HOMENAJE A SUSANA ORTIZ. "Perder un amigo"

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HOMENAJE A SUSANA ORTIZ. "Perder un amigo"


"Tía Sandra"


Narra Luna

Estudiaba historia en la habitación del colegio. Tanto Mía como Marizza, me habían invitado a su casa, pero me negué agradeciéndoles la invitación. Después de lo de anoche, no estaba de humor. Ni tan siquiera podía concentrarme para estudiar.

Suspiré y cerré el libro. Me tumbé en la cama y comencé a recordar todo lo que había sucedido la noche anterior. Fue sorprendente reencontrarme con Nicolás después de tanto tiempo sin saber nada él, ni tan siquiera su paradero. Él quedó igualmente sorprendido.

Creía que explosionaría con un llanto colosal como solía hacer. Sin embargo, fue totalmente distinta mi reacción. Me dio mucha bronca el verlo. Parecía que se había buscado otra vida, que no le importó dejarme atrás. Sin ninguna explicación. Ni tan siquiera un adiós. Por eso le abofeteé. No era asidua a ese comportamiento, pero no quería darle el gusto de llorar delante suyo y tampoco quería arruinarles la fiesta a los chicos, sobre todo a Mia y Manuel que acababan de arreglarse.

Definitivamente, Nicolás se había olvidado de mí. Había rehecho su vida y yo debía hacer lo mismo. No debía esperar lo imposible.

Marizza fue mi cuida durante toda la noche. Ahogué mis penas mientras bebía alcohol. Marizza estuvo bastante preocupada pues no acostumbraba verme en ese estado, pero estaba cansada de ser la persona inocente y buena. Por eso, no dudó en cuidar de mí.  No tenía otro remedio y más cuando me veía danzar de un lado hacia otro perdiendo el equilibrio.

Suspiré. Por una parte, me vino bien desinhibirme. Al y al cabo, la pasé bien aunque no recordara nada. 

Me levanté, pues un ruido ensordecedor acudió a mi estómago. Apenas había desayunado, me había levantado con una resaca terrible que me había quitado todo el apetito hasta ahora.

Bajé las escaleras del hall, cuando vi entrar a mi tía. ¿Qué hacia acá? ¿Habría pasado algo con mi hermanita? 

- Tía – corrí hacia ella para abrazarla.

- Lunita mi amor – me saludó abrazándome fuerte.

- ¿Le pasó algo a Flor? - dije atropelladamente. 

- No, mi vida. Florcita está bien. 

Luna se separó de su tía y la miró sin entender. 

- Unas buenas amigas me contaron que necesitabas el cariño de tu tía y acá estoy. – sonrió. 

Pensé en Marizza y Mia. Seguramente, habría sido ellas. Tenía suerte de tenerlas como amigas.

- Tía... Ellas son un poco exageradas, no debías haber venido. El viaje es muy largo y costoso ...

Ella me calló con el dedo.

- Haría mil viajes por vos, Luna. Vos y tu hermana son lo más importante que tengo y si están mal, yo siempre voy a estar a vuestro lado. – me acarició el rostro.

Yo sonreí. A decir verdad, la necesitaba. Ella me escuchaba y me entendía. Era la mejor compañía que en ese momento podría tener. 

La tía Sandra era mi segunda mamá. Ella nunca tuvo hijos pero amaba a mi hermana y a mí como si fuéramos hijas suyas. La quería. Había estado siempre en mi vida. En las buenas y en las malas, mi tía Sandra siempre había estado conmigo.

Elite Way School 5º AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora