Capítulo 6 "Novedades"

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Un nuevo día en el Elite Way School. A primera hora de la mañana comienza a llegar los primeros autos al estacionamiento del colegio. Los alumnos del Elite Way invaden los pasillos. Saludos, abrazos y risas por el reencuentro. El sonido del timbre avisa a los alumnos para que entren a sus aulas. Comienza el nuevo curso.



- Sabía que Marizza no iba a aparecer – hablaba Lujan junto con Laura, Manuel y Marcos. – Pero esta mina ¿qué piensa?

- Lujan, ella es así de mandada. – le recordó Laura – Esperemos que no sea denso el castigo.

- Acabo de ver a mi papá con Sonia. – apareció Mía apoyándose en la espalda de su novio. – De seguro que vienen para hablar sobre Marizza. Esta mina siempre dando la nota.

La entrada de la profesora Hilda al aula les obligó a cada uno a sentarse en su asiento.

- ¡Hilda! ¿Volviste? – preguntó Marcos

- Siéntese alumnos, - les pidió mientras dejaba su bolso encima de la mesa. – Siento comunicaros que yo seré, una vez más, su profesora.

- ¡Vamos! – aplaudieron todos.

- No armen lio chicos. – pidió silencio. – Vuelvo, pero no seré su profesora de Historia. – todos se miraron extrañados – No puedo obviar que tengo una edad y por ese motivo no voy a seguir a pleno rendimiento con la materia.

- ¿Entonces? – preguntó Mia sin entender.

- Entonces continuaré como coordinadora y profesora de apoyo para aquellos alumnos con dificultades en ciertas materias. – los chicos sonrieron. – Esto supone que me tendrán a su disposición para cualquier problema. Y no debo decirles que puede contar conmigo para cualquier problema que ocurra en la convivencia. Seré vuestro coach. El Señor Dunoff me ofertó esta opción y no pude negarme. Os eché de menos chicos.

- ¡Vamos! – aplaudieron los alumnos ante la noticia.

- ¿Qué es este bochornoso espectáculo? – apareció en el aula el Señor Dunnof. – Siéntese ahora mismo Lassen – le regañó. - No llegará el día que estén en el aula manteniendo la compostura. - dijo avanzando por el aula hasta llegar a la profesora Hilda – Supongo que la profesora Hilda os ha comunicado las últimas novedades. – prosiguió el discurso ante la atenta mirada de la coordinadora. – Espero que sepáis apreciar la labor que la profesora va a desempeñar este año. – les avisó de manera dictatorial. – Este año como sabéis el colegio ha sufrido numerosos cambios y debemos adaptarnos a ellos. Para mantener la disciplina y la educación que el Elite Way lleva profesando durante varias generaciones. Un servidor – se señaló a sí mismo – se ha encargado de realizar varias llamadas y voy a presentaros a los nuevos preceptores. Pasen por favor. – pidió mirando al exterior del aula

En ese instante, apareció dos hombres, de no más de 26 años, uniformados. Uno de ellos era rubio, alto y con un cuerpo bastante definido. Se llamaba Matías Castro. El otro, por la contra, era moreno y de ojos claros. Se llamaba Pablo Heredia.

- ¿Heredia? – exclamó sin dar crédito Lujan.

- Alumna Linares, silencio por favor. – la calló el director. – ellos serán los preceptores este nuevo curso escolar. Confío que sepáis comportaros. Ellos velarán por vuestra seguridad, además de verificar vuestra buena educación acá en esta institución. – dijo el director. – Otra noticia que concierne a todos es la apertura de vacantes para aquellos alumnos que soliciten estar de pupilo. Hemos considerado esta posibilidad ya que hay muchos alumnos que vienen de las afueras de la ciudad o sus familias se encuentran trabajando fuera del país. De esta manera, se ha informado a las familias y en breve se colgará el listado del alumnado pupilo. - informó el director despertando los murmullos de los alumnos de quinto año. – Por favor, alumnos serenenses. Para terminar, debo darle la bienvenida a un nuevo ingreso en quinto año. Alumna pase – pidió el director.

- Luna – saltó de su banca Luján para abrazar a su amiga

- Lunita-exclamó llorosa Mia.

Todos los compañeros se levantaron de sus asientos para saludar a su amiga. Sin embargo y a pesar del bullicio en el aula, se escucharon unos fuertes gritos que procedían del pasillo. Cada vez eran más intensos debido a que se acercaban al aula de quinto año. Era Sonia y Franco.

- Entrá mamasita al aula – apareció una Sonia bastante enfurecida que cogía del brazo a su hija. – Perdón señor Dunoff por el retraso – dijo a regañadientes la vedette.

- Marizza – habló Pablo sorprendido al verla.

Marizza apareció tranquila y serena. De brazos cruzados, Marizza escuchaba a Sonia y Franco ante la mirada acusatoria del director.

Pablo y los demás miraban fijamente a su compañera. Marizza había cambiado, una vez más, su físico. Ésta había cambiado el color de su pelo a uno castaño natural bastante largo y se había dejado flequillo el cual acentuaba la forma de su cara morena debido al sol. Su vestimenta había cambiado también. Parecía que Mía le había ayudado, pero sin perder la chispa y originalidad que la caracterizaba. Verdaderamente se veía más hermosa que nunca.

- ¿Luna? – preguntó Marizza evitando a Pablo y prestando la atención a su amiga. - ¿Qué haces acá?

- Ciela bella – la paró Sonia – Ya tendrás tiempo para saludarla, ahora sentáte y presta atención al señor Dunoff – le mandó Sonia. – Dunoff necesitaríamos hablar con usted cuando tenga un huequito libre – le pidió señalando a Franco y a ella misma.

- RECREOOOO – gritó Guido al escuchar el timbre de la sirena.

- Lassen, compórtese. – se enfadó Dunoff – Acompáñenme Señora Rey y Señor Colucci.

Los alumnos comenzaron a salir del aula junto con los preceptores. Un grupo amplio permaneció dentro del aula.

- ¡Qué sorpresa Luna! – dijo feliz Marizza. - ¿Te quedás?

- Y si... Cualquiera le decía a mi tía que no. – rió Luna – Y vos estás re linda Marizza

- ¿Ves? Te dije que este color te iba re bien – le recordó Mía a Marizza

- Mía, dejáme. – le pidió. – Estoy aún asimilando que he regresado a este lugar lleno de caretas.





Fuera del aula, Pablo miraba desde el ventanal al grupo donde se situaba Marizza. Se veía tan bien. Tan linda.

- Eh, estas colgado Pablo. – le dijo Tomás. – Marizza no deja de sorprender.

- Si, está chapita – dijo el rubio medio embobado.

- Hermano, yo te voy a ayudar a recuperarla. – se solidarizó Tomas

- No cargues, es inútil. Lo nuestro ya fue. No estamos hechos el uno para el otro, sino ¿Por qué fracasamos cada vez que estamos de novios? – se sentó en el banco junto al ventanal del aula.

- Y... porque necesitáis controlar vuestro carácter. Confiar. Pili y yo tenemos discusiones y...

- Pará, pará... ¿desde cuándo das lecciones amorosas vos? – preguntó Pablo

- Desde que estás hecho mierda... Pablo parecés un alma en pena por los pasillos y uno de los motivos se llama Marizza. – le contestó serio. – Hermano, dejáme que te ayude. 

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Espero que os guste y aunque me resulte pesada acepto vuestras opiniones y sugerencias. 

Gracias. 

Elite Way School 5º AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora