Capítulo 27 " Me quedo"

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- Nunca... ¡Jamás! En la historia del Elite Way School ha ocurrido un hecho semejante. ¿En qué estabais pensando? Engañar al director de este establecimiento, engañar a los cuerpos de seguridad, engañar a la familia de la alumna desaparecida... - enumeró alterado Marcel. - Esta patraña que habéis organizado para zafar del castigo... Es bochornoso... Imperdonable... Abominable...Y os salió mal. Muy mal. – sentenció. - La Señora Rey me ha pedido que no tome represalias con ustedes... Pero no van a salir de rositas... Vuestro castigo será duro.., Severo...

- Dunnof – interrumpió Hilda en la clase de quinto año. – Aquí la única que se merece un castigo soy yo. Fui yo la precursora

- Pero... Pero... - titubeó el director – Usted... ¿Cómo?

- Si Marcel. La única culpable soy yo. Ellos no tienen nada que ver, fueron animados por mí. – admitió Hilda y todos los alumnos comenzaron a quejarse. No querían que Hilda pagara todas las consecuencias.

- ¡Callense! – gritó alterado Dunnof. Ante el silencio, se acomodó su traje – Profesora, acompáñeme a dirección por favor – le pidió mostrándole la salida con la mano. – Y ustedes, alumnos, tienen la hora libre. – informó el director y los alumnos salieron del aula contentos.


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En Bariloche, Marizza miraba a Pablo esperando una respuesta.

- No creo que sea bueno estar acá Marizza – rechazó la invitación Pablo. – Estarás re bien con tu papá y te vendrá bien estar distanciada de todo lo que te ha hecho venir acá.

- Pero si vos estás acá no es por casualidad – rebatió Marizza. – Sé que soy una cabeza loca y qué te he dicho en estos días que nos hemos visto que no quería nada con vos y que necesitaba tiempo... Pero esto que ha pasado, me ha hecho reflexionar. – le dijo cogiéndole la mano. – Miráte, estas acá ... En Bariloche... Sin plata... Y todo porque tenías la corazonada de que yo estaba acá. Te lo debo...

- Marizza no se... - negó de nuevo Pablo. – Mi vieja está preocupada, ya es hora de volver. He estado dos dias buscándote sin parar y...

- ¿Dos días?

- Si, Guido y Tomas me acompañaron toda la noche. – dijo Pablo. – Amaneció y estábamos re cansados y ellos volvieron al colegio y yo seguí buscándote. – le contó. – Estaba preocupado y, además, les prometí a todos que te encontraría. Sobre todo a tu mamá. 

Marizza sonrió. Habia estado jugándosela por ella.

- Quedáte – le pidió Marizza de nuevo. – Aunque sea por un día y así podés descansar. Prometo que llamaré a Sonia – espetó mirando a Martín que asentía seriamente. – Pablo, quedáte con nosotros.

Pablo la miró y sonrió. No perdía nada por estar un día más. Le había echado tanto de menos que dentro suyo se moría por quedarse junto a ella todos los días de su vida. Sin embargo, era consciente que su relación estaba muy dañada y esas heridas no iban a ser fáciles de curar. Pero por algo debían empezar y no quería perder la oportunidad.

- Vale – asintió Pablo y Marizza instintivamente lo abrazó. Martín sonrió al ver esa escena. – Me vendrá bien descansar un poco ¿no?

- Mas te vale Pablito – decidió hablar Martin. – Si mi hija no lo conseguía, te iba arrastrar al auto igualmente. – rieron todos a la ocurrencia de Martín. - ¿Qué os apetece para comer italiano o chino?

Los tres se encaminaron al auto de Martin. Los tres felices de reencontrarse. Los tres felices por compartir momentos. 

Elite Way School 5º AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora