—Sí, Yoon, te escuché.
—Solo dime si no puedes. ¿Qué tan difícil es eso? No tienes que ir para estar con cara de aburrido todo el rato. Puedo ir con NamJoon y JiMin.
JungKook inhaló y exhaló para no decir sandeces de las que se arrepentiría después. Ya suficiente había dicho y suficientes veces había pedido perdón de rodillas por no poder controlar su boca.
—Bien, eh... Iré, haré que la pases bien.
—Como veas. Hasta luego.
YoonGi colgó la llamada y JungKook miró la pantalla apagada de su móvil. Se encontraba sentado en el comedor, en la misma mesa que hace dos años. Recordó también que allí mismo había conocido a YoonGi, cuando le ayudó a colocar la pajita de su jugo y con su sonrisa lo encantó. Él no estaba enamorado por ese entonces todavía, pero sí llegó a estarlo unos meses después. Entonces, ¿por qué después de un año su relación se resquebrajaba como fina loza al caer al suelo? Sí, un año lleno de historias, anécdotas preciosas, pero que se habían manchado con el pasar del tiempo.
Todos sus momentos vividos, desde los más tontos y tiernos hasta los más íntimos, llegaban a la mente del alfa como cataratas. JungKook había cometido errores, sí, de los cuales estaba muy arrepentido, y que ahora estaba pagando con esa encrucijada de la que no podía salir. No se arrepentía de haber escogido a YoonGi, pero se recriminaba no haber escuchado a NamJoon todas esas veces que le advirtió que lo pensara mejor y no haberle hecho caso.
TaeHyung era un tema aparte —o quizás no tanto—. Las miradas asesinas y palabras hirientes eran pan de cada día, causa del mal humor de ambos en muchas ocasiones. Pero el problema era que el castaño una que otra vez se había desquitado con YoonGi, y no se perdonaba haberlo herido de esa manera. Sin embargo, arrepentirse no le servía de nada; su culpa no iba reparar lo que ya había roto.
Justo en esos momentos, cierta pareja tomó asiento en el comedor y, maldición, se veían tan felices que JungKook sintió algo de envidia. TaeHyung irradiaba feromonas por todos lados, bajas en potencia, pero podía percibir que estaba feliz. Pero el castaño percibió algo más bajo toda la nube de alegría, algo que no sabía lo que era, lo que sí sabía era que no era bueno. Restándole importancia, se puso de pie y se fue a su salón para organizar sus trabajos, ya que necesitaba la tarde libre para salir con YoonGi.
TaeHyung lo miró por el rabillo del ojo hasta que el castaño desapareció del comedor. No olía como hace un tiempo; de hecho, desde hace unos meses que parecía estar la mayoría del tiempo enojado o frustrado. No era su asunto, pero le daba algo de curiosidad. Tal vez podría fastidiarlo con eso a escondidas de BoGum, porque siempre que éste miraba la cicatriz en su ceja, suspiraba y rehacía su promesa de impedir a toda costa que se envuelva en otra pelea con JungKook. Hasta el momento iban bien, no había peleado a golpes con el castaño desde aquella vez. Ni siquiera quería volver a repetirlo, fue muy doloroso y le dejó varias heridas y moretones, aunque estaba seguro de que JungKook la había pasado igual.
—¿Has visto el último reportaje? Creo que los omegas siguen muriendo —decía BoGum, mientras el omega comía su arroz—. Tae, ¿me estás escuchando?
TaeHyung asintió.
—Sí, Bogie. Es solo que hace tiempo se volvió rutinario y ya no... ouch.
El de cabello azabache se quejó en voz baja de una ligera punzada en el vientre, pero hizo como si nada pasara y se recompuso rápidamente. Sin embargo, eso no pasó desapercibido para BoGum.
—¿Estás bien, Tae? —preguntó el alfa.
—Lo estoy, no te preocupes —respondió el omega, sin ánimos de ver a su novio como un paranoico.
—Amor, si no te sientes...
—Te dije que estoy bien —afirmó el azabache. Pronto TaeHyung notó el tono que había empleado y tomó una mano de BoGum, quien lo miraba con dolor y, muy en el fondo, sabía que también con decepción—. Lo siento, yo... creo que es por mi celo. Estoy bien, créeme.
El alfa quitó la vista de los ojos contrarios y también retiró su mano. El azabache frunció los labios y un vacío sentimiento se instaló en su corazón. No era una sensación agradable en lo absoluto. La culpa una vez más se hacía un espacio en él; reclamaba su mente para adueñarse de su tranquilidad y echarla. Era un sentimiento tan conocido como despreciado para el omega que se estaba quedando sin ganas de seguir luchando por todo lo que BoGum y él habían construido.
Su relación, con el tiempo, había decaído. Aunque era difícil de aceptar, TaeHyung tomaba el crédito de la mayoría del daño que había desgastado su relación de ensueño. Sus malas actitudes habían ido apagando el encanto de BoGum, y no podía sentirse peor persona. ¿En qué se diferenciaba entonces de JungKook? Incluso podía ser más inhumano, porque no dejaba ir a BoGum por el simple hecho de que, si lo hacía, lo emparejarían con alguien que odiaba.
Odio. Su predicado odio por JungKook también había ido mermando con el paso del tiempo. TaeHyung había encontrado, desgraciadamente, una similitud entre ellos dos. Odiarse a sí mismo cada vez que veía la rota mirada de su novio lo hacía sentir igual que JungKook. TaeHyung había aprendido a herir a quien lo amaba. No había diferencia alguna entre ese detestable castaño y la persona en la que se había convertido. No tenía derecho a odiarlo entonces. Ya no era más un odio desmedido, era lamento por llegar a ser algo que un día odió.
—Lo siento mucho, Gummie. —El omega se disculpó en un susurro y al borde del llanto, para luego salir corriendo del comedor, sin siquiera darle una explicación al confundido alfa, que lo miraba con nostalgia mientras una lágrima rodaba por su mejilla.
Dos amores al borde del desastre. ¿Intentar salvarlos o echarlos al abismo del olvido antes de causar más daño? Donde el egoísmo y el miedo a la incertidumbre los mantiene unidos, y el odio se reemplaza por autocompasión, ahí siempre hay lugar para una herida, una cicatriz o un corazón roto que difícilmente sana. Uno sufre; el otro aprende.
Roze Blume 🌹
‹edited›
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Extinción ©
FanficKV┃completa. ❝Alfas y omegas se están extinguiendo. Para prevenir eso, los gobiernos de varios países en el mundo imponen la unión de alfas con omegas para así incrementar la población de almas lobunas, y eso llega hasta Corea del Sur; específicamen...