NARRA MARIZZA
Y ahí estaba. Mi pesadilla. Y no exagero. ¿Por qué tiene que estar metida en todo? ¡Que obsesión tiene con ser el centro del mundo! Odio a mi mamá. La odio con todo mi ser.
No tenía bastante con obligarme a volver de mis vacaciones y a estar pupila en este bodrio de colegio. Además, tenía que ser profesora del Elite y verla cada estúpido día por los pasillos. Sin olvidar que tendré que aguantar los comentarios de los tarados de mi clase: ¡esta re buena!, ¿Marizza sos su hija?, ¡tremenda cola! y un largo etcétera. Eso era lo que me esperaba a partir de ahora...
- ¡Qué haces acá! - exclamé casi gritando. La cara de Sonia era de auténtico pánico.
- Señorita Andrade un respeto hacia su madre - exigió Hitler. Me mataba este tipo.
- Qué pretendes Sonia, ¿amargarme la existencia? - le recriminé enfurecida obviando por completo a todos los presentes.
- Marizza yo... - titubeó Sonia, pero no la dejé continuar.
- ¡No mama! - chillé histerica - Otra vez la misma cantinela de siempre no. No estoy dispuesta a que estés acá como profesora. Así que rechaza esta maldita oferta ahora. - le imploré
- Mi Ciela Bella no voy la voy a rechazar - me negó en rotundo.
- ¿No tienes bastante con todo lo que me has hecho? Dejáme en paz de una vez. - le grité desesperada. - ¡Rechaza la oferta ya! - le ordené
- No Marizza - me negó seria haciéndose la fuerte. Se equivocaba. La fuerte era yo.
- Te odio Sonia - le escupí cada palabra con rencor. - Ojalá te mates.
Salí del aula antes de que mis ojos se llenaran de lágrimas. Sentía impotencia. Sentía desesperación.
¿Por qué? ¿Por qué no podía tener una mamá normal? Una mamá que le diera el espacio suficiente a su hija, que no se entrometiera y que no intentara robarle su propia vida. Pensé que, al ser una familia, si lo que tenemos se puede llamar así; cambiaría su manera de ser. Habría más focos de interés que yo ¿no? Sin embargo, me equivoqué.
Corrí hacia el exterior del colegio. El aire fresco me golpeó la cara, pero fue satisfactorio sentirlo. Supongo que eso era lo más cercano que tendría como libertad. Pero no quería conformarme con eso.
A lo lejos podía escuchar la voz de Hitler y Sonia. No quería verlos. Quería salir de este infierno. Sé que llevaba dos días en ese lugar pero el problema era precisamente ese. En este momento, el colegio no era mi lugar y esto que había ocurrido lo confirmaba. Tenia muchos frentes abiertos y no quería enfrentarme a ellos. No podía. Podía admitir que estaba demasiado débil para ello. Por primera vez me sentía débil. No podía engañarme.
Continué mi camino directa a la salida, pero pude divisar desde lejos unos seis agentes de seguridad en el portón del colegio. ¿Habían doblado la seguridad? ¿Esto que era un colegio o un fuerte? Aún seguía escuchando sus voces, añadiéndose la de los preceptores.
Me desvié del portón y continué corriendo al extremo derecho. Si no recordaba mal había un pequeño cuadro de luz de hormigón cerca del estacionamiento. Podría usarlo como escalera para poder saltar el muro.
En efecto, cuando me aproximé lo suficiente, pude ver que continuaba en el mismo lugar por lo que mi idea no era tan mala. Me aproximé a él, subí y comencé a trepar la distancia restante del muro. Sin embargo, una voz me hizo parar.
- Marizza no lo hagas - escuché a Pablo.
Otra vez él. Una de las razones por las que precisamente iba a cometer esta locura. Ahí estaba de nuevo echando abajo toda mi fortaleza. Aquel que quería evitar y que más daño me hacía sentir pero que, a la vez, me hacía bien cuando lo veía. ¿Qué demonios me pasa?
- Pablo déjame eh. - le pedí y volví a mi tarea de escape
- Pero estás loca - dijo y lo vi por el rabillo del ojo como subía para situarse a mi lado. - Marizza no empeores más las cosas.
- ¿Empeorar? Creeme que el nivel ya se ha sobrepasado y no puede ocurrir nada peor de lo que ya ha pasado.
- No seas chiquilina Marizza - se atrevió a decir. - Dejame que te ayude por favor.
- ¿Sabes como me puedes ayudar? - le dije haciendo una pausa - Dejandome marchar.
Las voces se escuchaban cada vez más cerca. Ya no me quedaba tiempo. Apreté la mano de Pablo como señal de despedida y, sin darle tiempo para que me detuviera, escalé y desaparecí de su vista.
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Espero que os guste.
Es bastante movidito.
Gracias por leer, votar y comentar mi historia. Me alegra mucho la acogida que está teniendo.
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Elite Way School 5º Año
FanfictionOtro año más en el Elite Way School Nuevas aventuras Nuevos conflictos Amor Y sobre todo, mucha rebeldía. Abstenerse a adaptaciones. No está permitido la copia parcial y/o completa de la historia. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©️ 2020, CarmenM Sa...