Capítulo 50. "Tierra de por medio"

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¡Hola mis lectores y lectoras!

Aquí os dejo un nuevo capítulo de EWS 5º AÑO. Hemos pasado el ecuador de esta historia y poco a poco vamos a resolver cada una de las tramas que se estaba sucediendo. 

Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Los leo todos y disfruto mucho. Uno de vosotros me ha pedido una maratón de EWS 5º AÑO. Prometo daros una maratón de unos capítulos más el lunes que viene. En esta semana se me hace imposible porque reestructuré los capítulos para que fueran más larguitos (por petición popular) y ya los tengo todos planeados y, lo más importante, trabajo desde casa en esta cuarentena y tengo muchísimo trabajo esta semana. No me dá la vida para más. Pero prometo que el lunes tendreis maratón de capitulos. 

Muchisimas gracias por el apoyo. ¡50 capitulos ya y no os habeis aburrido de mí! El mérito lo teneis vosotrxs. 

Un besazo enorme y cuidaros

Nos leemos mañana en un nuevo capítulo. 





CAPÍTULO 50

- Tengo agujetas en sitios que ni sabían que existían – se quejó Marizza.

- Sos una exagerada – rió Lujan.

- Yo estoy igual que ella – puntualizó Luna esquivando algunos chicos del pasillo.

- No están acostumbradas eso es todo – repitió Lujan. – Lo que ayer nos hizo hacer Sonia es un simple calentamiento...

- Yo no sé mi vieja donde aprendió... Si ella no mueve ni un solo dedo por tal de no romperse una uña – se sentó abatida Marizza en el asiento del aula. Eran las primeras en llegar al nuevo día de clases. – Yo no vuelvo más al entrenamiento. Me niego

- Eh Marizza, no podés fallar – la animó Lujan.

- ¿Y a ti desde cuando te gusta el grupo de porrista? – se extrañó Luna

- Y... el año pasado me gustó... Eso de hacer piruetas – sonrió. - Está bien

Durante todo el camino hasta llegar el aula y estando en el aula, Laura, que había estado con las tres chicas en todo el momento, permanecía ausente ante la conversación. Marizza la observó y pudo notar que su amiga estaba bastante apenada. Aprovechando que estaban solas en el aula, Marizza vio la oportunidad perfecta para peguntarle.

- Laura, ¿Qué te pasa? - le preguntó - Estás ausente, ¿es por Lola?

- Nada que ver... Gracias a Fran, he aceptado de a poco lo de Lola.

- ¿Fran? – se sorprendió Luján.

- Y sí... Parece mentira, pero Fran ha estado más atento a mí que mi propio novio.

- Uhhhh, esto tiene que ver con Guido. – adivinó Luna

- ¿Qué te ha hecho el imbécil descerebrado? – se enojó Marizza

- Nada

- Nada los pomelos – dijo Marizza - ¿Qué te hizo?

- Está diferente... No me da bolilla... Ni tan siquiera se ha preocupado por mí en cuanto a lo de Lola.

- Si es que todos los hombres son igual de inútiles – agregó Marizza.

- Y ni tan siquiera se ha acordado que hoy es nuestro cumplemes – prosiguió

- ¿Cumplemes Laura? – soltó una sonora carcajada Lujan

- Si, bueno... Es una taradez nuestra, pero eso es lo que me enamora de él y ahora... Parece que se aburrió.

- No te extrañes... - se encogió de hombros Marizza – Todos los pibes son iguales. Cuando te consiguen, te tiran como una porquería.

- Marizza, ¿vos estas bien? – preguntó Luna.

- Y si ... - se defendió. – Definitivamente no os entiendo. Si no armo bardo porque no armo bardo y cuando lo armo también está mal...

Las chicas la miraban preocupadas mientras ésta permanecía de brazos cruzados. Iba a contestar, pero todos sus compañeros comenzaron a llegar al aula. Ellas se colocaron en sus asientos.

- Mirá lo que he hecho para vos – apareció Pablo dejándole una carpeta a Marizza – Son los ejercicios de matemáticas... Los que tenes atrasados.

Marizza cogió la carpeta y le echó un vistazo ante la atenta mirada de Pablo. La verdad que le venía ni qué pintado, pero no la iba aceptar.

Pensó en todo lo que había ocurrido antes de volver a Buenos Aires. En Bariloche todo era mejor. Era perfecto. Sin embargo, Pablo tuvo que ponerle entre las cuerdas. No quería volver a Buenos Aires, estaban re bien allá. Ella volvió a cambio de dejar todo lo que habían vivido en Bariloche y le pidió que no preguntara por esa decisión si quería que estuviera en la fiesta de cumpleaños de Lujan. Pablo se enojó bastante y a regañadientes aceptó por tal de que Marizza volviera a Buenos Aires. A decir verdad, era una muestra de amor. Al menos no se había dejado llevar por el egoísmo que tanto le caracterizaba.

Marizza esperaba que Pablo cambiara la actitud con ella, pero sorprendentemente no ocurrió eso. La apoyaba aún más. Marizza sabía el por qué. Pablo era uno de las pocas personas que la conocía perfectamente y la actitud que había manejado durante todo este tiempo no era la habitual. Posiblemente el chico querría conocer qué le pasaba. "Ojalá le pudiese contar", pensó ella pero no quería ponerle en peligro.

Así que ya que Pablo no cambió la actitud con ella, Marizza debía poner distancia entre ambos. Aunque le era muy difícil, no le quedaba otra. Con la aparición de Javier y sus propios miedos, le era bastante complicado separarse de él ya que más que nunca sentía la necesidad que la protegieran. Que Pablo la protegiese. Aun así, debía dejar sus temores a un lado e intentar que reapareciera la chica rebelde que era. Si conseguía que los demás vieran en ella que todo andaba bien, posiblemente ni Pablo ni sus amigas estarían rondando tras ella.  Así que cuando vió a Paula en el Elite Way esperar a Pablo y éste reencontrarse con ella, vio la oportunidad perfecta para comenzar a poner tierra por medio. Necesitaba alejar a Pablo por el bien de todos.

- Gracias, pero no los quiero – le dio la carpeta. El rubio se quedó sorprendido.

- Marizza tenes que levantar la materia.

- No quiero tu ayuda Pablo – le rechazó.

Pablo apretó la carpeta de ejercicios consigo mismo y miró a sus amigos que le miraba preocupados. Se sentó junto a Tomás y soltó de mala gana la carpeta. Javier, que había visto desde su asiento todo, rió con sorna.

- ¿Qué te pasa tarado? ¿Queres que te meta una piña? – se levantó Pablo siguiéndoles sus amigos.

- ¿Vos y tus amigos? – le enfrentó Javier – Que miedo me dais. - dijo con sorna.

- Chicos, parad – se interpuso Manuel. – Viene la profesora. No armen bardo – pidió llevándose a Pablo a su asiento.

La profesora de literatura apareció en la clase saludando a los alumnos con un sonoro "buenos días". Todos los alumnos comenzaron a sacar sus carpetas y estuches para comenzar la clase. El día iba a ser largo.

- Tenemos que pensar algo para ayudar a Laura – le susurró Marizza a Luján. - Guido se va a arrepentir de no haber ni registrado a Laura – sonrió.

Una fila más atrás, casi al mismo tiempo.

- Tenemos que comenzar con el plan contra Javier. Y debe ser ya – susurró Pablo a sus amigos. 

Elite Way School 5º AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora