Capítulo 47. "Encarar"

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CAPÍTULO 47

- ¿Mía?

Manuel siguió a Mía. Por un momento la perdió de vista, pero estaba seguro que había entrado en el gimnasio del colegio. Abrió con sigilo la puerta y la observó en una esquina cerca del equipo de música que utilizaban para las clases de coreo.

Manuel se acercó despacio a ella y se sentó a su lado. Permaneció en silencio escuchando junto a ella la canción que había elegido escuchar. Oía los sollozos de la chica. Le rompía verla así y más cuando era por su culpa.

La canción terminó y Mía apagó el equipo de música. Permanecieron en silencio un largo rato. Demasiado para ambos.

- ¿No vas a decir nada? – sollozó Mía

- No sé qué decir...

- Ya

- No sé en qué momento lo nuestro se ha puesto patas arriba

- Buah... Parece mentira que vos digas eso – se hizo la dura.

- Sí, te oculté lo de Sabrina y ya te lo expliqué... Te hice daño, lo siento. ¿Qué querés más?

- Desconfías de mi... No sos capaz de enfrentar las cosas... ¿Iba a enojarme cuando dijeras que habías contactado con Sabrina? Posiblemente, pero valoraría el hecho de haberlo contado. - hizo una pausa. – Aparte, ya veo que todas las atorrantas salieron de su escondite en cuanto se han enterado que vos y yo... Vos y yo andamos mal...

- Creí que el regalo era tuyo

- Creíste mal – dijo secándose la cara a causa de las lágrimas. – Hemos perdido una clase, es hora de volver

Mía se levantó, pero Manuel le impidió que avanzara unos pasos más cogiéndola de la mano. Ella volteó, pero lo que no esperaba es que Manuel estuviera a escasos centímetros de ella. El aliento de él lo notaba demasiado cerca y no podía apartar la mirada de los labios del chico. Hipnotizados el uno con el otro, sus respiraciones estaban sincronizadas como si fueran uno.

- No te vayas – dijo apenado. – No me dejes. – le pidió Manuel.

- Necesito saber que vos no sentís nada por Sabrina...

- Y no lo siento Mía. Ya te lo dije. – se desesperó

- Siento que... cuando está ella cerca tuyo... Vos... Algo se remueve en vos...

- Mía son imaginaciones tuyas. No se me mueve ni un pelo por esa mina. Por favor, creéme – le pidió juntando las manos con las suyas. – Te amo Mía

- Y yo... Pero tus palabras no bastan – dijo conteniendo las lágrimas.

Ella se soltó de él y se marchó corriendo dejándolo solo en el gimnasio. Manuel cayó desplomado. Totalmente derrumbado. No entendía nada. No podía perderla. Otra vez no.



Las clases de la mañana acabaron y todos se fueron a la cafetería a almorzar. Marizza salió una del aula para unirse a sus amigas. Había estado toda la mañana sentada junto a Pablo. Todas las clases. Todo el tiempo.

Por culpa de Javier, no estaban cumpliendo su pacto. Ahora estaban más unidos que nunca. Le daba miedo que aquel o aquella que le amenazaba apareciera de nuevo con alguna carta o llamada. Tenía un terror horrible. Pero debía admitir que le encantaba estar junto a él. Tenerlo cerca le hacía bien y en ese momento con más motivo ante la aparición de Javier.

Javier estaba irreconocible. Estaba lleno de ira y su mirada maquiavélica le aterrorizaba. Admitía que hizo todo mal con él, pues por intentar olvidar a Pablo comenzó una relación que no auguraba nada bueno. Pero es que tampoco sabía la verdadera personalidad de Javier. Parecía un chico tímido e inofensivo. En cambio, fue el cómplice de Sergio Bustamante para hundir a Pablo.

Sin embargo, no le parecía mal tipo. Hasta ahora. No lo conocía y, después del encuentro en la habitación, no era capaz de encararlo. Venía a hacer daño a Pablo y a ella... Ya se lo había dejado claro y eso era lo que más temía. Y sé que Pablo lo notó. Lo nota en su actitud. En su manera de expresarme. En su mirada. La conocía lo suficiente. Sabía que no estaba aterrada. Que no era la misma. Pero Marizza no era la misma desde hacía unos meses atrás. Desde la primera llamada aterradora.

Marizza ya no era la que todos conocía.

Marizza ya no era la chica rebelde del Elite Way School.

- Eh – llamó la atención Lujan. – Marizza

- ¿Qué? – preguntó disipando todos sus pensamientos.

- No estás bien – se cruzó de brazos. – No me quieres contar... Bue... No se lo quieres contar a nadie que te pasa. Pero te digo una cosa – hizo una pausa. – Luna me contó todo lo de Javier.

- Luján por favor te pido...

- No estás en condiciones de pedir nada Marizza – la paró. – ¿No querés contar nada? Ok. Pero no me voy a quedar de brazos cruzados... Al menos con lo que respecta a Javier.

- Luján no. Javier esta medio raro... Es mejor dejarlo pasar...

- ¿Vos te estás escuchando? – dijo enojada - ¿Hola? ¡Anda por allá Marizza! ¿La habéis visto? – dijo irónica preguntando a los de su alrededor. – Es petisa, una rebelde sin causa...

- ¿Podés dejar de dar el espectáculo Luji? – dijo apretando los dientes.

- Dejaré de montar el circo cuando vos despiertes... Y si no despertas, tomaré mis propias medidas comenzando con Javier – la encaró. – Tu sabrás lo que estás haciendo Marizza. 




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Nuevo capítulo. Más desencuentros... 

Espero que os haya gustado un montón. Me gustaría saber si os gusta el rumbo y la trama de la historia. Os leo. 

Un besazo enorme y cuidaros mucho. 

El lunes nos leemos en un nuevo capítulo. 

❤❤❤❤❤❤

Elite Way School 5º AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora