Elite Way School 5º Año

Capítulo 75. "Últimos días en el Elite"

Capítulo 75

Los días pasaron en el Elite Way School.

Tras proclamarse vencedores del primer torneo nacional de porristas, el alumnado del Elite Way se preparaba para sus últimos días del curso. Los exámenes finales habían dado el pistoletazo de salida y los nervios y las ganas de acabar con aquella tortura era común en la mayoría de los alumnos y las alumnas.

- El examen de Matemáticas ha sido imposible – se quejó Belén

- A mí me ha parecido fácil – se encogió de hombros Laura.

Entraron en la cafetería y se unieron a los chicos que estaban sentados en una de las mesas.

- ¿Saben algo de Javier? – preguntó Vico dándole un sorbo a su jugo.

- Suponemos que está muy entretenido resolviendo sus problemas con la policía – dijo Guido con sorna.

Marizza y Tomás rieron al unísono.

- Son unos capos. – sonrió Rocco. – Pero os la re jugasteis.

- Se la jugó Marizza... Nosotros le allanamos el camino – dijo Tomás mirándola cómplice.

- Yo sabía que no te ibas a quedar quieta petisa – le besó la cabeza Manuel que estaba sentado junto a ella.

- Bueno, no pensemos en ese tarado. Ya fue – contestó Marizza. - ¿Qué tienen pensado para el acto de graduación?

Todos se encogieron de hombros.

- Vamos chicos, es nuestra graduación debemos hacer algo... - apremió la rebelde.

- Podría cantar Erreway – propuso Marcos.

Los tres integrantes se miraron apenados.

- Erreway no puede cantar si falta uno de sus integrantes – musitó Mía. Manuel asintió dándole la razón. Marizza evitó cualquier contacto visual. Le dolía el pensar que no estarían juntos en el último día de colegio.

- Chicos debo marcharme – dijo Mariza con un hilo de voz.

En cuanto se marchó, un silencio se instaló en todos los presentes. Todos compartían ese sentimiento. Era difícil afrontar el último día sin Pablo. Habían compartido muchos momentos y este año había sido aún más importante. Más que nunca eran un gran grupo unido.

Mía y Manuel decidieron ir en busca de Marizza, mientras los demás permanecían en la cafetería.

- Che loco – comenzó a hablar Rocco. - ¿Y si preparo una sorpresita bien buena para los Erreway? – todos lo miraron extrañados. – En esta camarita – señaló la cámara que tenía encima de la mesa. – Guardo cosas grosas, podríamos utilizarlas para el acto de graduación.

- Grosas... ¿Qué pretendes hacer? – le preguntó Felicitas.

- Un homenaje, tal vez – se levantó. – Déjenmelo a mí. Estas manos – dijo moviendo sus manos. – Está apunto de realizar maravillas.

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En el exterior del Elite Way, Marizza se situaba en la gran barandilla que cercaba todo el colegio. Necesitaba estar solar. Llorar en soledad. Llorar por Pablo. Lo echaba de menos y, aunque le prometió que lo encontraría, no estaba segura si lo podría llegar a cumplir. No sabía dónde estaba, ni tan siquiera sabía si era lo propio. No quería ponerlo en peligro y ahora más estando en libertad Sergio Bustamante.