Capítulo 70. "Más rebeldes que nunca (III)"

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Luján buscó con desesperación a su mejor amiga Marizza por todo el colegio. Desde que estaba tan fría e, incluso en ocasiones, tan agresiva, no se fiaba de dejarla sola ni un solo minuto, aunque su amiga no ponía de su parte.

Se dirigió, después de buscar por todas las estancias del colegio, a la habitación de Marizza en el Elite Way. Abrió la puerta sin cerciorarse en avisar y allá estaba. En su escritorio y aparentemente escondiendo algo.

- ¿Qué estabas haciendo? – le pregunté cerrando la puerta tras de sí.

- Nada – se encogió de hombros manteniendo la compostura.

- ¿Qué has escondido?- hizo hincapié Luján. 

Había tenido la percepción que algo escondía y, por la actitud nerviosa de Marizza, todo le hacía indicar que no se estaba equivocando. 

- ¿A vos que te importa Lujan? Sabes perfectamente que no me gusta que me controlen.- saltó Marizza a la defensiva

- Te voy a controlar mientras que estés con esa actitud de mierda – le recriminó. - ¿Qué te pasa Marizza? Las cosas se pueden solucionar. Se puede buscar justicia por lo que te hicieron, pero no de esta manera.

- Vos que sabrás sobre lo que me ha pasado Luján... No te puedes hacer ni una sola idea de todo lo que he sufrido. – la voz de Marizza se quebró. Pero quería ser fuerte y respiró profundamente para calmarse. – Así que por tu bien no te metas.

Lujan la miró decepcionada. 

- Está bien, no te molestaré más. – alzó sus manos decepcionada. – Por mi como si te estrellás contra la pared – le dijo Luján

- Muy bien. Me estrellaré – le gritó Marizza. – No hay drama.

Luján abrió la puerta omitiendo los gritos de su amiga.

- Vete, vete con Marcos – siguió gritando. – Ah no. Que no sos lo bastante valiente para decirle que no lo amás lo suficiente para comprometerte. – ironizó.

Luján cerró los ojos sin quitar su mano del pomo de la puerta. Tenía que serenarse. Marizza no era así, solo es el efecto de la bronca contenida.

- ¿No me equivoco verdad?Por eso venías. Querés distraerte o buscar un consejo que sabes cuál es, pero no querés porque sos una cobarde – rió Marizza. - ¿Qué pensaría Blas de todo esto? De ver lo frágil e insegura que sos – se cruzó de brazos

Luján abrió los ojos desmesuradamente. Marizza se había pasado. Se volteó y la agarró del cuello. La llevó contra el placar.

- No menciones nunca más a Blas. ¿Me escuchaste? – le gritó. Marizza intentó zafar del agarre, pero su amiga era muy fuerte. – Amo a Marcos y estoy dispuesta a pasar toda mi vida con él, así que te equivocas. Soy fuerte y tengo a mi lado a una persona que me ama y está dispuesta a acompañarme el resto de mi vida. – dijo segura. – Hazme un favor y, mientras que tengas esa actitud de mierda, ni te acerques a mí.

Luján la soltó con brusquedad y se marchó de la habitación de un portazo.

Marizza permaneció estática apoyada en el placar. A pesar de la frialdad de su rostro, se permitió el favor de derramar un par de lágrimas que secó con la manga de su jersey.

Inspiró y decidida se dirigió a la mochila que descansaba sobre el escritorio. De ella, cogió un paquete que escondió bajo su jersey. Con cuidado, abrió la puerta de la habitación y se marchó a hurtadillas.

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Elite Way School 5º AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora