Abismo.

382 77 11
                                    

Las alturas nunca fueron un problema para él, ni los suyos.

Quizás porque los vampiros no acostumbraban a vivir entre paisajes tan rústicos, pero siempre hay una primera vez para todo.

En especial, mientras su madrina le cargaba hasta la cima de aquella montaña siendo perseguidos por una enorme jauría de bestias.


—¿Estás listo para esto?".


—¿Importa? ¡Dudo que ellos vayan a esperar a que lo esté!. —Gritó lo más fuerte que pudo esperando que con ello su voz se escuchará.


"—¡Sujétate bien entonces!"


Tony sabía que aquel plan era arriesgado, que si su pareja lo supiera se enojaría y mucho.

Pero considerando las circunstancias, si ya era un objetivo prefería convertirse en uno bajo sus propios términos.

Puede que estuviera embarazado, pero no por eso sería una carga, tomaría ventaja de ello.

El aire cortante sacudía sin piedad sus ropas al igual que su rostro.

Era una ventaja ser un inmortal ante aquel frío glaciar, pero a diferencia de sus compañeros no contaba con un enorme abrigo de pieles.

Aunque trataba de distraer su mente con lo que sucedería, no podía dejar de preocuparse por su pareja.

Como quería correr hacía él, ayudarlo pero ahora mismo sólo sería un estorbo a su lado.

Tenían que ganar tiempo.

Y la montaña de tres picos era la indicada.

Se aferró con más fuerza a sus pieles al notar que estaban detrás de ellos.

Fueron los primeros en llegar, pero no pudieron admirar la vista por mucho tiempo.

Carol corrió con todas sus fuerzas, las pisadas resonaban en sus oídos.

El hielo comenzó a romperse debajo de ellos.

El estruendo se expandió derrumbando todo a su paso.

Y la gran nube de hielo creció cubriendo todo a su paso.


—¡¿Siguen vivos?!. —James gritó encima de ellos.


—¡No, es que estamos muertos y nos gusta platicar!. —Se aferró al cuello de su madrina observando como las bestias se precipitaban contra el abismo y pronto desaparecían ante la neblina. —¡Te dije que funcionaría!.


No había nada mejor que el terreno peleará por ti.

Aquella montaña aún en tiempos tan fríos como estos, era engañosa.

Más cuando tenía una buena cantidad de agua que alimentaba la cascada.

Logrando que mucha de ella fuera inestable, ya comprendía porqué ni siquiera los Licántropos se atrevían a subirla.

Cuando lograron subir, si bien no había un mejor escenario, era mejor que nada.

James combatía contra los demás Avviatos que lograron escalar, habían mermado sus números, pero no su sed de sangre.

Mordida SempiternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora