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Samuel estaba dormido en su cama, mientras Carla estaba acostada a su lado.

Lo estaba mirando y acariciando su rostro.

No podía creer que por fin lograron dejar todo atrás y estar juntos, pero no pudo dejar de pensar sobre cuánto tiempo iba durar esa felicidad.

Carla decidió que era hora de levantarse y irse a su casa antes de que sus padres sospechan algo y decidan llamar a Lu. No podía arriesgarse tanto, sabía perfectamente de lo que es capaz de hacer su padre.

Se estaba vistiendo y tomando sus cosas, le di un beso a Samuel en mejilla y salió lo más rápido que pudo.

Madre de Samuel ya regreso de trabajo y no quería despertarla ni mucho menos cruzarse con ella.

En cuanto llego a casa, se encontró con su madre quien tenía manos cruzados, mirándola.

No pensaba que alguien estuviera despierto en esas horas, pero sentía alivio de que no era su padre.

-¿Mama, que haces aun despierta? – le pregunta, dejando su cartera en la cama

-¿Estabas con Lucrecia todo este tiempo? Es demasiado tarde, estaba muy preocupada por ti. – le dice, acercándose

-Me demore un poco, no va volver a pasar. – le prometa

-Tienes que cuidarte, sobre todo después de lo que ocurrió con Marina.  No puedes andar sola en estas horas, Carla. – le dice, muy preocupada

-¿Marina? ¿Quieres decir a mi ex mejor amiga de toda la vida, a quien mato el psicópata de mi ex novio por culpa de mi padre? – dice Carla, sin contenerse

-Hablemos mañana, vete a dormir. – dice marquesa, no queriendo volver a abrir esa tema

De cierta manera culpaba a su marido de todo lo que paso, igual que Carla. Pero no podía verlo preso porque lo quería, de su manera.

Carla se fue a su habitación, estaba sonriendo, estaba muy feliz por pasar la noche con Samuel. Aun que quería despertarse entre sus brazos, eso era imposible hasta que las cosas no vuelven a normalidad.

La mañana siguiente se despertó muy temprano. Teo entro en su habitación y la despertó, le asusto ya que pensaba que descubrió que no estaba con Lu y iba a hacerle algo a Samuel.

-Carla, despierta ahora mismo. – le dice Teo, acercándose a su cama

-¿Qué te pasa? – le pregunta Carla, poniéndose comoda en su cama

Teo sienta en la cama.

-¿De qué viene eso de que volviste a casa sola en horas tardes? – le pregunta

-Ya veo que hablaste con mama. – comenta

-No puedes andar sola, le voy a decir a chofer que te acompaña donde sea que vayas. – dice

La cara de Carla cambia rápidamente.

-No, no es necesario. – le dice

-Nunca sabes que puede pasarte al salir de casa, la vida es dura, nadie está seguro en calles. – dice muy serio

-¿A que viene esta preocupación, papa? -le pregunta, levantándose de cama

-Es normal que me preocupo por mi hija. ¿Porque te niegues a aceptar seguridad cuando te lo ofrezco? ¿No me estarás escondiendo algo?- dice

-¿Que iba esconderte? – se defiende Carla

-No lo sé, tienes ese costumbre de no decir lo que haces ni mucho menos lo que piensas. Espero que estabas en casa de Lucrecia anoche y que no estabas en ese lugar espantoso. – dice

La Tormenta de ArenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora