Capítulo 2. "Miedos e inseguridades"

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En el anterior capítulo...

A las afueras del colegio, un muchacho descolgaba del balcón un gran letrero de venta. Ansiaba deshacerse de ese departamento que su viejo, ahora en la cárcel, le había regalado. No quería tener nada que fuera suyo. Habían sido muchos meses de juicios y abogados para que su familia no cayeran en la ruina que su padre les había metido. Y, al fin, lo último que le ataba a él también sería olvidado.

Sin embargo, no podía evitar el recordar algunos de los momentos que habían pasado en ese departamento: sus jodas con sus amigos, los ensayos de la banda y los momentos a solas con la mujer de la que estaba enamorado. De nuevo, el orgullo de ambos había provocado otra ruptura. Aunque siendo sincero él había encendido la mecha para que todo eso ocurriese.

De nuevo se encontraba solo. Con un nuevo curso a comenzar. Con el anhelo de volver a verla. Con la esperanza que se amigaran. La echaba de menos. No podía evitarlo. El timbre de la puerta lo sacó de sus pensamientos. Dejó el letrero en la mesa del comedor y se dirigió a abrir la puerta.

- Hola Pablo.

Pablo quedó paralizado, sin poder creer lo que veía sus ojos.


Ya, en el Elite Way School, Manuel no era capaz de procesar la situación que estaba viviendo en ese mismo instante. De nuevo, ella. Esa chica angelical que resultó ser la mismísima hija del demonio, sin exagerar. Esa chica que fue capaz de anularlo y mentirle para conseguir su objetivo: ser suya. Esa chica que fue la razón por la que el curso pasado Mía sufrió tanto.

De nuevo, había vuelto. Como si nada hubiese ocurrido. Teniendo la cara de presentarse en el colegio y mostrarle su mejor sonrisa. Una sonrisa falsa y llena de maldad. No quería volver atrás. Jamás. Le había costado mucho esfuerzo que Mía confiase de nuevo en él. No iba a permitir que lo estropease otra vez. De eso, estaba totalmente seguro.

- Vete de mi vista Sabrina -sentenció entre dientes.

- Manu, te recordaba más educado- dijo con sorna

- Salí de acá – dijo enfurecido. – No quiero volverte a ver Sabrina.

- Creo que eso va a ser bastante complicado Manuel – le rebatió la chica con picardía.

En ese instante, apareció Fran y, al igual que Manuel, no daba crédito al ver a Sabrina en la biblioteca del Elite Way School. Instintivamente, miró a su alrededor. Buscaba a Mía. Si la novia de su amigo aparecía en ese momento, no quería imaginar lo que podría suceder. Manuel necesitaba ayuda.

- ¡Sabrina! ¿Qué tal? - la saludó interponiéndose entre su amigo y ella y así conseguir una distancia prudente entre ambos.

- Fran, sos vos – espetó la mujer de mala gana. – Bien. Contenta de estar por acá, ¿y vos? – preguntó sin quitarle la mirada al mexicano.

- Muy bien, comenzando otro nuevo curso – contestó Fran. – Por cierto, Manuel te buscan en secretaría. – se dirigió a su amigo guiñándole el ojo.

En el ala de las habitaciones femeninas, Mía permanecía encerrada en su habitación. Pensaba en la relación con Manuel. Las vacaciones les había servido para sanar las heridas y devolver la confianza en la pareja. El engaño de Sabrina había sido un golpe muy bajo y el detonante de la ruptura de la pareja el pasado año, pero además le había servido para madurar y ver la vida de otra manera.

No obstante, debía admitir que aún sentía inseguridades con Manuel. No por el hecho de que su chico no le mostrase en cada palabra y en cada acto su amor, sino por cuestiones personales suyas. Aún no había sido capaz de entregarse por completo a él y temía que esa situación llegase a aburrir a su pareja. Pero aún no era capaz de hacerlo y eso le angustiaba.

- Sos una tarada Mía – se dijo a sí misma.

De repente, apareció su amiga Vico. Vico había pasado las vacaciones con Rocco y su padre. La situación con su papá había cambiado por completo. Había resuelto su adición al alcohol y había encontrado un trabajo estable en una empresa.

- ¡Mia! – saludó a su amiga con un fuerte abrazo. - ¿Qué tal fueron las vacaciones? ¿Cómo estás?

- Re bien Vico. Unas vacaciones de ensueño. – le contestó la rubia. - ¿Y vos? Contáme.

- Han sido perfectas. Tuve tiempo para estar con mi papá y luego Rocco y yo nos fuimos a la costa. ¡Quién volviera allá! – rió, aunque las risas duraron poco al intervenir Felicitas en la habitación sin llamar.

-¡Vico he visto a Manu con Sabrina! – exclamó Felicitas sin cerciorarse de la presencia de Mía.- Mia, ¿qué hacés acá? – palideció. – No creerás lo que he dicho, ¿no? – rió de forma nerviosa

- Felicitas, repetí lo que acabas de decir. – sentenció Mia restando la distancia con su amiga.

- ¿Yo? ¿Qué he dicho? – preguntó nerviosa intentando buscar el apoyo de Vico que miraba atónita la situación. – Era una joda Mía. 

- Voy a matar a Manuel – dijo Mía saliendo de la habitación con un portazo.

- Feli, menudo quilombo que te has mandado. – agregó Vico, yéndose en busca de su amiga Mía

- ¿Y yo que sabía? – dijo Felicitas a sí misma cuando se encontró sola en la habitación.

A las afueras del Elite Way, Pablo permanecía petrificado en la puerta de su departamento. No entendía en absoluta la presencia de aquella mujer que había sido uno de los mayores engaños y decepciones que había tenido.

- Paula, salí de mi vista. – ordenó Pablo intentando cerrar la puerta, pero ella se lo impidió.

- No me voy a ir de acá Pablito. – afirmó convencida - ¿No te alegras de verme?

- Si te soy sincero, no – dijo con rabia. – Por favor, no estoy para perder el tiempo. Espero una visita importante.

- Lo sé, tu visita soy yo. – rió. – Me presento, soy la compradora de este fabuloso departamento. Mucho gusto. – le tendió la mano sonriente.

- ¿Qué? – se sorprendió el rubio. 

Elite Way School 5º AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora