Extinción ©

[Extra]

     TaeHyung y JungKook amaban a sus pequeños sobrinos, claro que sí, pero de ahí a encargarse de ellos... pasaban totalmente.

     —¡¿Cuántos días?! —exclamó JungKook.

     —Son solo dos días. Yo te ayudé la otra vez con JaeMi —respondió JiMin.

     —Sí, pero solo fue una tarde. Dos días con tres niños... ¿tienes idea? ¡Podría morir en el intento!

     TaeHyung suspiró y soltó una risa. NamJoon no decía nada, si fuera él, tampoco querría quedarse encerrado dos días con un grupo de niños hiperactivos.

     —JungKook, JaeMi va a clases en la tarde y hoy dormirá en casa de JiHye, así que solo quedaremos con BaekHyun y ChanYeol —explicó el omega de cabello oscuro.

     El castaño miró a TaeHyung con una ceja enarcada e hizo una mueca: su esposo tenía razón.

     —Me preocupo por ti, amor. ¿Podrás con ellos dos?

     —Estás hablando muy en singular, JungKookie. Querrás decir "podremos".

     JungKook asintió repetidas veces y pasó su brazo derecho por los hombros de TaeHyung. JiMin los miraba con una ligera sonrisa.

     Sucedía que BoGum y YoonGi iban a celebrar su aniversario de bodas, así que les habían pedido a TaeHyung y JungKook cuidar de su pequeño terremoto. Pero, de último minuto, JiMin y NamJoon también habían decidido tomarse unos días para ellos, y acudieron a sus buenos amigos para cuidar de BaekHyun.

     La pobre pareja quería ayudar a los cuatro, pero, si JaeMi era inquieta, ChanYeol y BaekHyun podían ser un huracán, aunque éste último era mucho más calmado que el resto de la "jauría", como solía decirles HoSeok. Lamentablemente, él y SeokJin estaban en Gwangju de vacaciones y no podían hacerse cargo de algún menor. Todo el mundo estaba de vacaciones, pero JungKook y TaeHyung estaban a punto de sacrificar dos días lejos del trabajo por cuidar a tres revoltosos.

     —Está bien, está bien. Podemos conseguir una niñera —dijo JiMin al notar la duda en los semblantes de sus amigos—. ¡YoonGi! ¿Me pasas el número de la niñera de ChanYeol, por favor?

     El peli-gris asintió y comenzó a buscar en su celular el contacto de la agradable mujer que cuidaba a su pequeño de vez en cuando. Esa señora debió haber sido un ángel en su anterior vida porque tenía una paciencia infinita y un don para domar hasta el niño más inquieto e insoportable del mundo.

     —JiMinnie —habló TaeHyung, interrumpiendo a los dos padres—. Nos haremos cargo, no te preocupes. Nos debes una —bromeó.

     Los ojos del pelirrojo se iluminaron y agradeció con un abrazo a la pareja.

     —Lleva a JaeMi a sus clases, de paso —agregó JungKook, palmeando la espalda de NamJoon.

     JiMin asintió y salió junto a la niña, quien se despidió de sus padres y cargó a su espalda su mochila en la que llevaba su ropa para la pijamada con JiHye. NamJoon iba detrás de ellos, preguntándose dónde demonios había dejado las llaves del auto y cómo le diría a JiMin que no se moverían hasta averiguar su paradero.

     Una vez se fueron, TaeHyung se volteó hacia JungKook y lo miró con el entrecejo fruncido.

     —Eres un grosero —acusó el omega, mientras que de fondo se escuchaba a YoonGi y BoGum llenar de instrucciones sobre el buen comportamiento a su pequeño hijo.

     —Solo me preocupaba por ti. De nada —se defendió el alfa con un tono infantil.

     JungKook iba a irse, claro que sí, como un niño enojado haciendo una escena. TaeHyung rio por la actitud de su esposo y lo abrazó por la espalda.