—Hoy es la graduación, JungKookie —decía TaeHyung con nerviosismo.
—Hey, amor. —JungKook lo tomó por los hombros y lo posicionó frente a él—. Tranquilo, ¿sí? Ya has pasado la peor parte, solo tienes que dar un discurso.
—Igual tengo miedo, hyung —puchereó.
JungKook adoraba cuando lo llamaba así.
Llevaban tres meses juntos y habían sido los mejores de su vida. Cuando les dieron a sus padres la noticia, EunHwa se desmayó. Por suerte, no fue grave, según lo que les dijeron, porque no podían viajar en pleno ciclo de clases. Mañana viajarían por fin para decirles a sus padres cara a cara, pues éstos todavía pensaban que se habían puesto de acuerdo para gastarles una broma o pretender ser la pareja de esposos perfecta.
El alfa cortejó a TaeHyung unas semanas, luego le pidió que sea su novio, ya que se habían saltado de ese paso directo al matrimonio. Recordaba los ojos llorosos del azabache y el brillo especial que había en ellos. Fue ahí cuando se dio cuenta que esos eran los ojos que quería ver antes de morir.
Un mes después, TaeHyung accedió a mudarse con él, pues su apartamento era un poco más grande. Así que ahí estaban, viviendo el sueño por fin cumplido de los que eran sus jóvenes corazones desde que conocieron lo que era amar a alguien.
—TaeHyung —llamó el castaño, y el omega lo miró—, dame un beso.
Con una sonrisa pícara, el omega juntó sus labios deseosos con los de JungKook.
Si bien no estaba marcado, no se sentía en necesidad de estarlo si su vida estaba unida a la del castaño por una conexión más fuerte que una física.
Mientras repasaba la cálida boca de su novio, no pudo reprimir el impulso de acariciar su abdomen y repasar las curvas que formaban sus músculos marcados. Las manos de JungKook se aventuraron a recorrer su espalda, todo el largo que ésta suponía. Su cintura era su gloria, sus labios su perdición y la curva marcada de sus glúteos al terminar su espalda era el cielo.
Travieso, TaeHyung introdujo sus manos por debajo de la playera que traía el castaño, sintiendo el calor de sus dedos abrigar la tersa piel. Sus lenguas se entrelazaron, buscando más sabor, más placer, complicando sus respiraciones.
El alfa bajó más sus manos, apretujando la suavidad del trasero del menor. La voz de su chico entonó un gemido bajo y grave que se perdió en la boca contraria. Sin poder aguantar más y sintiendo la molestia en su parte baja, JungKook levantó al omega de los muslos y lo llevó alzado hasta su pequeño nido de amor: su habitación.
—JungKook —suspiró TaeHyung.
El omega solo recibió un gruñido por parte del aludido, pues estaba más concentrado en lamer la piel de su torso mientras lo recostaba en la cama sin mucho cuidado.
La experta lengua de JungKook, especialista en despertar los deseos del menor, le hizo tirar hacia atrás la cabeza, enloqueciendo de placer al sentir la respiración del castaño enfriar el rastro de saliva que iba dejando desde sus clavículas hasta llegar a su pezón izquierdo.
El alfa sabía que uno de los puntos más erógenos de TaeHyung eran sus pezones, así que no dudó ni un segundo en mordisquear y jugar con ellos, mientras el omega jadeaba con fuerza, como si se le fuera la vida en ello.
Finalmente se separaron, muy a su pesar, y se despojaron de sus prendas entre miradas coquetas y desvergonzadas. Una vez completamente desnudo, TaeHyung volvió a echarse en la cama y separó sus piernas en una descarada invitación al alfa, quien no la desaprovechó. Ambos estaban excitados hasta el límite, anhelando contacto lo más pronto posible.
La entrada del menor no tardó en comenzar a lubricarse, en lo que la piel canela del azabache emitía un potente aroma que desesperaba a JungKook. El alfa marcaba el cuerpo de TaeHyung con su lengua, mordisqueando y succionando, dejando zonas enrojecidas como clara marca de autoría.
Pero TaeHyung ya había disfrutado lo suficiente, era turno del mayor, así que se incorporó, dejando a JungKook de pie con la mirada fija en sus movimientos. Sin pedir permiso atrapó el miembro contrario entre sus manos. Las piernas del castaño se adormecieron por el estímulo que suponía la vista tan provocativa que el omega le otorgaba y las tibias manos de su omega alrededor de su falo. El azabache, lenta y tortuosamente, introdujo toda la longitud en su boca, deleitándose de placer.
Por unos minutos mantuvo el ritmo, mientras las piernas de JungKook amenazaban con fallar por la estimulación que recibía.
—Lo necesito, hyung —dijo TaeHyung en un tono meloso y con un hilo de saliva cayendo de sus labios.
—Lo que tú digas.
Con una sonrisa curvando sus brillosos labios, el menor le dio la espalda al castaño y quedó de rodillas, inclinado, dejando su entrada a la vista y su mejilla derecha sobre el colchón.
Sin preparación ni más estímulo del que ya había recibido, JungKook se abrió paso en el interior de TaeHyung. Éste le dedicó un coro de gemidos y un par de palabras obscenas que llevaron la lujuria de ambos al límite.
Embestida tras embestida, el castaño no se cansaba de acariciar la fina espalda que tenía enfrente y las redondas nalgas. Los jadeos salían de su garganta aun si intentaba reprimirlos y, a decir verdad, no estaba poniendo verdadero empeño en no ser escuchado.
—Quiero verte, amor... —dijo el alfa, a lo que TaeHyung lo dejó salir de él y se recostó boca arriba.
Ambos se miraron con la boca entreabierta y con sus pechos subiendo y bajando por sus agitadas respiraciones. La escena era íntima y erótica, llena de pasión rebosante que casi no alcanzaba en la pequeña habitación.
JungKook no demoró en meterse entre las largas piernas de TaeHyung, acariciando sus jugosos muslos. Pequeñas lágrimas de placer huyeron de los ojos del omega al sentir a su amante de nuevo entrando en él. El castaño enjugó todas, bebiendo de ellas y limpiando con su propia boca el rastro de saliva que se le había escapado al menor.
Al sentirse cerca del éxtasis, el ritmo se aceleró a pedido de ambos, y en un par de estocadas JungKook inundó las paredes internas del azabache, y éste, a su vez, manchó ambos torsos con su semilla. El nudo comenzó a extenderse, obligando a la pareja a acomodarse en la cama. El alfa lo abrazaba por la espalda, reposando sus brazos en la cintura de su novio.
—Tendré que tomar la pastilla. ¿No sería mejor si tú te cuidaras? —dijo el azabache con cierto deje de reproche en su voz.
JungKook lo abrazó con más fuerza y besó sus cabellos. El omega se refugió en esos brazos que cubrían su desnuda anatomía. Sus cuerpos y aromas unidos le daban una tranquilidad que no encontraba en ninguna otra cosa y TaeHyung no podía estar más agradecido con la vida de haber puesto al alfa en su camino, pese a todo lo que tuvieron que pasar.
—Es verdad, lo olvidé. Será para la próxima, ojalá sea pronto—susurró el mayor con la voz rasposa, consciente del efecto que tenía en el azabache—. ¿Más relajado para esta noche?
JungKook sonrió sobre el hombro de TaeHyung, besando la piel descubierta y acariciando la cintura que apresaban sus manos.
—¿Qué hay esta noche? —respondió el azabache, siguiéndole el juego a su novio y sacándole una risa.
A decir verdad, el menor estaba mucho más tranquilo. Los nervios habían pasado a segundo plano, cosa que agradecía porque llevaba horas atormentándose con su propio pesimismo.
—Te amo, TaeHyungie —dijo JungKook con sinceridad mientras besaba su nuca, logrando que el menor se removiera en su lugar y se acurrucara más contra el cuerpo del alfa.
—También te amo, cariño. Te amo.
Eso fue lo último que se escuchó de TaeHyung antes de que cayera rendido al sueño bajo las caricias del castaño.
Roze Blume 🌹
‹edited›
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Extinción ©
FanfictionKV┃completa. ❝Alfas y omegas se están extinguiendo. Para prevenir eso, los gobiernos de varios países en el mundo imponen la unión de alfas con omegas para así incrementar la población de almas lobunas, y eso llega hasta Corea del Sur; específicamen...