MARATÓN EWS 5º AÑO. Capítulo 54

1.8K 74 7
                                    

- ¿Dónde está Pablo? – Marizza se acercó a Guido y Tomás.

No había pegado ojo en toda la noche. Sentía un huracán de sentimientos difíciles de controlar. Por un lado, algo dentro suyo descansó. Pablo sabía la verdad y parte de la carga que llevaba en sus espaldas se equilibró de cierta manera. Por otro lado, sentía pánico. Él no debería de saber nada y, quien quiera que fuese el que la amenazaba, no tardaría mucho en descubrirlo. Temía por Pablo. Temía por su familia. Temía por ella. No sabía cómo gestionar a partir de ahora la situación.

Anoche Pablo estaba fuera de sí, consecuencia de toda la información que recibió en poco tiempo y en parte porque ella le había fallado. Ese era otro de los sentimientos que la albergaban. Había engañado a Pablo y él estaba muy dolido. En cierta manera, ella había sucumbido a lo que siempre le molestaba de Pablo: la mentira, el engaño y la desconfianza. Pero no le había le quedado otra.

Por eso, en cuanto Marizza se levantó para ir a clases quiso buscarlo, pero no lo encontró ni en su habitación, ni en la cafetería ni en ningún otro lado del Elite. Esperó en clase, pero pasó la primera hora y se había ausentado. No les podía preguntar a los amigos de éste por lo que se limitó a esperar a que tuvieran el recreo corto. Lo que no esperaba es que sus amigos tampoco supieran nada de él.

- No lo sabemos, pensamos que vos tenes algo que ver – se enfrentó Guido a él.

- No... Anoche discutimos y se fue.

- ¿No sabes dónde puede estar? - preguntó más calmado Tomás al ver la reacción de la chica. Marizza negó con la cabeza.

- No me coge ningún llamado...

- A nosotros tampoco. – dijo Tomás. – Cuando nos hemos levantado, ya no estaba... A estas alturas de la mañana, ya sabrá Dunnof que Pablo salió sin permiso.

El preceptor Matías avisó al grupo que el auto que les llevaría al campo de deporte estaba esperándolos. Todos salieron del aula y fueron a sus loquers para coger lo necesario para la clase de deporte.

Antes de subir, Marizza miró a ambos lados con la esperanza de ver a Pablo.

- Eh petisa ¿te pasó algo? – se preocupó Manuel.

- No Manu, vamos – le dijo.

A punto de subir al auto con los demás compañeros, Marizza avistó a Paula desde lejos.

- Manu, me tenes que cubrir. – le pidió Marizza

- ¿Cómo? – preguntó. – Marizza ya estas amonestada, no armes más bardos. – le aconsejó.

- Manu por favor... Necesito que me cubras che – le dijo molesta. – Es de vida o muerte

- Está bien. – suspiró. Marizza le dio un beso en el cachete. – Ten cuidado por favor.

Marizza se apartó del auto y caminó con sigilo para que no la descubrieran ninguno de los preceptores. Una vez en el interior del Elite Way, Paula hablaba con Michi en la secretaria. Marizza se quedó en el hall esperando a que la morena saliera de allá. Tenían muchas cosas qué hablar.

Los alumnos del Elite Way se encontraban en el complejo deportivo para comenzar las clases. Las mujeres y los varones se encontraban cada uno en el vestíbulo para cambiar el uniforme.

- Luji, ¿Qué vas a hacer? – pregunto Luna asustada – Ese es el vestíbulo de los varones si te ven entrar Pablo o Matías te mandaran amonestaciones.

- Santa Luna no necesito tu pánico en estos momentos – le dijo Lujan. – Vos quédate acá y haceme de campana. – le explicó.

- Chicas – apareció Pilar, - Nos llaman para ir al campo.

- Anda y cúbrenos Pili, tenemos que dejar un regalito a Café – rió Luján.

- Oh, ¿le gustó el regalo a Laura? - se interesó la morena

- ¿Qué decis nena? – dijo Lujan sin entender.

- Ayer, me pidieron los chicos que les cubriesen para que Guido le dejase un regalo a Laura en su habitación.

- ¿Entraron en la habitación? – se escandalizó Luna- No le dejó nada, ni tan siquiera se acordó del cumple-mes de Laura.

- Por eso le vamos a dejarle un regalito... Uno muy especial por no se acordarse... Laura está hecha bolsa – continuó Lujan.

- Para... ¿entonces para que querían entrar? – reflexionó en voz alta Pilar. Pensó y su expresión cambió en cuanto supo la respuesta. La habían utilizado.  – Voy a matar a Tomi. – se enojó.

- Si querés podemos dejarle otro regalito a él- dijo con sorna Lujan.

Todos los alumnos de quinto año se reunieron en el campo de deportes para comenzar las clases. Estaban calentando y aparecieron Lujan junto con Pilar y Luna.

- ¿Dónde estaban? – dijo de mala gana Pablo Heredia.

- Tuvimos un problema y nos atrasamos un poco – explicó Pilar.

- No me importan. Tienen una amonestación cada una por llegar tarde – dijo el preceptor sin apartar su mirada de la libreta

- Pero eso es injusto – se quejó Luján

- Sino quiere usted otra más, debería callar y unirse al calentamiento- le espetó malhumorado.

La alumna resopló a disgusto. Después del silbato, comenzaron a realizar diferentes ejercicios de resistencia y velocidad. Una vez acabados, comenzaron a jugar al fútbol. Surgieron bastante discrepancia ya que el preceptor Heredia, también profesor de deporte, les dijo que jugarían las mujeres y los varones juntos y que hicieran los equipos mixtos. Las primeras en quejarse fueron Mia y compañía, pero no les quedó otra cuando el preceptor las amenazó con amonestarlas también.

La clase comenzaba a llegar a su fin cuando el preceptor vio a lo lejos a un alumno llegar. Era Pablo Bustamante.

- Alumno Bustamante en cuanto lleguemos al Elite, usted me va a acompañar al despacho del director Dunnof por...

El preceptor dejó de hablar al ver más de cerca a Pablo. Estaba enojado. Bastante nervioso, pero a la vez decidido. Miraba a uno de sus compañeros. En concreto, a Javier Alanis. En su mente, solo se repetía una y otra vez las palabras de su padre: "Javier no está solo en esto". Apretaba los dientes a la vez que la distancia entre ambos se reducía. Javier lo miraba con aires de superioridad.

Sin mediar ni una sola palabra, Pablo le propinó una trompada haciéndole caer al suelo.

- Vas a pagar todo lo que nos has hecho – sentenció y sin control se abalanzó hacia él cegado por la bronca. 

Elite Way School 5º AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora