Sinopsis:
Tras un evento traumático para su familia, Iris es obligada a vivir en cautiverio, desde los 5 años, con estrictas reglas para protegerla.
Su vida da un giro inesperado, cuando viaja a otro mundo, uno lleno de magia y seres místicos, muy...
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Lo único que no se restaura, son los daños provocados por la guerra entre los angelus. Con el dolor que eso conlleva, de inmediato ponen manos a la obra para ayudarse, incluso los sobrevivientes del clan Diamante ofrecen disculpas, por haber seguido a esa mujer, su argumento era evidente, estaban atemorizados, pues eran sobajados constantemente, sin ningún tipo de piedad. Esto fue confirmado por Adamantina, quien decide asumir la responsabilidad por su gente y trabajar en conjunto con los otros clanes a partir de ahí. Es nombrada regente de su clan y sigue el ejemplo de los dos más jóvenes.
Por el lado de Yue, advierte que aunque el poder de Angeline haya sido bloqueado, al crecer aumentaría y podría destruir sus restricciones o canalizadores, que ya de por sí eran los más poderosos que podían existir; por lo que debían ayudarle a entrenar para dominar su poder. Pero nadie sabía qué hacer, jamás se había visto algo parecido, se creía que abrir portales era algo exclusivo de los dioses y en toda la historia de Lapide, solo los tesoros podían hacer algo así.
—Está bien, si me permiten hacer mi búsqueda sin restricciones, puedo ayudarles con eso.
—Pero Yue, ya has hecho demasiado por nosotros, no tenemos como pagarte —dice Iris.
—La vida se encargará de eso, siempre existirá el balance, no hay un límite de tiempo para eso.
—Al menos deja que te ofrezcamos las comodidades necesarias... también como disculpa de mi parte, por el vergonzoso comportamiento que tuve —ofrece Ángel, haciendo una pequeña reverencia.
—Descuida, pude ver porque hacías las cosas, no te culpo y no guardo rencores a gente que intenta ser lo mejor de sí.
—Estoy en deuda —dice al tiempo que ofrece su mano y la mujer le responde el apretón.
Siete años después, en algún valle desolado, se ve una niña corriendo descalza y volando por doquier. Persiguiendo otros animales y disfrutando del viento que chocaba con su rostro. Llevaba una camiseta y pantalones holgados y sencillos en color gris, bastante desgastados. Su cabello era castaño claro, ya era largo pero lo llevaba trenzado. Lo mas destacable eran sus hermosos ojos, uno color jade y el otro violeta. No era otra que Angeline, quien había sido llevada a ese sitio a vivir, para entrenar bajo la tutela de Yue, hasta que pudiera controlar sus poderes. Condición que se puso a raíz de los estragos que causaba a su alrededor, en sus primeros años de vida, cada vez que su poder salía.
La niña cambia su expresión a una más seria, cuando avista una pequeña cabaña. De pronto alguien la ataca y ella detiene el golpe, cruzando ambos brazos hacia el frente, pero el poderoso ataque la impulsa varios ku hacia atrás, ella despliega sus alas para detenerse y regresar a toda velocidad, pero cambia su postura para dar una patada. Quien recibe el golpe no es otra que Yue, sonriendo. Intercambian varios golpes a gran velocidad, resultando en varias heridas en Angeline.
—Maestra Yue, no tiene piedad —dice mientras se venda los brazos.
—Necesitas aprender que las cosas no son fáciles, eso es lo más básico. Además tu poder no es común y no entiende esas razones, por lo que sino obtienes la disciplina y resistencia necesarios...