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《... Se trata de un joven alfa, estudiante de la Universidad de Busán. A sus veintidós años, con ayuda de Choi SooBin y Choi YeonJun, descubrieron algo que, de hecho, explica la causa de las muertes en Corea y en el mundo. Al principio solo fue una hipótesis, pero, al enterarse el doctor Lee, se hicieron las pruebas respectivas y se llegó a la conclusión de que estos tres estudiantes están en lo cierto. El Dr. Lee tuvo que detener su investigación sobre descifrar el patrón que comparte una pareja predestinada para atender este caso, y lo ha valido. Las palabras del doctor fueron: "Esos muchachos salvaron lo que quedaba de esa especie. No merecen menos créditos que nosotros. Sin duda poseen unas mentes brillantes y una envidiable determinación."

La venta de supresores sin las modificaciones respectivas en las dosis ya fue detenida. En unas semanas saldrán a la venta las píldoras acorde a sus necesidades actuales...》

     —Han conseguido mi maldito número de teléfono y no paran de llamarme para hacerme entrevistas. ¿Puedo denunciarlos? ¿No les pasa a ustedes? ¡¿Por qué no están tan preocupados como yo?! —refunfuñaba el castaño.

     NamJoon, JiMin, YeonJun y SooBin se encontraban con JungKook, ayudándolo con su crisis post fama. Entendían que todo era nuevo para el alfa y que la idea de estar rodeado de periodistas no lo alegraba para nada, pero no podían hacer mucho. Los tres chicos eran el blanco de miradas agradecidas, miradas envidiosas y miradas también orgullosas. Sí, en parte era bueno para el ego de esos tres jóvenes, mas eso no significaba que habían trabajado tan duro solo para tener esos cinco minutos de fama. Sabían que su investigación les había abierto mil puertas de oportunidades de trabajo al finalizar sus estudios y eso era más que suficiente para ellos, pero, por el momento, tenían que lidiar con la prensa.

     —A ver. Primero, no creo que pueda denunciarlos —explicó SooBin—. Segundo, también nos han llamado a nosotros y ya aceptamos. De hecho, hoy venían, ¿verdad, Junnie?

     El otro beta y novio del hablante, asintió en respuesta, lo que ocasionó una mueca de terror en el rostro de JungKook.

     —¡¿Cómo?! Oh, madre Luna. ¡No pueden verme! —exclamó el alfa, alterado hasta la médula.

     Los gritos y movimientos del castaño estaban logrando reducir la paciencia de NamJoon hasta cero, y tal vez, solo tal vez, ese era el objetivo de su molesto amigo.

     —¡Ya relájate, que me contagias los nervios a mí! —NamJoon sacudió a JungKook, bastante exaltado.

     JiMin negó con una sonrisa, mientras que los otros dos chicos beta soltaron una carcajada.

     —Ay, NamJoon hyung. ¿Enloqueció? Controle esos nervios —dijo JungKook con frescura, mientras su amigo estaba a nada de un ataque cardíaco.

     El beta mayor se alejó del castaño con la respiración agitada. Su novio lo recibió y acarició su espalda con sus pequeñas manos, logrando calmar a NamJoon.

     —El punto es, Kookie hyung, que sí o sí tiene que hacer las entrevistas —dijo JiMin, manteniendo sus manos aún ocupadas.

     —Sí, vale. Lo haré. —JungKook sonrió y chocó los puños con la feliz pareja que susurraban entre ellos y reían en voz baja—. Fue un gusto ponerte los pelos de punta, hyung —dijo luego el castaño, riéndose de NamJoon, pues bien sabía que se irritaba fácilmente con gritos y actitudes desesperadas.

     —Que te den.

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     —¿A dónde vas, BoGum? Estamos hablando —regañó SeokJin al ver cómo el alfa revisaba su teléfono y se ponía de pie.

Extinción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora