Laboratorios Lee que el problema radica en los supresores, pero no hay anomalías en éstos.

     —La composición, como es sabido, consta de cien miligramos de Diclofenaco Sódico y doscientos cincuenta de Paracetamol; en los más fuertes, una pequeña dosis de Ibuprofeno —explicó SooBin, mientras YeonJun aplicaba las diapositivas.

     —El Paracetamol neutraliza los nervios transmisores de dolor, misma función que el Diclofenaco Sódico, pero éste último también baja la inflamación —prosiguió JungKook.

     »Tuvimos que hacer pruebas en caninos, ya que se sabe que el animal interior de un omega es un lobo, pero lo más cercano que tuvimos a eso fue un can. Cuando una persona con naturaleza lobuna ingiere los supresores, no solo afecta su cuerpo, sino también a su lobo. El estado del animal es frenado con ciertas dosis, y siempre ha funcionado bien, pero he aquí un detalle: La relación de un humano con su lobo décadas atrás era muy unida, tanto que podían mantener una conversación o transformarse en dichos animales, por ende, la potencia del celo los volvía primitivos arrastrados por sus impulsos, entonces se necesitaba una gran dosis de medicamentos para contrarrestar los efectos. 

     »Sin embargo, hoy en día ya no es así y la relación es totalmente nula, entonces el celo ya no ataca tan fuerte y nuestros instintos son controlados por nuestra razón. Al consumir tal dosis de Paracetamol, afectamos directamente al lobo, es por eso que en los análisis de sangre realizados a los difuntos no se halla la causa de su muerte. Eso era lo que teníamos que decir, gracias.

     Con una reverencia, los jóvenes finalizaron la presentación. YeonJun se encargó de entregarle los exámenes hechos al boquiabierto hombre que no cabía en su asombro. Verificó con rapidez los resultados de cada prueba y todo confirmaba lo que YeonJun trataba de explicarle.

     Su maestro y rector estaba boquiabierto, y de inmediato prendió el altavoz para dar el anuncio a los alumnos a través de los parlantes.

     —Señores, tenemos una gran noticia para los alfas y omegas. Una posible salvación.

Roze Blume 🌹

‹ｅｄｉｔｅｄ›